Pueblos En Camino (Documento)

pero hay también
ese nosotros y nosotras…pueblos en camino1

Emmanuel Rozental
Puebla, México y Campbellton, Canadá
Diciembre 2015-Enero 2016.


No hay omnipotencia en los estados instituidos. Su potencia no es más que la otra cara de la creencia de la gente en esta potencia. Para lo demás no tengo respuesta. Todo depende del deseo y de la capacidad de los hombres y de las mujeres para cambiar su existencia social, para aceptar que son responsables de su destino, para asumir plenamente esta responsabilidad. Si todo cuanto hemos dicho tiene una significación política, ésta puede resumirse muy simplemente. Se trata de recordar a los hombres (y a las mujeres) esta verdad elemental que conocen bien pero que olvidan regularmente cuando se trata de los asuntos políticos: nunca, ni la expansión de la economía capitalista, ni el gobierno, ni las leyes de la historia, ni el Partido, trabajan para ellos. Su destino será lo que ellos quieran y puedan hacer.” Cornelius Castoriadis

Querer, poder, deber hacer para proteger y promover la vida y el bienestar según se requiera: en eso consiste seguramente la sabiduría ¿Contamos con nuestra sabiduría para superar este escollo llamado historia de la modernidad-capitalismo que amenazan ahora de manera inminente con someternos aún más y seguramente exterminarnos? Pero además, sabiendo que no es posible cambiar nada entre unos pocos en la desolación y dependencia de la privatización, en la estupidez que el sistema denomina “libertad individual” y que el poder de la maquinaria para someternos (ocupando todos los territorios, aún el de nuestros imaginarios y deseos) es mayor que nunca en la historia, comparable sólo con su patriarcal e inagotable poder para destruirlo absolutamente todo ahora mismo. Reconociendo a gritos que no basta con que cada cual haga su partecita, lo que conduce, a lo sumo al agotamiento, a la dispersión y a la auto satisfacción, mientras todo cambia y todo sigue igual. Es pasada la hora de tejernos como humanidad desde abajo y en lucha. Tejernos a consciencia entendiendo y siendo sabias y sabios, no solamente dejándonos reclutar y obedeciendo a los expertos y a los dirigentes como es usual. Es conmigo, con nosotras y nosotros. Pero también organizadamente y ahora mismo. Reconociendo sin negar y respetando la capacidad de quienes entre nosotras y nosotros, en medio de todas y todos, desde nuestros mandatos, deben y pueden y quieren asumir vocerías que son nuestras. No basta con la voluntad de cada cual haciendo activismo, para pervivir como especie y Pachamama. Es la decisión de afrontar el desafío y convertirnos en otra humanidad matriarcal, humilde y fuerte haciéndolo. Otra que está por ahí. Siempre ha estado, pero que hoy está convocada por el horror sin precedentes, disfrazado y negado como nunca, porque el capital necesita exterminar excedentes y apropiarse de las deficiencias de vida que ha creado para seguir dominando desde la codicia insaciable con nuestra anuencia, indiferencia y complicidad. Hoy enfrentamos una destrucción racional, masiva, desproporcionada, inimaginable y no la estamos asumiendo y resistiendo. Hoy no podemos reformar al verdugo, la hidra que nos atraviesa y posee: tenemos que dejarla atrás. Acabar con ella. Es, sin más vueltas, una tarea de los pueblos tejidos y conscientes. Requiere de todas nuestras memorias y creatividad. No seguir aplastados entre lo practico del quehacer y conseguir cotidiano y lo trascendente que queda en el poder de Dios o de la economía. Dejar atrás lo que sabemos nombrar y cómo nos nombran. Hablar otras lenguas imposibles, ser alter-nativa: otro nacimiento. Eso, ni más ni menos es lo que nos reclama el presente. Es eso, o la catástrofe.

Nos invitan, en este contexto, a aportar unas palabras desde algunos y algunas de nosotras y nosotros, tejidos incipientemente a la convicción y lucha de pueblos en camino de nuestra emancipación. Este es nuestro aporte: una provocación y unas reacciones diversas, compartidas. Una incitación e invitación y, ante todo, un confesar de este fracaso, de esta derrota, que no nos agacha sino que, por el contrario, nos exige ponernos de pie siendo partidarias y partidarios de nuestros actos para que sean sabios y los que se requieran hoy para resistir y tejernos frente a este horror y este engaño que nos embrutece mientras nos matamos. Es que no sabemos lo que hace falta pensar, decir y hacer, pero sabemos que hace falta y que existe y que se tiene que poder.
Frente al contexto, aunque hay sin duda una continuidad en el proceso del capital transnacional y sus avances en torno de crear y resolver su crisis a expensas y en contra de los pueblos y de la Pacha Mama, estamos ante una situación de quiebre, que nos reclama reconocerla y reconocernos frente a la misma. No es solamente el neoliberalismo, las crisis financieras, la destrucción del planeta. Todo eso ha estado ahí y empeora, pero es una situación más seria, que abarca todos los espacios y puede aplastarnos. Hay toda clase de evidencias y desarrollos que exponen un hecho: quienes son el sistema saben que para seguir acumulando y manteniendo privilegios, tienen que actuar calculadamente. Su economía se derrumba en la fragilidad y el desastre, o se salva con la devastación que la reactiva. Es una ecuación razonable y calculable. Tienen que hacer lo que les toque para salvarse y al sistema, pero, si resuelven su crisis, lo harán a expensas de muerte y destrucción.
No entro en detalles, pero en cosas que suceden, algunas de las que hemos conversado, desde lo muy personal y cercano hasta lo global, se hace cada vez más necesario y más apremiante reconocer y afianzar un nosotras-ellos que nos posibilite re-conocernos en estos contextos tan difíciles y tejernos para resistir y consolidar autonomías en defensa de vivir: de la vida. Ese nosotros falso y catastrófico de larga duración en torno de partidos, organizaciones político-electorales, sindicales y un largo etc. Que involucra toda la maquinaria y el poder del régimen global, transa y se articula de diversos modos al sistema. Lo hace con nuestras luchas y muchas veces pretendiendo hacerlo con nuestra palabra y desde nuestros cuerpos y búsqueda de relaciones otras. Esto es concreto, es Haití, es Colombia: lo saben en Grecia y España, en Bolivia y Perú, en México y Argentina, en Ecuador y Venezuela. Pero sucede mucho más acá, en lo cotidiano, en las comunidades, procesos de lucha, colectivos. La gente se asume derrotada y se entrega. Por ejemplo, transa y por miedo a la soledad o a la exclusión, asume con convicción y acoge un cargo en el sistema, comúnmente a base de demostrar que ya no es rebelde, o que es el rebelde del sistema, que el sistema reconoce, acepta y comúnmente financia e institucionaliza. Se arrepienten, claro, pero su legitimidad, popularidad y prestigio dependen de mantener un discurso y de reclutar con este señalando y diferenciando los límites de lo posible, que son los de lo permisible. Es, otra forma de captura, de mercantilización. En este caso, de objetos, discursos, organizaciones y actividades rebeldes. Para esto hay un mercado y quienes no se acogen sufren las consecuencias.
Con el mismo discurso, en los mismos lugares hay quienes no se venden, no se cansan, no engañan ni se dejan engañar, pero nos cuesta saber, distinguir, reconocer y nos confundimos. “Ojos vemos, corazón no sabemos” como dice el dicho. “La mato y aparece una mayor” como cantaba Silvio.
Lo hemos compartido. Hay cosas que duelen. Hay acontecimientos que nos desnudan en una impotencia intolerable y hay, constantemente rupturas con gente amiga, cercana, fraterna de muchos caminos e intercambios que, amanece un día cualquiera del otro lado por razones prácticas y de conveniencia. Riesgo tan cercano, que no nos excluye y reclama de quienes nos ayuden a reconocerlo señalándonos siempre con su reclamo y sabiduría.
Pero hay también ese nosotras y nosotros que hoy podemos diferenciar de ellas y ellos en torno de tejernos colectivamente desbordando y en la necesidad de liberarnos del sistema: emanciparnos del régimen y de los estados, de la Hidra y de la Tormenta que ha desatado. Nos identificamos de manera más definida y franca. Nos reconocemos en torno de maneras de vivir, de hacer, de compartir, denominar y nombrarnos. Pero claro, también, de luchas contra y en resistencia desde un luchar por la vida, por la Madre Tierra y por ser otras y otros de otro modo. Nos es posible nombrar mejor ese nosotras y nosotros desde experiencias, aspiraciones, búsquedas, procesos concretos, análisis y sentidos. Hay tanta gente que hace parte de esta “constelación de un tiempo pleno” cuyo ejemplo captura o niega la historia de los vencedores que se roba aun a nuestros muertos. Me desafío mientras escribo estas líneas a recordar su presencia con nombres propios y lugares conocidos, que evocan y reiteran todas y todos los que han sido condenados y condenadas a la penumbra y por quienes nos queda a pesar de todo la dignidad como presencia y destino.
Pero no basta. Nos están convirtiendo en erupciones esporádicas y dispersas. Sin tejernos, somos adornos del sistema de despojo. No por hacer mucho se cambia nada. Por el contrario, mientras más hacemos en la dispersión y en los estallidos que se encienden y se sofocan, más anuncia el sistema que hay lugar para todo y todos, más se nos roba la palabra y los cuerpos, más nos cansa y divide, menos nos encontramos. Somos eventos en sus almanaques y recuentos.
Esta sabiduría del tejernos sin someternos a jerarquías ni a burocracias ha dejado de ser una opción, es indispensable. Organizarnos, desde abajo, en todas partes y tejer autonomías y resistencias para emanciparnos pronto, muy pronto. Ahora mismo es tarde, pero así es y desde acá y ahora nos empeñamos.
Pero hay algo más. Siento que con el fin del ciclo progresista, la catástrofe anunciada y esperada de las maquinarias político-electorales que cooptaron procesos colectivos populares -como es el caso en Grecia y España, pero también, aunque se quiera negar y encubrir, de Argentina, Brasil, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia-, viene además el riesgo de la agresiva mercantilización–de, por ejemplo, lo común, la comunalidad, las luchas colectivas y sus tejidos por parte de muchas y muchos, vinculados a un mercado para el que hay dineros-. Nos ponen a optar entre las izquierdas fracasadas del sistema, los proyectos de lo común financiados y los aparatos insertados, o, el inicio de un ciclo de ultra-derechas transnacionales fascistas que retoman su poder en esta que ven como la segunda caída del muro ante los fracasos de quienes usurparon luchas populares y actúan a nombre de nosotrxs. A esta falta de opciones. A este someternos con unos menos malos o con los peores pero siempre en el curso de catástrofe del sistema, a esto lo señalan como el único camino. Con cara ganan ellos, con sello perdemos todas. Unos y otros, son ellos y la muerte no es ni ha sido nunca una alternativa.
Ante este contexto de amenaza y agresión, quedamos de este lado pueblos en resistencia, en defensa del agua, de la vida, de la libertad y de lo colectivo: semilleros de pensamiento y acción críticos frente a la hidra en el afán de tocarnos, abrazarnos. Sentiros y estar organizadamente y de hecho cada día más fuertes y en compañía con una franqueza y ternura, con una rabia y claridad que nos convocan tanto a decirle y lograr efectivamente que se largue todo aquel que ha usurpado nuestra palabra y vida para aprovecharse de nuestro dolor y alegría, a la vez que, en el mismo movimiento, nombrarnos para ayudarnos y acompañarnos para vivir, por fin, a nuestros muchos modos, lo que es simultáneamente resistir. Eso, tenemos que resistir desde el nosotros y nosotras que no cabe en el ellos.
Nos hemos empeñado en eso que llamamos Pueblos en Camino2: Tejiendo resistencias y autonomías entre pueblos y procesos. No somos estructura, ni oenegé, ni institución, ni vanguardia. No somos los que estamos ni estamos los que somos. Es más, nos define y nos identifica lo que falta, lo pendiente, la ausencia intolerable. Nos hemos asumido, con errores y limitaciones, por el compromiso activo, militante, de contribuir y participar y sumarnos a la emancipación de los pueblos del sistema, del proyecto de muerte. Sabemos que todavía sí, por todas partes y siempre, hay mundos otros, tejidos a la Madre Tierra, en contra y más allá de este sistema capitalista, de esta hidra, colectivos, comunitarios, dignos, que pueden ser presente y futuro dejando atrás este horror. Pero esto no sucede sólo. Nos necesitamos mutuamente para resistir y vivir. Por eso no contamos lo que hemos hecho y venimos haciendo. Nuestra mirada está en lo que falta, en que nos derrotan, en que ahora mismo debemos estar aprendiendo a encontrarnos y organizarnos porque lo que venimos haciendo no basta. La resistencia de los pueblos es ahora mismo urgente. Buscarnos y buscar muchas y muchos más que no quieren ni queremos ser estado porque estado y capital y despojo son lo mismo y que desbordando e irrespetando fronteras, reconociendo errores, haciendo, vamos resistiendo y tejiendo. No podemos seguir haciendo lo mismo cuando todo ha cambiado y cuando no sirve ya para poder respirar.
Entonces, sin fórmulas, ¿cómo compartimos esto que pasa que convoca a que aportemos a ser haciéndonos parte de pueblos diversos en camino de tejernos? ¿Qué ética orienta nuestra política y qué intenciones y actos frente a estos contextos particulares necesitamos nombrar? ¿Qué críticas y auto-críticas nos hacemos francamente ante el espejo, claro, pero también y ante todo entre nosotras y nosotros?
No propongo una palabra diplomática, amable, de consensos. Propongo un nombrar para resistir organizadamente fraterno, maternal, solidario, recíproco, crítico, exigente y amoroso, preocupado, angustiado y desde ello mismo, por eso mismo, incitador. Palabra de caminos. Palabra para ser caminada. Propongo desacuerdos y cuestionamientos entre nosotras y nosotros a la vez que distancias y diferencias reiteradas y firmes frente a ellas y ellos: al sistema que también se ha vestido de nuestras causas para manosearnos. Lo vienen proponiendo y haciendo acá y allá: asumo que debemos encontrarnos y, por la vida y la dignidad, resistir desde ese mundo en el que quepan muchos mundos que derrumbe para siempre al capital.
La propuesta es que reflexionemos y recordemos. Propongamos y nombremos a muchas manos en textos cortos y que esto, en su conjunto, sea nuestro aporte. Un pre-texto para ir nombrando palabra y camino. Así como venimos desde nuestros procesos y luchas y en estos ámbitos de Pueblos en Camino buscándonos desde hace años, retomemos este contexto duro, este no sirve ni basta lo que hacemos ante el horror que nos rodea y nos ataca, ante nuestros fracasos y debilidades. No será una palabra definitiva. Ni pretende serlo. Invitará al diálogo, al debate, a las decisiones. Empecemos de nuevo con este pre-texto y además, hagámoslo público para que nuestras voces sean apenas unas entre muchas que se dejen provocar ¿Les parece? Ojalá. Esto además empieza a permitirnos encontrar cómo seguir y reiterar abiertamente que hacemos parte de Pueblos en Camino la emancipación tejiendo resistencias y autonomías. Este es el desafío que nos desborda y nos reclama.


