Hebe de Bonafini: La madre de Plaza de Mayo

Sin duda es una de esas personalidades a las que la historia oficial no va a poder ignorar. Cualquiera sea la opinión que uno tenga o le hallan formada acerca de ella, Hebe de Bonafini no es un personaje que pase desapercibido para la mayoría de los argentinos y más allá, cruzando esos límites que el poder impone como fronteras. Asi que no pude rechazar la oferta de Al Margen de sentarme con ella para hilvanar que diantres se trae esta señora tan poderosa.  
(Publicado por Al Margen en Diciembre del 2009. Las fotos son de Nicolas Pousthomis) 






Sin duda es una de esas personalidades a las que la historia oficial no va a poder ignorar. Cualquiera sea la opinión que uno tenga o le hallan formada acerca de ella, Hebe de Bonafini no es un personaje que pase desapercibido para la mayoría de los argentinos y más allá, cruzando esos límites que el poder impone como fronteras.
La historia de las madres de Plaza de Mayo es conocida a nivel mundial. Es el relato de cualquier mujer que ante la desaparición de sus hijos decide enfrentar al miedo y al poder en un camino que no tiene retorno.
Más allá de esa historia personal, está la de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que al igual que muchas organizaciones sociales de estos tiempos que corren, suele casi confundirse con alguna historia personal.
Desde 1979, Hebe de Bonafini ha sido elegida y reelegida una y otra vez al frente de la organización. Y no sólo es la presidente. Más allá de las decisiones tomadas en las asambleas que todos los jueves reúne pura y exclusivamente a las madres de Plaza de Mayo para hacer frente a los proyectos de la organización, ella es siempre la que pone la última palabra, el punto final, en todo.
Está hasta en el último detalle, en la redacción del más mínimo documento, en su papel de entrevistadora en la flamante revista Sueños Compartidos, en el cuidado de cada palabra que sale al aire en la AM 530 La Voz de las Madres, y hasta en la solucion de conflictos personales de los empleados de la organización. Muchos de los galardones internacionales adjudicados a la asociación fueron en realidad otorgados a título personal y pocas son las referencias que hay en la página web oficial de la asociación a la palabra de otra madre que no sea ella. Ninguna madre de Plaza de Mayo recibe a diario la llamada de Bono, Fidel Castro, Hugo Chavez o la presidenta Cristina Fernández de Kirchner o se se abraza afectuosamente con Nestor Kirchner y matea en su despacho con Evo Morales.
También, dicen, fue casi personal la decisión de dejar lo hilos de la conducción ecónomica y financiera de la organización en manos de Sergio Shocklender, a quien ella considera su hijo, y quien, desde su incorporación, ha fomentado el crecimiento de la Asociación Madres de Plaza de Mayo a niveles insospechados. Una universidad, una imprenta, una radio AM, diario, revista, planes de canal de televisión. Con el gobierno de Nestor Kichner, también, una de las empresas constructoras más grandes del país.
La Misión Sueños Compartidos tiene proyectadas 6.247 viviendas sociales cubriendo un área de 523.246 m2 y empleando a 4500 personas para diciembre del 2009. Abarca 10 provincias. En Octubre inaguró un hospital materno infantil en Tartagal, al borde de la ruta nacional 86, a 3 kilómetros de la ciudad y rodeado de comunidades Wichis. La obra se agrega al plan de 1000 viviendas unifamiliares totalmente equipadas, escuelas, centros de salud, espacios de uso múltiple y áreas de recreación y deportivas.
En Chaco inaguraron en septiembre un hospital de mediana complejidad, con consultorio odontológico, laboratorio de análisis, internación, consultorios externos, sala de maternidad, y además un equipo generador de energía y un tanque de agua con capacidad de cien mil litros. En Avia Terai, a donde el agua no llega. Están construyento dos mas  en Concepción del Bermejo y Santa Sylvina, además de un centro de salud en Las Vertientes. Además ya se encuentran en marcha el proyectos de urbanización que la Misión lleva adelante en Resistencia (barrios La Rubita y Campo de Tiro), y el montaje de la Fábrica en Barranquera, de producción integral para abastecer todas las necesidades de las casas: paneles, muebles y aberturas. Tendrá una capacidad de producción para 2000 viviendas anuales y dará empleo a 1000 trabajadores.
Es una de las organizaciones no gubernamentales que más dinero recibe del estado. Y, como bien aclaró alguna vez el Indio Solari: “mientras alto trepa el monito, más se le ve el culito”. Pasando por los entramados misterios de la relación entre Hebe de Bonafini y Sergio Shocklender (a quien describen como el monje negro detrás de las Madres de Plaza de Mayo), muchos medios hablan de denuncias de cheques en blanco, falta de pago a su empleados y la misteriosa incorporación de la ex ministro de Economía, Felisa Miceli, justito después del escándalo de aquella bolsa de dinero en el baño. Dicen que para arreglar el despilfarro financiero y contable de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Más allá de los tejes y manejes del poder, no es casual el hecho de que un presidente ponga el control de los planes de vivienda social del país en manos de aquellas madres que treinta y pico de años atrás decidieron enfrentarse al miedo y al poder. Los planes de vivienda de la Misión Sueños Compartidos emplean a los propios beneficiarios, a veces personas indocumentadas o indigentes que jamás accedieron a un empleo formal, se construyen escuelas, obradores donde se lleva adelante el plan Compartiendo Lluvias. “Cuando el tiempo está feo, en lugar de volver a casa porque no se puede trabajar en la obra, los trabajadores se reúnen en los comedores para participar de actividades de capacitación, debate y recreación”, explica la web del proyecto. La vivienda y el trabajo es apoyada con actividades culturales, asistentes socials, centros escolares, como el Elefante Blanco, el jardín de infantes que las madres de la Villa 15 decidieron recuperar para sus hijos con el incentivo de “las Madres”. Las mujeres son, en la Misión Reciclando Sueños, más del 50% de la maza laboral.
En la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo se puede estudiar carreras como Capitalismo y Derechos Humanos o Educación Popular, se dan cátedras basadas en la teología de la liberación, dictan clases David Viñas y Osvaldo Bayer, se forma el grupo de cine Mascaró, se defiende la desmanicomialización de la salud mental y otras cuestiones impensables para otros ámbitos académicos. En la radio se escuchan innumerables informaciones  que brillan por su ausencia en la mayoría de los medios masivos de comunicación. No en vano Hebe de Bonafini es una de las más férreas defensoras de la nueva ley de medios audiovisuales.