Mirar, pensar y sentir la guerra para organizarnos y resistirla
(Presentación de los dos textos de Querétaro)

Somos Pueblos en Camino. Eso quiere decir que somos Pueblos y estamos en camino a vivir en colonias, barrios, comunidades, sin miedo, sin terror, sin dueños; en camino de organizarnos desde y para la reproducción de la vida comunitaria, barrial. En casi todas las geografías y calendarios han caminado pueblos con esa fuerza para vivir. Somos esos pueblos y también los propios, los que están ahí donde nuestros pies pisan y los corazones luchan por echar raíz. Los que están ahí donde el miedo no sólo es nombrado sino sentido, vergonzosamente transformado en silencio cuando es necesario el grito, en complicidad cuando es necesario el defendernos. Pero también somos estos pueblos donde los gestos rebeldes individuales de muchos ¡NO! tienen toda la alegre posibilidad de ser abrazados por lxs que están al lado nuestro y volverse comunitarios.
Escribimos desde una ciudad de la cual seguro habrán escuchado: QUERÉTARO, en el centro de México, una ciudad donde tras el discurso y prácticas del crecimiento económico y del desarrollo se esconde una guerra que no por silenciosa es menos letal [1]. Una ciudad donde gobiernos, empresarios y crimen organizado nos desaparecen y exterminan para inculcar terror y poder hacer negocios. Desde esta ciudad, un par de historias que emergen de la cotidianidad de las calles, un par de historias comunes a nosotrxs lxs de abajo, un par de historias a las que casi nadie voltea a mirar porque no son nota periodística, artículo académico, o buenos discursos para conseguir escalar peldaños y colarse al arriba de los negocios y el exterminio. Un par de historias que son lo que estamos siendo, y que presentan el desafío colectivo de sembrar vida aquí donde está la muerte.

“…tener bien cerradita la puerta igual que la boca…”
Estefanny Mezquite.
Querétaro, México