Usted es una persona con mucho poder ¿Como lo siente?

Uno se lo va ganando con el tiempo. Hay que poner una universidad sin ningún respaldo. Hay que tener un poco de coraje para hacer las cosas. No hay que pedir permiso. Invitamos a los embajadores, a los directores de distintas universidades del mundo. Y vino gente de Europa, de la Universidad de Salamanca. La universidad no fue apoyada por nadie, solo por nuestro trabajo. El agradecimiento es para los primeros alumnos, que decidieron venir a pesar de que no teníamos titulo habilitante y a los profesores, que decidieron trabajar durante dos años sin cobrar un sueldo. Ni un centavo. Eso le da valor de base.
Y está todo en manos de jóvenes. Yo tengo mucha confianza en los jóvenes. Algunos todavía cuando yo digo que hay que dejar las cosas en manos de los jóvenes me dicen que me van a robar. Que los jóvenes se drogan, hacen las cosas mal. Y al contrario, cuando vos le das oportunidad, estudios, la realidad es otra. Lo que hacemos las madres es darle una herencia. Cada uno va haciendo algo pero sabe que la organización va seguir funcionado y ellos van a poder seguir haciendo cosas. Hay que darles elementos o armas que para ellos son muy fuertes.

¿Qué ve en ellos?¿Cuáles son sus preocupaciones?

Los chicos cuando les das una oportunidad  y tienen un lugar se preocupan por llevar adelante lo que están haciendo. Si vos vas a un barrio y le das trabajo a la gente del mismo barrio, dos generaciones que no trabajaron, les das un sueldo, cobran en blanco, están agremiados, tienen obra social, la preocupación de ayer que no iban a comer y no iban a tener casa pasa a ser otra preocupación. Aprenden a leer, a escribir, a defender sus derechos Es un proyecto concreto.