  • Ya no es lo mismo de antes, ahora hay que andarse con más cuidado.
Alcanzo a escuchar que le dice una mujer a otra,
mientras esperamos en la fila para las tortillas.
Nuestra ciudad está cambiando. Lo noto en que la gente camina más rápido, en que cada vez somos más y somos menos humanos. Según lo que escucho en los informes que dan las autoridades, la ciudad se desarrolla con las inversiones que se atraen, cumpliendo las características de competitividad. Para ellas, éste desarrollo es la única vía para hacer ciudades. Es decir, políticos y empresarios sacrificarán lo que sea necesario para verla y darla a conocer como “bonita”, “segura”, “llena de oportunidades”.
Un día estaba comiendo con mi familia. En la sobremesa recordamos cuando éramos niños:
  • ¿Te acuerdas de Julia? Me preguntó mi hermano.
  • ¡Sí, una muy chaparrita que le gustaba jugar a los encantados!
Tuve la imagen bien clarita del recuerdo.
Fue una linda tarde, recordamos los nombres de muchos niños que vivíamos en la misma calle. Camino a casa, Juan Luis me preguntó por qué no podía salir a jugar. Me dejó helado con su pregunta, no supe qué contestarle.
Por la noche, mientras veíamos las noticias en la televisión, un comercial del gobierno queretano anunciaba “el firme camino al desarrollo” que hay en el municipio. Me dejó pensando: si estamos en desarrollo, si es lo que trae el bienestar en la vida de los habitantes, entonces, ¿qué está pasando? ¿qué clase de desarrollo impide a los niños salir a la calle a jugar?
No sólo no pude contestar la pregunta de mi hijo. ¡Me di cuenta que también a mí, me da miedo salir! Las noticias en televisión, en radio y hasta en los mensajes que me llegan al celular sobre actos violentos, son cada vez más: robos a casa habitación, en carreteras, con violencia; riñas; gente que no aparece; gente que aparece muerta; y la lista sigue. A la par, circulan noticias de los aumentos a presupuestos para secretarías o direcciones de Seguridad Pública y hasta tendremos un “cuerpo de policías capacitado con la disciplina del Ejército” [2]. Eso no se siente confortable, porque si la violencia actual necesita tal nivel de fuerza para erradicarse, quiere decir que un ciudadano común no puede hacer nada, estamos en una cárcel.
Con este pensamiento anduve una semana, hasta que en un viaje de camión escuché a un niño describirle a su mamá el videojuego que iba a pedir a los Reyes Magos. Escenificó la situación y aclaró mis ideas, tomó la postura de aquél que toma un arma larga en sus manos e hizo sonidos con su boca, simulando disparos.
¡Claro! ¡Estamos en guerra!
Pensé entonces que las noticias, nos muestran eso, la guerra de unos contra otros. Sin embargo, hacía falta descubrir quiénes eran los unos y quiénes los otros, porque la guerra contra el “narcotráfico” declarada por el gobierno, en lo cotidiano parecía ser más bien una guerra contra nosotros. Lo digo porque el miedo que sentimos no es de a gratis, el miedo a cualquiera que parezca andar en “esos asuntos”. Los autos que dan rondines por las calles de mi colonia. En la guerra se pelea por algo, pero ¿por qué la guerra en mi ciudad?
Puse mis ideas en la mesa, aunque todavía no sabía qué contestarle a Juan Luis ¿Cómo responderle que en la ciudad en la que vive, la “ciudad de clase mundial” a la que chulean desde el presidente de la república hasta los habitantes de otros estados, los niños como él, no pueden salir a jugar?
Para empezar, yo tenía que entender ¿qué es una guerra? Así que me puse a investigar. Luego de que cenábamos, lo acostaba y entonces empezaba mi búsqueda. Encontré que los pilares de la guerra son: la conquista de los territorios y su re-organización, la destrucción del enemigo y la administración de lo conquistado, la administración del botín pues, lo que se “ganó”. Lo que ha variado en la historia son la estrategia, los actores, el armamento y las tácticas [3].
Pensando así: el territorio, es la ciudad; la re-organización es el cambio que intentan hacer de nuestra forma de vida; entonces ¿quién es el enemigo? ¿cuál es el botín?
Un día paseando con mi familia por el centro de la ciudad, vimos a lo lejos una marcha. Alcancé a ver un letrero con una cifra impactante: “1270 mujeres desaparecidas”. Me quedé en shock. Un poco incrédulo, busqué información sobre el tema. Entre muchas notas, informes e investigaciones, encontré diferentes cifras de personas desaparecidas:
Organizaciones que acompañan a familiares de desaparecidxs: 1270 personas [4]
Procurador de justicia del Estado: 230 personas
Procuraduría del Estado de Querétaro: 141 personas
Gobierno Federal: 233 personas
¡Ni siquiera entre los gobiernos tienen la misma información! ¡Deje usted los números, son personas! Las cifras que presentan las autoridades son “bajas” en la media nacional, declaran públicamente, es decir, para el gobierno “estamos en un promedio de desapariciones”, “es normal que existan desaparecidas y desaparecidos”. Y lo muestran así, con tanta tranquilidad, como diciendo: “ese no es el número del bando de los ´malos´ que han caído en esta historia, son menos”. Juegan con la justicia como les acomode. Pareciera que la guerra es contra nosotros.
Sintiendo de lejos este horror, una mañana se atoró la puerta de entrada de mi casa, así que me dispuse a hacer lo posible para arreglarla. Mi vecina barría su entrada. Nuestros hijos van a la misma escuela, así que platicamos a menudo. Me contó que le da miedo que su hijo vaya sólo a la tienda. Que había escuchado de otras vecinas que estaba muy peligroso. Que estaban desapareciendo niños y que con lo que le había pasado a su sobrina, pues aún más. Le pregunté ¿qué le pasó a su sobrina? Me contó que en el camino del CETis a su casa, exactamente en el Oxxo que está enfrente de los arcos de la colonia San Pedrito Peñuelas, dos hombres en un auto, la jalonearon, intentando llevársela, pero ella gritó y una señora la ayudó a zafarse. Hasta se le quebraba la voz.
  • ¡Imagínese si la hubieran subido al carro!
Me aconsejó tener mucho cuidado. Luego le pregunté:
  • ¿y qué hicieron? ¿fueron con la policía?
Dijo que su hermana, enseguida de que su hija Jessica le contara, llamó a la policía, les narró lo sucedido. Consideró salir a buscar a los agresores, pero la policía sugirió esperar. Cuando llegó la Unidad Especializada en Atención a las Víctimas, escucharon la versión y les dieron unos trípticos de “problemas mentales” y “violencia intrafamiliar”, luego les recomendaron acudir a la Agencia IV para denunciar. Declaró 6 veces, pero nunca atendieron el caso. Se cansaron de pedir seguimiento. Dice que su sobrina ha sabido de otros casos de intentos de levantones, pero las jóvenes no se atreven a denunciar.
  • Ah, qué cosas, ¿verdad vecino? Me dijo.
  • Sí. Le contesté, no supe qué más decir. En el transcurso del día, pensé: ¿cuántas historias habrá detrás de las cifras oficiales que no se denuncian? ¿no creen en la justicia?
En una posada navideña, la vecina nos invitó a su casa, conocimos a su hermana y a su sobrina. En una de las pláticas, salió el tema, yo lo saqué, quería saber más. Quería saber ¿cómo es el trayecto jurídico?
  • Es un proceso desgastante. Me dijo.
  • ¡Y eso no es nada! La cuarta vez que estábamos esperando dar la declaración de los hechos, platiqué con un señor que estaba sentado esperando también hablar con algún agente del Ministerio Público. Su hermano llevaba cuatro meses desaparecido. Cuando su hermano no llegó en la noche, acudieron a las autoridades, pero tenían que esperar tres días sin que apareciera para proceder con la constancia de hechos. Ellos no lo podían creer ¿cómo esperar? ¿qué tal si estaba vivo? ¿qué tal si estaba cerca? Encontraron en internet contacto con organizaciones que denuncian desapariciones. Les señalaron que las primeras 72 horas son vitales, que empezaran la búsqueda enseguida. Estaba ahí para denunciar que la ficha de su hermano ya no aparecía en la página de la Procuraduría, y que su hermano sigue sin aparecer. Su esperanza de que un día llegue, me impactó. Supongo que yo también tendría esperanza. Concluyó.
Rompimos la piñata, tomamos ponche. Era una posada. Al irme a dormir no podía dejar de pensar en tal situación. ¿Qué está pasando en la ciudad? ¿Por qué la gente desaparece? ¿Quién sabe si estén vivos o muertos, cerca o lejos? Sólo no están.
Historias así andan de familia en familia en la ciudad. Una de las “más seguras” del país. Con “nivel mundial”. Una ciudad en donde la población no puede salir por miedo, no tiene confianza en la justicia, ni siquiera tiene facultad de alzar la voz, no sabe cómo. El horror es tal, que es más seguro no hablar de estos temas, es mejor sentarse a ver la televisión, ir de compras, aunque no sean necesarias, y tener bien cerradita la puerta igual que la boca. El desencanto por la vida llega a grado que no nos hacemos preguntas, ni se las hacemos a alguien más, mucho menos a los vecinos, entre menos sepan de ti, mejor. La normalización de la impunidad, la injusticia nos hace pensar que somos culpables si algo nos llega a pasar.
Este es un terreno ganado para casi cualquier propuesta de desarrollo, uno donde la gente no cuestione los costos sociales de la organización económica, que se pacta con cenas en restaurantes caros de las principales avenidas de la ciudad, entre empresarios y políticos.
Por ejemplo, cuando alguna persona tiene las defensas bajas, es fácil que se enferme. Así imagino a la población. No cuestiona, sólo recibe información y la da por hecho. Éste es terreno fértil para una administración del “desarrollo” sin obstáculos. Sembrar miedo, acostumbrarse a la inseguridad, promover el aislamiento; dar casos de desapariciones por cerrados sin que aparezcan aún o que mi hijo no salga a jugar, por ejemplo, diagnostica que está funcionando.
Encontré una forma de que mi hijo y el de mi vecina, salieran a jugar. Ella estaba con ellos un rato, otro yo, a veces juntos. Sé que no siempre tendrá 7 años, pero por primera vez hablé con algunos vecinos que se unieron a nuestra estrategia, se hacen muchas preguntas, igual que yo. Pero hemos decidido que las vamos a ir resolviendo.

Notas.
[1] Las historias que presentamos aquí son historias cotidianas, de las que nadie quiere hablar, sus protagonistas somos los ninguneados de siempre. Las escribimos durante tiempos arrancados a las distintas cárceles en las que estamos, por la necesidad de mirar, pensar y sentir la guerra desde ellas, para no seguir ahí, para organizarnos colectivamente y resistirlas.
[2] Navarro, Marittza, “Advierten lucha frontal a la delincuencia”, en: El Universal Querétaro, Septiembre de 2015 [http://www.eluniversalqueretaro.mx/portada/30-09-2015/advierten-lucha-frontal-delincuencia].
[3] Subcomandante Insurgente Marcos, “¿Cuáles son las características fundamentales de la IV Guerra Mundial?”, 2003 [http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2003/2003_02_b.htm].
[4] Cifra que proporcionó la Procuraduría General de Justicia, en respuesta a una solicitud de información de una de las organizaciones que buscan a sus familiares desaparecidxs. Se trata de 1270 reportes de desapariciones (solo de mujeres) en el estado de Querétaro, solo entre 2009 y 2013. Del total, 1159 son constancias de hechos y 111 averiguaciones previas. La mitad son menores de edad. [http://eleconomista.com.mx/estados/queretaro/2014/11/25/exigen-pgj-esclarecer-cifras-desaparecidos]


¿Quiénes matan a las mujeres en Querétaro?
“…requieren del control, explotación, despojo y exterminio
de los cuerpos leídos como mujeres…”

Lluvia Elizeth Cervantes Contreras
Querétaro, México


A Myriam la degollaron con una pala.
A Esperanza, la apuñalaron en el estómago.
Juana estaba embarazada. La encontraron desnuda bajo una cobija, en un camino de terracería. La asfixiaron.
A Daniela también la cobijaron después de provocarle traumatismo craneoencefálico.
A Nayeli le destrozaron la cabeza y el rostro con una piedra. Como Ana María, estaba semidesnuda y con señales de haber sido violada. Pero Ana María, como Araceli, fueron estranguladas.
Coni y Laura Delia fueron reportadas como desaparecidas antes de que sus cuerpos se encontraran, en vía pública, con múltiples heridas de instrumentos punzocortantes.
A Laura Delia además le arrancaron el rostro y los ojos.

La mitad de ellas fueron asesinadas por sus parejas o exparejas “por amor”, según las autoridades y algunas de sus familias. De la otra mitad, aún se desconoce quién lo hizo. Y hay otras, anónimas, también degolladas, o con un tiro de gracia, mutiladas, quemadas, desechadas como si quien las mató, no las hubiera considerado personas, sino objetos.
Son las mujeres que ya no están en Querétaro, a las que debemos nombrar (aún cuando de algunas no sabemos sus nombres) para no olvidarnos de ellas, ni de sus sueños, sus afectos, sus vidas. Son algunas historias de asesinatos de mujeres ocurridas sólo en el 2015, que desde el incomprensible horror deben contarse para conocerse, para intentar descifrarlas a fin de combatirlas.
En el año 2012, después de la presentación en Querétaro del Libro "Desaparecidas en Ciudad Juárez", del periodista español Javier Juárez, comenzaron a encenderse diversas alarmas relacionadas con la desaparición de mujeres jóvenes en la entidad y la opacidad con que las autoridades atendían los casos, puesto que las cifras presentadas por el entonces procurador del estado de Querétaro en las reuniones nacionales de seguimiento a la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso de Campo Algodonero (también en Ciudad Juárez), no empataban con los datos que circulaban en medios locales ni en la cantidad que proporcionara una solicitud de acceso a la información por parte de un medio de comunicación local. Entonces volvió a resonar un caso de feminicidio que seguía impune desde el 2009: el de la joven María Fernanda Loranca, de San Juan del Río, quien había desaparecido en el trayecto de su escuela a casa, y cuyo cuerpo fue encontrado en un baldío, también con señales de violencia sexual. Y fue patente que no se tenía suficiente claridad en los datos de mujeres desaparecidas o asesinadas de Querétaro, y mucho menos información sobre casos de años anteriores.
Desde entonces se generaron diversas reacciones sociales: por una parte, la decisión de varias organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación sobre visibilizar que en Querétaro también existían estas problemáticas, lo cual implicó que ejercieran presión mediática y política para exigir que las autoridades reconocieran la existencia de los casos y el deficiente manejo que hacían de los mismos; por otro lado, el mal gobierno se esmeró en maquillar las cifras, negarlas, pintar un Querétaro próspero y amuleto para inversionistas y familias (al menos 50 a diario) avecindándose en este territorio.
Las familias de jóvenes desaparecidas o asesinadas fueron denunciando el maltrato institucional vivido al tratar de exigir justicia y que las diversas dependencias relacionadas realmente hicieran su trabajo. Algunas se animaron a contar que cuando acudían a reportar la desaparición de su hija, eran recibidas por ministerios públicos o procuradores con expresiones como “-Ya deje de estar chillando, al rato aparece”, o “-Se ha de haber ido con el novio”. Particularmente en el caso de los feminicidios, aún hoy se les dice que lo primero es averiguar “en qué estaba metida” su familiar, las líneas de investigación siempre están comenzando con sus relaciones más cercanas [1] y terminan, como es su costumbre, señalando a las propias mujeres como responsables de sus muertes por “andar en malos pasos” o por “equivocarse al enamorarse de quien no debían”.
La sociedad en general comenzó a murmurar, a preguntar, a tener varias versiones, a temer. Un día, una hija, hermana, madre, amiga, sale de casa y no regresa.
Desde marzo del 2013 existe en el Código Penal de Querétaro la figura de feminicidio como tipo penal autónomo [2], es decir, un trato jurídico diferenciado del de homicidio, siendo uno de los últimos estados en tipificarlo, pese a que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia, lo exigía desde el 2007. En su definición, un feminicidio implica que las mujeres hayan sufrido violencia sexual antes o después de haber sido asesinadas, y/o que su cuerpo haya sufrido lesiones o mutilaciones degradantes, que sea expuesto en vía pública y/o dejado sin ropa, que haya antecedentes de amenazas, abuso sexual o violencia por parte de una pareja, expareja o familiar cercano.
Sin embargo, tanto para las y los activistas que dan seguimiento al tema, como para las mujeres de la entidad, en realidad es una ley muerta. Una ley que no garantiza justicia: hasta el momento, no ha logrado parar los feminicidios, ni que los casos sean investigados con la seriedad y responsabilidad que conlleva entender que no son como otros asesinatos, sino que sus características particulares hacen que deban de atenderse como crímenes cometidos contra mujeres por el hecho de ser mujeres. Aún más, muchas autoridades que cínicamente muestran sus prejuicios machistas e ignorancia en materia de perspectiva de género, desestiman los casos [3], y se niegan a generar acciones que podrían prevenir que ocurran otros.
Desde la diputada panista que declara que es necesario que las “mujeres se den a respetar”, hasta el actual Procurador de Justicia del estado que afirma que "no es una tendencia que se le quite la vida a una mujer solo por ser mujer", el modus operandi, independientemente del partido al mando, es el mismo: nombrar públicamente cada caso como "crimen pasional", incluso antes de que las investigaciones sigan su curso, pese a que dicho término no existe en el Código Penal como delito o motivo de homicidio, sino que es una estrategia de “economía burocrática” que aprovechando los discursos y prácticas machistas que aún permean nuestra sociedad, busca generar sospecha sobre la propia mujer asesinada (“-algo habrá hecho para merecerlo”), repercutiendo en un aparente menor interés social por exigir justicia, y por tanto, facilidades para darles “carpetazo” lo más pronto posible.
Lxs familiares, amistades y vecinxs de Laura Delia realizaron una manifestación pública para exigir justicia y un alto a los feminicidios [4]. En otros casos, las familias están tan inmersas en el dolor que no quieren o no pueden dar seguimiento al caso. También hubo algunos esfuerzos ciudadanos recientes para hacer una marcha que ante la falta de convocatoria y de organización, devinieron en grupos pequeños de promoción de artículos y clases para defensa personal, sin estrategia a largo plazo, o interlocución con sociedad civil organizada, ni exigencia de justicia a las autoridades.
Se estima que diariamente ocurren 7 muertes de presunción de feminicidio al día en México (con base en estimación de la ONU: 2,502 casos/ año 2013) [5]. Al no haber cifras oficiales claras para Querétaro, algunas organizaciones de la sociedad civil han tenido que rastrear los posibles casos a través de las secciones policiacas y de nota roja de medios locales. Según ellas, durante el 2015 ocurrieron aquí una veintena de asesinatos de mujeres con indicios de que son feminicidios.
La violencia contra las mujeres es aún terreno fértil para la impunidad, actual protagonista clave para sembrar miedo y volver títere a cualquier protesta social o reacción organizada de autodefensa. En una sociedad que aún convierte en sinónimos amor y celos, que impide el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, y que castiga a quienes se salgan del “deber ser” impuesto en relación a la categoría de género, los cuerpos de las mujeres se vuelven mercancía, cosas usables, desechables, reemplazables. Un “mía o de nadie” que puede provenir de las esferas más íntimas de las mujeres (pareja, expareja, padre, primo), o de un desconocido que vio oportunidad de ejercer poder sobre una mujer que se topó en el camino, o de una esfera del crimen organizado que por ritual o por negocio decide usar los cuerpos de las mujeres, se entremezcla con todos los discursos y prácticas que legitiman los chistes sexistas, el acoso sexual, la violencia dentro o fuera de casa, el asesinato por ser mujeres, como situaciones cuya responsabilidad y motivo recaen en las propias mujeres que las viven, y no se cuestiona ni visibiliza una estructura patriarcal y capitalista donde el horror y la guerra contra la reproducción de la vida requieren del control, explotación, despojo y exterminio de los cuerpos leídos como mujeres.
En cada guerra, desde Bosnia a Zongolica, convertir nuestros cuerpos en botín como táctica militar para amedrentar a toda la población, con miedo y obstáculos para la justicia, daría una explicación a nuestra necia pregunta: ¿Por qué las autoridades desestiman estos casos?, y nos implicaría poder colocarnos de frente a la esfinge que Rita Segato retoma en sus actuales análisis sobre feminicidios [6], para ahora preguntarle: ¿por qué su intención en mantener la impunidad?
Existen experiencias en municipios queretanos (y en toda Nuestramérica) donde parecen incrementarse intencionalmente las tasas de inseguridad (no sólo con el paso abierto al "crimen organizado", sino porque todo indica que son altos funcionarios y servidores públicos quienes provocan los delitos e impunidad) para beneficiar económica y políticamente a consultorías privadas "expertas en seguridad", a empresarios y académicos dizque socialmente responsables, y a administraciones de gobierno sin importar su color [7]. En el caso de las desapariciones de mujeres, es evidente que se benefician ellos y los dueños y esbirros de las redes de trata y explotación sexual. ¿Cuál es en los feminicidios el negocio redituable?
Si cada feminicidio puede leerse como un crimen de estado (incluso, hasta un decreto o negocio), puesto que las autoridades con dolo o por omisión, incumplen en garantizar el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia o en procurar justicia a las familias, independientemente de quién haya sido el autor material de cada asesinato [8], ¿qué nos queda como personas y movimientos que buscamos evitar que más mujeres seamos asesinadas? ¿Cómo podríamos generar procesos organizados en donde realmente podamos hacerle frente a este genocidio? A quienes somos desaparecidxs, asesinadxs, contadxs como "efectos colaterales" de esta guerra, nos urge conceptualizar y poner en práctica la autodefensa, en un contexto cotidiano en que las autoridades requieren que la impunidad sea aún el personaje protagónico de este montaje doblemoralino de “Querétaro seguro y próspero” en el que se están esmerando tanto.

Notas.
[1] “Familiares de Laura Delia piden resolver feminicidio”, nota en: http://www.tribunadequeretaro.com/index.php/informacion/5514-piden-resolver-feminicidio-en-san-jose-el-alto
[2] “Feminicidio, una realidad que aqueja a Querétaro”, nota en: http://lasillarota.com/feminicidio-una-realidad-que-aqueja-a-queretaro#.Vjq1BbcvcdU
[3] “En lo que va del año, se han consignado siete casos de feminicidios en el estado, tres en Querétaro, tres en Corregidora y uno en San Juan del Río, sin embargo, solo dos se han catalogado como tal", Nota: http://amqueretaro.com/queretaro/2015/10/09/7-feminicidios-consignados-en-el-estado-de-queretaro-durante-2015
[4] “Bajo la consigna de que no permitirán que quede impune el homicidio de Laura Delia Carrillo Padilla, de 32 años, familiares y amigos realizaron una manifestación en la carretera a Chichimequillas, la cual amenazaron cerrar en su totalidad si no hay respuesta de parte de la autoridad.”, nota en: http://www.oem.com.mx/diariodequeretaro/notas/n3968895.htm
[5] “Numerología de la violencia contra las mujeres en México”, nota en: http://amnistia.org.mx/hacemosn/vmujeres/
[6]La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez”, texto en: http://www.ceapedi.com.ar/imagenes/biblioteca/libros/342.pdf
[7] Texto “Pedagogías de la resistencia: De los cómo sembrar vida donde está la muerte”, consultado en: http://pueblosencamino.org/?p=1654
[8] “El Estado, responsable del feminicidio por no garantizar seguridad: experta”, nota en: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/23/politica/016n2pol?partner=rss

Si no fuera por la escuela,
¿quién acomodaría la harina en los estantes de los supermercados?

Beatriz Amor, Argentina


Cada vez que un grupo de “eruditos” se encierra en una oficina a organizar, planificar, decidir los contenidos que los niños y adolescentes debieran adquirir para promover al año inmediato superior se está garantizando que un buen número de ellos no podrá hacerlo.
No se trata de la “igualdad de oportunidades” repetida hasta el hartazgo, que implica que todos tienen derecho a inscribirse en la escuela y ocupar un asiento en un aula.
Ni siquiera se trata de escuela pública o privada.
Sencillamente los contenidos no podrán ser igualmente incorporados por todos.
Son contenidos cuidadosamente elegidos para asegurar que un alto número de chiquillos no podrá aprender.
Y la trampa radica en la selección de esos contenidos y en quién dice que “eso” es lo que deben aprender para pertenecer a un grupo social porque si no “no son lo suficientemente inteligentes” o “no se han esforzado lo necesario”.
Todas consignas del orden de lo colonizante.
Imaginemos por un momento que todos los estudiantes secundarios completan sus estudios y pasan a la universidad y completan todos su carrera universitaria.
Entonces ¿quién acomodaría la harina en los estantes de los supermercados? Y ¿quién sería chofer de taxis, micros o camiones?
Además, si todos fuéramos médicos, ingenieros, arquitectos, biólogos, científicos, tampoco habría trabajo para todos. ¿Qué desastre no?
Y para colmo nosotros, pobres ilusos adoctrinados en la cultura represora, castigamos a nuestros hijos cuando no aprueban una materia o les decimos “estudiá porque así vas a llegar a ser”alguien” .”
Periódicamente se realizan evaluaciones internacionales para analizar la “calidad educativa” y nuevamente caemos en la trampa de la cultura represora de esperar con ansiedad los resultados para ver en qué lugar del ranking resultó ubicado nuestro país.
Esta es una crítica que pretende ir más allá de la consideración: Aparato ideológico del estado que le diera Althusser, y que sin dudas lo es.
Me parece que va a ser muy difícil descolonizar nuestras mentes con este tipo de sistemas educativos. Hay que revolucionarlos todos. Destruirlos hasta que no quede ni un atisbo de lo que fueron para poder empezar a pensar un conocimiento verdaderamente liberador que se construya colectivamente donde el único requisito sea aprender a leer y escribir y las 4 operaciones básicas de suma, resta, multiplicación y división y a partir de ahí empezar todo de nuevo.
Un conocimiento pensado para tender a un mundo igualitario, sin opresiones de ningún tipo ni siquiera las de la jerarquía de saber “algo” que muchos desconocen.
Dicen los zapatistas que para poder ser miembro de las Juntas de Buen Gobierno o Consejeros en los Municipios, no es necesario saber leer y escribir; basta con que sea el compañero más solidario, el más responsable, el que está atento a las necesidades de los suyos, para ser el primero en acudir cuando hay un problema. ¡Nada menos!
Tenemos mucho que aprender de los zapatistas y de los pueblos que silenciosamente y a veces no tanto, van construyendo un camino en el cual iremos a cruzarnos alguna vez, convencidos de que aún no está todo dicho, que hay mucho por hacer y que todavía es posible.