El más mínimo detalle

La charla se interrumpe. Suena el teléfono. Es el gerente de Telam. “Para la radio. Nos deben un montón de plata de publicidad. Nos tienen que pagar porque yo con eso mantengo la radio”, me explica Hebe. “Sofi, tomá mi vida. Decíle a Patricia que van a depositar los cheques mañana”, le indica a su secretaria con una voz firme que difícilmente pueda confundirse con un grito.
Dejando por un lado el preconcepto de estar sentado frente a Hebe de Bonafini, la señora, madre, bien podría ser la portera del edificio. La puerta está abierta. Situado sobre el pasillo de entrada a la organización, su despacho es pequeño, apenas cabe el escritorio, su humanidad, un par de sillas y una colección de objetos fetiches de la política internacional, de su historia personal, que a esta altura, es política internacional.

¿Como ves los derechos humanos hoy? La criminalización de la protesta social, las fuerzas paramilitares que amenazan a los movimientos campesinos, la nueva policía de Macri (Mauricio, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)?.

Eso es terrible, es real. Eso es de todo el tiempo. Nosotros trabajamos mucho, por ejemplo con el tema de la explotación infantil. Venimos trabajando lento pero con resultados. No es que todo es el gobierno. Nosotros tenemos también el derecho a reclamar, a poner abogados. Ahora, por ejemplo, estamos con el tema de una granja agrícola que ya empezamos hace dos años a hacerle juicio y estamos por dar el último manotazo. El gobierno de Macri son unos hijos de puta. Entonces hay que hacerle frente. No es que hacemos solo lo que decimos, hacemos muchas cosas.

¿Y casos como éste los lleva alguna sección en particular de la organización?

Nosotros nos metemos en todo lo que nos corresponde, lo que nos parece que tenemos que hacer. No es que tenemos una parte para eso. Tenemos una parte para todo. Ahora me llamaron los compañeros del Mocase que tenían  un problema, que lo desalojaron a Benigno. Yo hablo con uno, hablo con otro...Lo que pasa es que tampoco voy a difundir todo lo que estoy haciendo.

Usas ese poder del que hablábamos hace un rato.

Además yo lo llamo a Fernández, a los ministros, les digo todo lo que les tengo que decir. No es que me quedo callada. Yo antes que saliera Tomada (Carlos, ministro de Trabajo) empecé a decirle en la radio: Tomada, ¿en donde estás que no te veo en este conflicto (en referencia a Kraft)? ¿En donde estás metido que no te veo? ¿Debajo de la cama? ¿Tomada?, en la radio a cada rato. Y al otro día salió Tomada

Entonces te escuchan

No se si me escuchan, pero por lo menos le estaba diciendo.

Así de fácil como increpa por la radio al ministro de Trabajo o tilda de hijo de puta al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Hebe de Bonafini también ha ganado fama de controvertida por su frontalidad, por el apoyo deliberado a grupos armados como la ETA o las FARC, por sus opiniones que a veces cuentan con esa rabia e imprudencia de la anciana vecina de la otra cuadra. Fuera de contexto, lejos de la historia y el minucioso detalle con que la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo puede hablar de cualquier pérdida situación del planeta, su voz puede parecer exagerada. No todos tienen a mano esa contradictoria realidad que dice que sin ETA la dictadura franquista hubiera durado mucho más de lo mucho que duro y que las FARC surgieron del ataque sistemático del gobierno colombiano a los movimientos campesinos siendo hoy apenas una parte, quizás pequeña, de la violencia que en Colombia genera la feroz rapiña de los países desarrollados, las empresas multinacionales y los organismos internacionales sobre los vastos recursos naturales y estratégicos con los que cuenta el país.
Algunos le critican a Hebe ese incondicional apoyo a aquellos que ella cree luchan contra aquello que ella llama “el enemigo”.

¿Y cómo ves en estos temas de derechos humanos o de conservación del medio ambiente las contradicciones que uno le ve al gobierno? Por ejemplo el veto la Ley de Glaciares.

Lo que pasa que a este gobierno le exigen todo lo que no le exigieron a otros gobiernos. Entonces todo lo que se perdió, primero con el gobierno del terror, después con el de Alfonsín, después con Menem...y el país se vino abajo y ellos no pueden hacer todo al mismo tiempo. Entonces todo lo que está mal... como la gente se pasa comiéndose lo que dice la tele. Entonces la gente tiene la cabeza medio podrida. Y uno tiene que pensar que el país se tiene que hacer entre todos y no todos los días reclamando sentado en una silla porque yo soy revolucionario, entonces yo no voy a agarrar nada del gobierno. Yo voy agarrar todo lo que me den si con eso le voy a dar una solución a la gente que no tiene. Si con la plata que me da puedo hacer casas bien terminadas, lindas, con baños, amplio espacio, para familias numerosas... me parece fantástico. Y que me digan lo que me digan. Yo estoy más allá de eso.