Radicalidad: Volver abajo. Eso es lo que nos toca hacer siempre

Rafael Sandoval
Centro Social Ruptura
Guadalajara, Jalisco, México

A propósito de la experiencia de los últimos diez años de gobiernos progresistas, es urgente reconocer que pelear por el control de gobiernos no es luchar por los de abajo. Sí lo es generar rupturas reales con el sistema, el estado, el modelo. Hemos perdido de vista mantener una postura radical, en el sentido no de intolerancia y radicalismo ingenuo sino de volver a la raíz. Mantener posturas coherentes que no se sacrifican por cargos ni por las lecturas oficiales y desde arriba. El tema no es si ahora es extractivismo o si antes fue otra cosa. El tema de fondo es la guerra que siempre nos hace el capital. No podemos irnos con la finta de políticas de estado de bienestar, ahora implementadas por gobiernos progresistas. Se trata de reconocer, aún con estas políticas y otras, progresistas o no, que es siempre la guerra por varias vías.
Caemos en el Estado una y otra vez, y en políticas del capital. Muchos estamos en la lucha. Pocos estamos en la postura frente y más allá del sistema capitalista. Los que están bien con regímenes progresistas defienden un discurso. Pero los años 70-80-90 y hasta ahora, siguen torturados, desaparecidos, la represión. Es siempre la guerra. Pensar, más que en nuevos parámetros, en recoger lo que ya tenemos, lo que debemos aprender. Hay por fin compañeros que se empiezan a dar cuenta por su frustración en Venezuela-Bolivia-Ecuador que el progresismo de Estado era y es inevitablemente más de lo mismo. Hay entonces que aprender y ello se resume en cómo mantener la radicalidad, nuestras raíces, lo que dicen los compañeros zapatistas de resistir pero con rebeldía, sin perdernos en las formas y en el pensamiento y las lecturas desde arriba. Saber que cuando la gente de abajo va a votar por los 200 pesos que le dan porque tiene hambre, esto es posible, pero no anda creyendo necesariamente en el discurso y las promesas de los gobiernos progresistas, y que no nos vayamos con la finta de quien nos exige que atendamos la demanda de quien abajo tiene hambre y que no seamos radicales con las posturas que reivindican políticas contra la pobreza, como si eso significara estar contra la gente común que vota.
Hubo un momento, hace 10 años, en el que decíamos algunos, en contravía de la mayoría optimista y entusiasta, que gobiernos progresistas no eran alternativa alguna. 10 años después, este otro contexto en el que hablamos, es el de la crisis, y ahora somos todas y todos críticos, por lo menos en este espacio, sobre la base de experiencias y golpes directos. Pero, ¿aprendimos? El momento que sigue, el que viene, ¿cómo debería ser? Volvemos a caer en la trampa del neo-progresismo o sus equivalentes, o adquirimos madurez y coherencia con una postura y critica que tenemos que tener y que no se somete a los avatares del poder y de los de arriba. Volver abajo, eso es lo que nos toca hacer siempre. La cooptación tiene más y mejores resultados que la represión violenta. Hemos escuchado un buen diagnóstico: tenemos lo mismo con las dictaduras que ahora. La discusión autonomía vs. representación-delegación de nuestras luchas y agendas a políticos profesionales de derecha o izquierda, debería dejarnos lecciones claras y definitivas finalmente. Con el capitalismo y sus estructuras e instituciones siempre es la guerra. El poder es de ellos, del sistema. Eso deberíamos asumirlo.
Si no nos cuestionamos la propia perspectiva y aseveramos acríticamente que es inevitable que el Estado va a estar siempre, también es necesario decirnos toda la verdad histórica y reconocer que se puede, se ha podido vivir sin Estado, porque no ha estado siempre. Es una creación e invención reciente, humana, de este sistema de dominación. De allí que lo podemos deshacer. No es solamente un desafío sino un camino para ir construyendo desde el aquí y el ahora y no solamente a través de eventos extraordinarios.
En ese sentido una aclaración: No es que el zapatismo se haya quedado ahí, reducido a su territorio sin expandirse, sino que son eso: son pueblos ahí. Desde ahí, hacen su parte y nos estimulan a abordar lo mismo desde nuestras perspectivas, ante su espejo.
Así, cuando pensamos el Estado como algo que no podemos desaparecer, seguimos haciendo pensamiento teórico, no Pensamiento Critico. Pero lo que no tiene sustento siquiera en evidencias es que el estado es indispensable e inamovible y eterno. Actualmente, por ejemplo, el 80% de los alimentos mundiales no vienen de la agroindustria, del agro-negocio. El 60% de ese 80% vienen de campesinos e indígenas y el 20% de huertos urbanos. Solamente el 20% proviene de la agroindustria capitalista.
La producción de la vida depende de la reproducción de relaciones sociales y ni siquiera ese es hegemónico. Lo que se mantiene hegemónico está en nuestra cabeza. Ese 20% que no nos alimenta se lleva el 80% de las ganancias. El 80% que producimos y nos alimenta, no lleva ganancias, solamente el 20% de los ingresos generados van allí. Si decimos ahí que el estado está, imagínense lo que vamos a decir de la economía.
Se trata de dejar de reproducir al Estado y a cada quien nos toca nuestra parte. Y, debemos decirlo con firmeza, contrario a lo que nos aseveran, nos hacen creer y repetimos en la resignación: sí estamos haciendo contra y más allá del estado en todas partes. El embrión de nuevas formas de hacer: el núcleo duro de nuevas relaciones sociales, sí existe. Es hora de buscarlo, de dejar de negarnos y de tejernos. Sólo por creer y por estar con la cabeza de la hidra en la cabeza no encontramos salidas más allá de las formas que nos someten. El policía que está afuera es capaz de detenernos gracias al policía que tenemos adentro.
La reflexión sobre las formas de hacer política que hemos realizado en diferentes espacios, durante los últimos años, nos han permitido incorporar en la práctica, una actitud crítica y autocrítica respecto del quehacer político, tanto propio como de otros sujetos. Esto, por supuesto, de manera diferenciada en cada uno de nosotros.
Considerando que nos proponemos formas de hacer política que estén al margen de la perspectiva de los sujetos del capital y su Estado (y que cuando estemos obligados a tenerlo como interlocutor-enemigo no caigamos en su racionalidad), nos podríamos plantear un mínimo de indicadores que nos muevan a pensar/reflexionar/escribir, de manera que construyamos formas narrativas y ensayísticas que den cuenta de la complejidad de la realidad de la resistencia y lucha contra la dominación, en un lenguaje que experimente otra gramática, otras formas de nombrar acordes con lo que se está gestando, con lo inédito.
Reconocer a los sujetos que emergen (con respecto a sus prácticas y formas de hacer, principalmente) para dar cuenta-mostrar su huella, de manera que podamos contribuir a facilitar la resonancia entre sujetos, así la subjetividad que germina en la perspectiva de la lucha y las nuevas formas de organización que vayan creando se compartan. Mostrar por ejemplo si es que se enfrenta el autoritarismo en la cotidianidad de la lucha. Mostrar cómo se manifiesta la afinidad y la confianza entre los diferentes sujetos que luchan desde su cotidianidad.
Reflexionar sobre la forma en que se va incubando el “virus” de contrainsurgencia en el ámbito de los propios espacios de los sujetos, incluso en las manifestaciones subjetivas del hacer político: oportunismo, espectáculo y montaje…, provocación de acciones instrumentales, la narrativa contrainsurgente de discursos aparentemente “radicales”; todo lo cual favorece el quitarle los filos a la lucha por la autonomía. Para contribuir, en la medida de lo posible, a su desarticulación e inhibición ¿Cómo es que se expresan en cada espacio las estrategias del capitalismo? ¿Cómo se despliega la represión y sus modos específicos?
Reconocer a los sujetos que aparentemente no están organizados, ni que son reconocidos como colectivos activistas (sino sólo en familia, juego en el barrio, compas de trabajo, etc.) ¿Cómo se dan los mecanismos y los espacios que fortalecen la comunicación como conversación, así como la construcción de información políticamente pertinente?
Cuidar que la agenda y el tiempo de lo que hacemos esté condicionado por nuestra necesidad y deseo, al margen y más allá de la agenda y el tiempo que impone el capital, a través de sus sistemas de partidos, electorales, de gobierno, de comunicación, etc.
Reconocer lo que nos mueve, más allá de las apariencias, pues es fundamental el saber sobre lo que realmente nos mueve en el fondo (¿cómo es que emerge la indignación, por ejemplo, y en función de qué circunstancias?) ¿Qué y quién está en condiciones de convocar? Es decir ¿qué sujeto convoca y por qué? ¿Cómo se está construyendo un nosotros al margen de la racionalidad y el régimen capitalista?
En el contexto de guerra, en que la estrategia de contrainsurgencia utiliza formas de represión y terror diversas, la solidaridad entendida como una forma de hacer política es clave. Una solidaridad que articule y vincule tanto a quienes se solidarizan como a quienes reciben la solidaridad, que se hermanen en el dolor que sienten en común, nos exige evitar que se convierta en un factor que desorganice a los colectivos.
La lucha contra la represión implica la solidaridad entendida como apoyo mutuo, en el respeto de lo que cada quien necesita, pero como una forma de convencerse mutuamente de ella y vincularse en un movimiento de resistencia y rebeldía común, donde el compromiso con el otro sea desde la base de la lucha propia porque, como dijeran tantas veces y de distintas formas los zapatistas, la mejor forma de solidarizarse con nosotros es dar la lucha donde estás y que te encuentres con otros en donde están viviendo y resistiendo, de tal manera que la solidaridad se convierta en una forma de hacer política no sólo defensiva.
Finalmente un punto crítico que comúnmente no se tiene en cuenta. Hacer conciencia de que inconscientemente reproducimos las formas de hacer análisis del tipo que hacen los sujetos de la dominación. Pensar desde la perspectiva del sujeto de la dominación implica que hacemos caracterizaciones, explicaciones, valoraciones, que fundamentalmente expresan y exponen cómo los sujetos de la dominación se mueven, cómo se despliegan; so pretexto de saber cómo hacen política y cómo dominan, para poder enfrentarlos. Pero se nos olvida pensar desde la perspectiva del sujeto de la resistencia anticapitalista y antiestatista. Es decir, de cómo hacer política desde la resistencia anticapitalistas con contenido de rebeldía y articulándola a la autonomía como proyecto, de modo que desde la cotidianidad de nuestro hacer estemos creando proyectos de autonomía en los diferentes ámbitos de la reproducción de la vida digna, pues olvidamos que el mero hecho de hacer política en sentido de la autonomía ya implica una manera de enfrentar el dominio, porque hacer de manera autónoma estorba a la realización del dominio.


Construyendo un mundo nuevo
Hugo Blanco
Lima, Perú
Veamos el mundo actual:

El planeta está gobernado por las grandes empresas llamadas transnacionales o multinacionales, porque están constituidas por capitales de varios países, principalmente del norte. El país económicamente más poderoso es Estados Unidos. En segundo lugar está China, donde gobierna el Partido Comunista, que de comunista sólo tiene el nombre, puesto que los funcionarios del partido y del estado son quienes manejan en provecho propio los grandes capitales. Otros países con poderosos capitalistas son los europeos y Japón.
Latinoamérica y otras zonas pobres del mundo, están relegadas a producir materia prima que sea aprovechada por los países ricos. Esto se llama economía extractivista. Nuestra economía que debería estar basada en lo que nuestros pueblos necesitan, está orientada a servir los intereses de las grandes empresas transnacionales. El interés de ellas es ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible. No les importa si para eso destruyen la naturaleza y aplastan a la humanidad.
No siempre fue así. Para entender cómo llegamos a esto, veamos cómo estaba organizada la humanidad en sus albores. veremos que algo de eso queda en los pueblos indígenas, por eso se nos llama también “originarios” o “primitivos”.

Cómo era la humanidad originaria

Vivía en colectividades, no había jefes, todos decidían lo que debían hacer.- En el lenguaje actual diríamos que eran sociedades democráticas. Mucho de eso queda en los pueblos indígenas, están agrupados en comunidades; en algunas partes se conserva más la democracia que en otras.
El principio de “todos mandamos” renace inclusive en sectores no indígenas como el “15 M” en España, “Ocupa Wall Street” en EEUU y los jóvenes peruanos que triunfaron en la lucha contra una ley discriminatoria anti-juvenil.
Existía gran solidaridad.- Hay un término sudafricano, “ubuntu”, que no es fácil traducirlo en el lenguaje moderno. Algunos intentos son: “Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otras son capaces y son buenas en algo, porque está segura de sí misma, ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.” "Soy lo que soy debido a lo que todos somos". “Un concepto africano tradicional que encarna el valor y la expresión del sentimiento del dolor ajeno como si fuera el propio”. "Soy porque ustedes son" "Una persona se hace humana a través de las otras personas" "Una persona es persona en razón de las otras personas".
Profundo amor y respeto por la madre naturaleza.- Se entendía que somos hijos de ella, que sin ella no sobreviviríamos. Eso heredamos los pueblos indígenas, nos indigna el fuerte ataque del gran capital contra ella, que por la avidez de ganancias la ataca violentamente; luchamos para defenderla. Ese ataque no indigna solo a los pueblos indígenas, sectores no indígenas, cada vez mayores, también lo repudian. Por eso crece el respeto por los pueblos indígenas. Cada vez más personas no indígenas, apoyan y participan en nuestra lucha. Usan el término “Pachamama”, que es Madre Tierra en quechua.
El dinero no es la vida.- Como antes no existía dinero, en los pueblos indígenas es mucho menor que fuera de ellos la avidez por él. Por supuesto que la gente quiere bienestar: Tener vivienda, comida, ropa, diversiones, alegría, descanso, compañía, relaciones sociales. Pero en general comprende que el bienestar no depende de tener mucho dinero.

Avance de la civilización

Ese mundo original, democrático, solidario, se fue debilitando con el avance de la civilización. La sociedad fue pasando de la horizontalidad a la verticalidad, surgieron quienes mandaban sobre otros, en algunos casos los sacerdotes que conversaban con la divinidad o los jefes de la guerra. Surgieron las sociedades de castas y luego las de clases sociales.
Por supuesto que la civilización trajo cosas positivas, pero junto con ellas vino lo negativo, la desigualdad, las jerarquías, los que debían trabajar para otros que no trabajaban.
En América surgieron sociedades de castas. Los invasores europeos encontraron a aztecas e incas. Precisamente por el debilitamiento de la solidaridad producida por la desigualdad, fueron más fácilmente aplastados que los pueblos libres.
En Europa surgieron las sociedades de clases: La clase esclavista era dueña de personas que trabajaban para ella, el dueño podía hacer con el esclavo lo que quisiera. Luego surgió la sociedad feudal, que consistió en que el señor feudal, dueño de un territorio cultivable, daba pequeñas parcelas a los campesinos para que ellos trabajen para sí y en pago debían trabajar gratuitamente para el señor feudal. Después vino la sociedad capitalista o burguesa, en que los obreros, por un salario miserable deben trabajar para el dueño de la fábrica. La invasión europea de América se realizó cuando Europa estaba en tránsito del feudalismo al capitalismo. Extrajeron el oro y la plata de este continente, lo cual era una acción capitalista. En el campo instituyeron el método feudal para el trabajo de la tierra.

Levantamientos de los oprimidos

Contra la monarquía gobernante en Francia, representante de los señores feudales, se levantó el pueblo oprimido en 1789. Sin embargo quien tomó el poder no fue la mayoría de los oprimidos, sino la burguesía. Ahí comenzó en el mundo, el dominio de la clase burguesa en nombre del pueblo. Dicen que gobierna el pueblo, que ese pueblo elije a sus gobernantes y que éstos en el gobierno sirven al pueblo. En realidad las elecciones son manipuladas por la clase capitalista gobernante, la burguesía. En la mayor parte de América Latina ese proceso se inició con la llamada “guerra de la independencia” en la que por la lucha de los pueblos, fueron expulsados del gobierno los representantes de la monarquía española.
Sólo cambiamos de amo. En el Perú teóricamente somos independientes desde 1821, aunque en la práctica pasamos a ser colonia económica de Inglaterra. Con el debilitamiento de ese imperio debido a las dos guerras mundiales, pasamos, igual que los otros países, a ser colonias económicas de Estados Unidos, ahora somos colonia de las grandes empresas transnacionales.
En Rusia hubo una revolución de los pobres contra la burguesía, entraron a gobernar comités, llamados “soviets”, de obreros, campesinos y soldados (los soldados eran muy oprimidos, los mandaban descalzos a morir en la guerra). Desgraciadamente, después de la muerte del dirigente revolucionario Lenin, entró a gobernar Stalin, quien inició la sustitución del gobierno de todos los oprimidos, por el gobierno de los dirigentes privilegiados que constituyeron una élite burocrática. Mató muchos revolucionarios que se opusieron a esta transformación.
Posteriormente hubo revoluciones anticapitalistas en Yugoslavia, China, Vietnam. Desgraciadamente en todas ellas quienes dirigieron, desde el principio se constituyeron en burocracias gobernantes. Esos países volvieron al capitalismo. Desafortunadamente Cuba ya inició ese camino.
De estos ejemplos debemos aprender que los dirigentes no manden, que quien mande sea el pueblo organizado, que los elegidos por él para cumplir funciones sociales obedezcan el mandato de las bases. Que no haya re-elección de funcionarios. Eso nos enseñan los principios zapatistas del mandar obedeciendo, practiquémoslos. ¡NO MÁS BUROCRACIAS!

El imperialismo

El mundo del capitalismo es el mundo de la competencia. Los capitalistas son enemigos entre sí. Por supuesto, cuando ven amenazados sus intereses por la rebelión de los oprimidos, se unen contra éstos, pero lo permanente es la rivalidad. Derivado de esto, una etapa avanzada del capitalismo devino en el surgimiento del imperialismo, en que un país capitalista predomina sobre los otros. La competencia entre imperialismos produjo las dos guerras mundiales.
Como manifestamos, la burguesía gobernante dice que es el pueblo quien elige sus gobiernos, por eso los denomina “democráticos”, como según ellos los gobiernos son representantes de los pueblos, deben ocuparse de proveer, con el dinero del pueblo, los servicios públicos: Salud, educación, electricidad, agua y desagüe, limpieza, correo, etc. Sin embargo esto está cambiando aceleradamente, todo eso está pasando a ser negocio de empresas privadas. A esto se llama “neoliberalismo”, que opina que el estado es incapaz y está muy bien que los servicios públicos pasen a ser negocio privado de las compañías. A ese cambio denominan privatización. Como dijimos, a las grandes empresas, y al capitalismo en general, lo único que les interesa es cómo ganar más dinero en el menor tiempo posible, no les importa que las necesidades populares sean eficientemente cubiertas. Otra característica del neoliberalismo es la globalización de la economía, que consiste en la soberanía mundial de las grandes empresas transnacionales sin importar los intereses particulares de los diferentes países, sino solamente la avidez de ganancias del gran capital. Estamos viviendo la etapa neoliberal del imperialismo y es contra eso que debemos enfrentarnos.