¿Y con los capitales privados es lo mismo?

No, porque son el enemigo. Yo esa plata no la quiero. Fundación Ford o Monsanto. No la quiero.

¿Y con el consumo propio de la organización? ¿Ustedes se fijan a quien le compran? Por ejemplo ahora hay canales alternativos de distribución de productos sociales.

Lo que pasa es que las compras para las casas son grandes compras. Después para las madres cada una toma su decisión. Algunas tenemos la suerte de vivir cerca de las fincas y otras no. Pero si tenemos listas de los productos que no hay que comprar. Sobre todo porque muchos son transgénicos. Nuestros hijos ya venían hablando de la contaminación, de como se regalaba todo, todo lo que estamos hablando ahora tanto.
Yo hace muchos años hice una marcha con las mujeres de la India por todo el mundo. Recién empezaba a aparecer el tema de Monsanto y la soja.

Cuando era esa señora que no había terminado el secundario, que tejía en su casa, que no se enteraba de nada, que se enteró de que su hijo había desaparecido...la primera vez que fue a la Plaza de Mayo apenas había estado dos veces en capital. Ella dice que al día de hoy no le gusta Buenos Aires. Vive en La Plata, en una casa con jardín y muchas plantas. Ahí entrevistó a la brujita Verón, prepara su programa de televisión en Canal 7, las recetas del curso Cocinando Política que dicta en el Espacio Cultural Nuestro Hijos (EcuNI) que dirige Teresa Parodi y que el gobierno les dio a las Madres en el ex predio de la Esma. Dice que la comida es político, que hay que empezar por lo básico: la soberanía alimentaria.
Dice que viaja más de lo que quisiera, pero que con el trabajo no le pasa lo mismo. Le gusta lo que hace. Dice que no piensa renunciar o jubilarse.
“Uno a lo hijos los atiende todo el tiempo, yo como no los tengo, el agasajo que podemos hacer las Madres es hacerl lo que ellos querían y no descansar nunca, porque cada vez tenemos más trabajo”, dice.
Dice que en la organización se fomenta la diferencia de criterios. “Tiene que haber diferencias. Nosotros fomentamos que los trabajadores creen sindicatos y defiendan lo que están haciendo. La primera delegada sindical de la Uocra es una mujer de las nuestras. No querían aceptarla porque era mujer”.
Dice que la tiene sin cuidado las opiniones, las acusaciones, sobre ella y su organización. “Yo no les contesto porque como es evidente que no pueden hacer, difaman. Estoy más allá de todo eso. Yo ni me gasto en leer lo que dicen. Yo se que lo que estoy haciendo está bien y que la gente está feliz. Nosotros pensamos que teníamos que hacer lo que querían nuestros hijos. Más allá de los juicios, ellos querían esto y no lo pudieron hacer, no lo pudieron cumplir. Tal vez no sea como ellos lo querían. Pero son otros tiempos. La gente piensa que hay que discutir la revolución pero hay que hacerla”.

En más de una ocasión durante la entrevista Hebe de Bonafini me va a decir: “Vos miras mucha televisión”. Quizás no sea justo mi caso. Pero si entiendo la metáfora. Si entiendo que yo, como tantos otros comunicadores, aún conciente de esa realidad que escapa a los televisores y los medios masivos de comunicación, sigo aportando y sosteniendo la imagen, el discurso, que el poder ha sabido imponer allí donde alguna vez fumigó los ideales, los proyectos, las acciones, de otros como yo.
No es la vecina ni la portera. No es un personaje “magnético”, ni “controvertido”, ni “único”, cargado de patologías o ambiciones de poder. Hebe de Bonafini es simplemente una madre que perdió a su hijo, y que vio en la posibilidad de apropiarse de sus ideas, sus proyectos, sus acciones, la visión de esa realidad tan esquiva para muchas personas, ignoradas (o no) por los historiadores y los medios oficiales (o no).

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