Ataques de las empresas transnacionales a la naturaleza

Por su voracidad de dinero, las empresas atacan en diversas formas a la naturaleza.
El calentamiento global: Es producido por la emisión de gases de efecto invernadero. La tierra recibe el calor del sol, se queda con una parte y devuelve el resto al espacio. Existen gases (anhídrido carbónico - CO2, metano – CH4, óxidos de nitrógeno – NOx) y otros, que son llamados de efecto invernadero porque impiden que la tierra devuelva el calor que debiera. Así, la atmósfera se vuelve más caliente. Dichos gases son emitidos por los carros, los aviones, las fábricas y otras instalaciones de las empresas. Eso da ganancias al gran capital, que prefiere ganar más dinero aunque lleve a la extinción de la humanidad. El calentamiento causa el derretimiento de los cascos polares y de la nieve de las cordilleras, lo que produce la afectación de flora y fauna. La nieve de las cordilleras, con su derretimiento natural, nutre subterráneamente manantiales que desembocan en ríos. Por el derretimiento acelerado de los nevados cordilleranos, están desapareciendo manantiales y los ríos son cada vez menos caudalosos; esto es un ataque a la flora, a la fauna, a la población humana, a la agricultura y a la ganadería. Sube el nivel de los océanos. Provoca huracanes, inundaciones, sequías. Los inviernos son más fríos, los veranos más cálidos. En la reunión COP21 en París, donde debía acordarse la rebaja de la emisión de gases, no se acordó nada, solo buenos deseos.
Minería a cielo abierto: Antes, se hallaba una veta, se extraía el metal, se fundía y usaba, no dañaba a nadie. Luego se usó el mercurio que es nocivo. Ahora ya no hay vetas, explosionan 4 toneladas de roca, lavan la arena resultante con mucha agua con cianuro para obtener un gramo de oro. El agua es inutilizada para el consumo humano, para la agricultura y la ganadería. Esto es malo en cualquier parte, y es criminal en las cabeceras de cuenca, de donde baja el agua subterráneamente para brotar en muchos manantiales a diferentes alturas y formar ríos. Ése es el caso de las amenazas de Conga en el Perú y Kimsa Cocha en Ecuador.
Extracción de hidrocarburos (petróleo y gas): Envenena las aguas, como sucede en la Amazonía peruana donde poblaciones selváticas quedan y sin peces. Esto, además de sus efectos en el calentamiento global.
Deforestación: Para la extracción de madera o hacer plantaciones. Es un ataque a toda la humanidad, pues los árboles absorben el anhídrido carbónico, gas de efecto invernadero. Además es un ataque a la flora y la fauna de selvas y bosques.
Agroindustria: Mata el suelo cultivable debido al monocultivo, en lugar de la rotación de cultivos (un año una especie y al año siguiente otra) y los cultivos asociados (varias especies en una parcela) imitando a la naturaleza y conservando la fertilidad, practicadas por la agricultura familiar. Además la agroindustria usa agroquímicos en abundancia: Fertilizantes, insecticidas, herbicidas. Esto asesina la biodiversidad y envenena a los trabajadores y al vecindario de la zona. Así se está depredando gran parte de Argentina, Brasil, Paraguay y otros países para cultivar biocombustibles, alimentos para carros: Caña de azúcar, soya transgénica, palma aceitera, etc. La agroindustria de alimentos produce otro ataque a la humanidad: Cultiva transgénicos, OGM (organismos genéticamente modificados), cuya inocuidad no ha sido comprobada. Uno de sus objetivos es que los alimentos puedan ser transportados a grandes distancias sin podrirse. Los alimentos se trasladan antes de madurar y se los hace madurar artificialmente. Construyen vías rápidas de comunicación, lo que malogra el medio ambiente y daña a las poblaciones. El transporte terrestre o aéreo al usar mucho combustible malogra el medio ambiente y contribuye al calentamiento global.
Fracking: Los adelantos de la ciencia y de la técnica no están al servicio de la humanidad, son pagados por el gran capital para aumentar su ganancia, atacando más al medio ambiente. Es el caso de la fracturación hidráulica. Consiste en inyectar agua con sustancias químicas a las aguas subterráneas para extraer gas y petróleo. Debe perforarse como promedio 2,500 metros verticalmente y otro tanto horizontalmente. Esto contamina aguas subterráneas que han de ser bebidas por mucha gente. Además provoca sismos. Una de las principales víctimas es la población de EEUU.
Otros ataques: Hay infinidad de ataques, cada día aumenta su número y su peligrosidad, mencionemos algunos: Extracción de petróleo submarino que envenenó el golfo de México. La prospección de ese petróleo que mata delfines con el ruido. La formación de islas de plástico más grandes que Francia en el océano. Contaminación de los arrecifes de coral que mata también a otras especies marinas. El envenenamiento del mar. La energía atómica “para fines pacíficos” que produjo la tragedia de Fukushima. La geo ingeniería, que es la manipulación del clima. La nanotecnología, que manipula los átomos.

Ataques a la humanidad

Hacen guerras como en Iraq, Afganistán, Libia, para oprimir más a esos pueblos y favorecer a compañías que fabrican armas. En África provocan guerras internas apoyando a jefes guerreristas al servicio de un país imperial o de una empresa.

Extinción de la humanidad o del gobierno de las empresas transnacionales

Como el objetivo del gran capital es obtener más ganancias, y para ello ataca en forma creciente a la naturaleza, produciendo la extinción de especies vegetales y animales, dentro de menos de un siglo, también la especie humana se extinguirá. Afortunadamente hay otra posibilidad: Que la colectividad humana, en conjunto, desplace el gobierno del mundo por las grandes empresas y sea ella quien se autogobierne. A esto llamamos la construcción de otro mundo posible.

Construyamos otro mundo

Desde que comenzó la opresión, la desigualdad, hubo rebelión contra ella. Espartaco, Tupac Amaru, son muestras de ello. A veces el enemigo, tácticamente, retrocede. Otras veces se apodera de nuestras consignas y las distorsiona. Hemos mostrado que la burguesía se apropió de la rebelión popular contra la monarquía y en nombre del pueblo instauró la república del capital y la llamó democracia. La fuerza de los de arriba es que tienen en sus manos el estado, el gobierno, con todo el aparato represivo. La fuerza de los actuales opresores es el dinero, con el que compran todo: Gobierno, parlamento, poder judicial, fiscales, policía, ejército, medios de comunicación.
La fuerza de los de abajo es que somos más. Si nos organizamos y unimos, triunfaremos. Aprendamos de las luchas del pasado ¿por qué fueron derrotadas? Muchas de ellas triunfaron, pero luego los burócratas se apoderaron del triunfo para erigirse en nuevos opresores. Rusia, China, Vietnam, donde el pueblo pobre triunfó, por la degeneración de los dirigentes ahora son países capitalistas, los nuevos capitalistas son los anteriores dirigentes. Eso nos enseña que la fuerza que triunfó, la colectividad, debe gobernarse a sí misma, no debe entregar su triunfo a un dirigente o a un grupo de ellos. Eso aprendieron muy bien los indígenas zapatistas que aplican los principios del mandar obedeciendo. La que manda es la asamblea, los elegidos para cumplir funciones, obedecen. No eligen una persona, sino un grupo de varones y mujeres. Luego lo reemplazan por otro grupo, no hay re-elección. Ningún elegido gana un solo centavo, pues si le pagaran se esforzaría para que le paguen más.
Debemos aprender de las luchas del pasado y del presente, nos enseñan mucho, pero no debemos copiarlas, pues cada época es diferente, cada país también, como lo son las regiones en cada país. Hay generalidades válidas, por ejemplo que el capitalismo gobernante no va a permitir que el pueblo oprimido llegue al poder por medio de elecciones. Dejan que participe en las elecciones, muestran eso como señal de que las elecciones son democráticas, permiten que una minoría de izquierda llegue al parlamento, pero por supuesto tienen la garantía de que el poder ejecutivo y la mayoría parlamentaria estén en manos de ellos. A veces, cuando ven el peligro de insurrección, permiten que lleguen gobiernos “progresistas”, que recortan algunos privilegios del gran capital, pero mantienen lo fundamental del sistema. Luego, como no se puede hacer una revolución a medias y el capital les sabotea, estos gobiernos se desprestigian y vuelven al gobierno los representantes del gran capital, como sucedió en Argentina, está a mitad de camino en Venezuela y también sucederá en Ecuador y Bolivia.
Esto no significa que no debemos participar en elecciones, a veces es correcto hacerlo, aprovechar las expectativas populares de escuchar planteamientos políticos. Precisamente debemos aprovechar la campaña para decir la verdad sobre cómo debiera estar organizada la sociedad. Mostrar que la economía está al servicio de las grandes empresas y cómo debiera organizarse en beneficio de la población. Que el orden público no debe estar en manos de la policía corrupta y sirviente de las transnacionales, sino debe estar constituida por miembros elegidos desde abajo y revocables por el pueblo, lo mismo que los jueces y los fiscales. Que las empresas gobernantes no van a permitir que el pueblo oprimido tome el poder en sus manos y que solo la lucha de los de abajo cambiará la situación.
Pongo como ejemplo lo que hice: Había un espacio de TV gratuito para los candidatos. Me tocó ir luego de que el gobierno ordenó un alza de precios de los productos de primera necesidad y la central obrera decretó una paralización de protesta. Ante la TV denuncié la actitud del gobierno y me pregunté: “¿Cómo combatir ese ataque? ¿Votando por mí? ¡No! ¡Esto no se arregla con las elecciones, se confronta con la lucha social! ¡Voten por cualquiera pero todos debemos estar como un solo puño en el paro para hacer que sea exitoso!” A las pocas horas me apresaron y en un avión militar me enviaron junto a otros luchadores a un cuartel antisubversivo en Argentina. Fui el candidato de la izquierda más votado.
Si no usamos la campaña para señalar que solamente la lucha social cambiará al país, le hacemos juego al engaño de los poderosos, nos convertimos en “la izquierda que la derecha necesita”.
Ahora en Latinoamérica las luchas populares son principalmente contra el extractivismo, economía impuesta por las grandes empresas. Otras son contra el asesinato de combatientes, contra la criminalización de la protesta.
Hay desafíos a los gobiernos impuestos por el gran capital: En Guerrero, México, la policía comunitaria armada. En el Cauca, Colombia, la Guardia Indígena, en el norte peruano las rondas campesinas. En Cherán, México, han sido expulsados los partidos políticos del sistema y la población elije al Concejo Mayor de Gobierno Comunal, compuesto por 12 personas. Ellos nombran a la policía municipal que cuida del orden público y vigila el ingreso al municipio. En momentos en que escribo esto, el pueblo de Haití está en las calles exigiendo la salida del presidente, entre las fuerzas represivas están las tropas enviadas por los gobiernos “progresistas” de Bolivia y Ecuador. En el Perú trabajamos para que las luchas se enlacen entre sí lo más posible, comenzando por regiones, por un objetivo común como las luchas anti-mineras. Esperamos que logren coordinarse a nivel nacional.
Por otra parte está bien enlazarnos internacionalmente entre activistas como lo estamos haciendo en “Pueblos en Camino”. Aprendemos y enseñamos mutuamente.
No debemos desdeñar a quienes no participan en estas luchas pero trabajan por construir otra sociedad contra las imposiciones del gran capital: Quienes cultivan productos alimenticios ecológicos y coordinan con organizaciones de consumidores de ellos. Practicantes de medicina alternativa contra la imposición de los grandes laboratorios. Practicantes de la educación alternativa. Los “custodios de semillas” que en rechazo a las semillas transgénicas y a la privatización de las semillas, coleccionan diversas variedades de distintas especies, las canjean, las distribuyen, las difunden. Quienes crean monedas locales para el intercambio de bienes y servicios y no para atesorar. Los obreros que toman la fábrica en sus manos y distribuyen las ganancias entre ellos, tienen el apoyo de la sociedad que les rodea, ellos también la apoyan.
El subcomandante Marcos dijo: “No se trata de tomar el poder sino de construirlo”.


Sobrevivir la barbarie y vivir el tejido

Alonso Gutiérrez Navarro, México

Hoy la apuesta está sobre la vida porque la muerte es la regla; difícilmente está en el horizonte aquella máxima marxista de “socialismo o barbarie”. La barbarie es la vida cotidiana y al vivir legitimamos el horror. Parecería una entrada catastrófica igual que cualquier llamado amarillista o el anuncio de una etapa apocalíptica, pero no es el sentido. La barbarie está en la pérdida de límites del capital y el avance en la reproducción y producción de cada ínfima parte del ser humano y de la naturaleza como mercancía. La vida puede ser producida o aniquilada según los intereses del capital.
A mi generación le tocó nacer en la derrota. Tiene que ver con la caída del muro de Berlín y las caídas consecutivas de lo que surgía como resistencias. No es una derrota en el sentido que vislumbraba otro sistema que le hiciera frente al capitalismo sino porque simplemente lo contenía. Ahora vivimos el terror de la etapa neoliberal y su avance sin frenos. La derrota tiene que ver con la imposibilidad de creer, hacer y construir horizontes de posibilidad y resistencia.
En nombre de los pueblos y en nombre de la construcción de otros mundos posibles hemos visto cómo se enarbola el mismo sistema para gritar somos la renovación del sistema que hizo creer a muchos que eran la alternativa. La derrota también consiste en tratar de salir del pozo y volver a caer, agotando la mirada de posibilidad ahí dónde sí la había. Las consecutivas derrotas generan experiencia -de quienes luchan- de frustración, de cansancio, de utopías inalcanzables y de que nada vale la pena. Lo cual es aprovechado por el sistema con la promesa de éxito, de la alegría y la felicidad y la libertad individual a toda costa.
Existe otra opción de la derrota: el muerto en vida: Para el pueblo mexicano, la mejor representación es la hecha por Jis y Trino en la película el Santo vs Tetona Mendoza, los zombis de Sahuayo. Donde la vida expresa la funcionalidad al sistema, los zombis viven y alimentan el sistema hasta que son muchos y estorban. Existirán mientras sea necesario o en los volúmenes de seres humanos que puedan hacer que funcione la maquinaria. El muerto en vida es la consagración de un sistema que con una mano te alimenta a cambio de tu trabajo y por el otro te desecha cuando ya no eres útil.
Esa polaridad entre la vida y la muerte crea un ellos y un nosotros, como los señalan los compañeros zapatistas (no se trata de dos bandos ni del resultado de pensamiento dualista; se refiere a condiciones de reproducción de la vida). En el ellos, la muerte es un medio para seguir avanzando, el poder encarnado en la deshumanización y en las prácticas fascistas que persiguen. El ellos que también es el arriba, es hostil, devastador y penetra por todos lados. No va dejar ningún rincón fuera de su alcance. Ese ellos es visible, claro, pero también y con más frecuencia, no es visible y este se ha convertido en el más peligroso, el falso nosotros. Es que este impide que haya claridad del rumbo, del camino por trazar y va cansando a los que se iban concientizando. El falso nosotros(ellos) se levanta en nombre de la democracia, de la libertad, de la pobreza, de los pueblos, del socialismo, del marxismo, del anarquismo, de la clase, de la minoría, de la diferencia, del cambio, de los de abajo, de todo aquél que pueda cooptar y decide ser la vanguardia, la verdad histórica, el movimiento de masas, la base popular, el cambio verdadero y revolucionario, la clase elegida, el gobierno del cambio, el sujeto revolucionario… y al decir lo que va siendo, flexible, sin escrúpulos, camaleónico, olvida lo que le dio origen. Luego de usarlo, de servirse de todos los modos con desvergüenza y conmovedora soltura, se enmascara de sus luchas, historias, sangre, voces, cuerpos, tiempos, ritmos, poéticas y verdades llenas, plenas e inabarcables y lo suplanta con gestos y discursos apropiados y oportunos. Porque parece fácil montarse en los pueblos y los movimientos… pero la cuestión, la verdadera, la pendiente está, sigue estando en transformarse junto, con y en ellos.
En el nosotros se genera un horizonte de posibilidad entre los Si y los No que decimos y hacemos en el mundo y en el cual construimos con otros. Eso implica en todo momento estar dispuesto a incomodarse, a seguir buscando, a salirse del yo y el ego. A que la emancipación signifique también la autoemancipación. A que la solidaridad se teja desde lo humano. A que la ética se vuelva política y la otredad una realidad. Incomodarse a veces significa no quedarse con la primera estrategia y a la sabiduría de reconocer el cambio y el camino cuando el primer Sí que diste junto con otros puede entrar en contradicción. Cuando el contexto cambia de modo que ahora, en este nuevo momento, el No que se pronuncia no es igual al primer Si que se dio. Se entreteje una concatenación de sís y nos que solamente se puede construir en colectivo, en la escucha de los otros nosotros y con el horizonte de la vida. Que no puede acumularse. Que no puede lucirse como la presa capturada una vez y por la que merecemos la salvación eterna, el reconocimiento permanente, el paraíso y el respeto de los que quedaron y merecen estar abajo. La construcción de esos espacios de vida sólo tiene sentido y posibilidad ahí dónde el nosotros existe. Ahí donde el colectivo es un proyecto de vida, ahí dónde la práctica le da sentido al existir.
La construcción de espacios de vida mira de frente a la muerte que es la regla. Ese es su criterio de decisión. Me parece que desde Pueblos en Camino se intenta que el tejido entre pueblos y procesos ilumine los espacios de vida, la creación de posibilidades de mundo. Que el nosotros adquiera sentido en la forma de tejer, evitando con rebeldía y rabia señalar el destello que ilumina más o que permite imaginar o construir más. Creo que se trata de reconocer la vida ahí dónde se encuentre, la nuestra, para seguirle haciendo frente a la muerte que se ha enseñoreado como único destino en esta maquinaria capitalista.


¡Baile… pero Luche! (y viceversa)
Tomás Astelarra
Córdoba, Argentina


Bienvenido al Apocalipsis”
Carrero o reciclador urbano a caballo en Marcha de la Gorra contra la violencia institucional en Córdoba.

El apocalipsis ya llegó, sólo estamos esperando que baje la nube”
Eduardo Damato (ecologista de San Marcos Sierras)

! Excelencia! basta de profecías apocalípticas ya sabemos que el mundo se acabó
¿Catastrofista?
¡Claro que sí!

Pero moderado”
Nicanor Parra (poeta chileno)

Es imposible atravesar estos tiempos que corren y obviar ese apocalipsis o pachakuti en que las más diversas culturas y visiones de nuestra historia nos sitúan. El parto de este nuevo mundo, si es posible, es a través del paso por la oscuridad, la confusión, el caos...(y todo desde un vientre castigado, despreciado, angustiado...). “El error consistió en creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”, reconoció el poeta Nicanor Parra y aclaró: “Buenas Noticias: la tierra se recupera en un millón de años. Somos nosotros los que desaparecemos”. Entonces quizás mejore un poco el análisis descartar la soberbia humana de hacernos poseedores de los destinos del planeta, el espacio, las plantas, animales y demás seres vivos, para enfocarnos en nosotros mismos, en nuestra sobreviviencia o superviviencia como especie. Y si podemos reducir un poco más el ámbito, concentrarnos en nuestra comunidad, nuestra familia, nuestras propias acciones. Porque está visto que la solidaridad, la lucha, la militancia... es también un gran verso captado o coptado por el estado o las empresas, amen de soberbias individualidades que enmascaran en su discurso y acciones, su propio deseo personal de sobresalir, encantar, dominar, ser soberbios... Y por otra parte, lo comunitario también se ha transformado en un discurso, siendo que su gen, es apenas un residuo decadente en algunos pueblos ancestrales que cuando no son exterminados, cargan sobre sus espaldas años de resistencia, ahora también factible de ser envasada en una cultura etno for export. Como tantos de nosotros, han adquirido la democrática posibilidad de poder hacer lo mismo que los grandes empresarios y dueños del mundo: vestir su propio envase y luchar por estar lo más alto posible de la góndola (bien lejitos de la tierra).
Si alguna enseñanza nos deja el paso por el dizque ciclo progresista latinoamericano es que la política, al igual que la religión, no es un campo que deba ser delegado en otras personas, sino que debe ser asumido responsablemente de forma individual, para luego consensuar con la comunidad, y recién, quizás, después, con otras comunidades. Comenzar de nuevo un proceso de alquimia social que hoy es evidente, se fue al carajo. Hoy más que nunca son las instituciones las que formatean a la gente y no viceversa. Si la gran trampa del cristianismo fue hacernos creer que Dios es algo externo a nosotros, la del capitalismo fue convencernos de que podíamos depositar las decisiones de nuestro territorio en un presidente o parlamento, incluso en nuestros propios dirigentes sociales, sacándonos de encima el peso, el costo, de las decisiones. Putear es fácil, gobernar, crear comunidad, no tanto. En eso sigue presente la llama incandescente del zapatismo, la nueva experiencia en Kurdistan, los ancestrales ayllus aymaras, los jipis cordobeses y todas las experiencias comunitarias y de organización popular que pueblan el continente de forma sutil e invisible y que día a día van tejiendo las redes de este nuevo mundo en parto. Las bautizadas “Arcas de Noe” por Raúl Zibechi. Quien en alguna entrevista aclaró:

La forma de acumulación capitalista es una forma de guerra, de destrucción de los pueblos. Los movimientos populares tienen que actuar como el campesino ante una planta nueva: cuando hay una planta nueva que está creciendo, el campesino no la pone en medio de la calle que la pisen, sino que la protegen. Los movimientos sociales lo que tenemos que hacer es proteger una parte de nuestra estructura. Si no, estamos entregados a los medios, a la inteligencia, a la represión y la persecución. Decidir la visibilidad cuando sea conveniente, pero no visibilizarla todo el tiempo. Los militantes tenemos que saber que esto no es para dos días, sino que se necesita una militancia permanente. El pueblo a veces se desespera y lucha, y está muy bien. Pero hay una permanencia cotidiana de organización de actividades, de convocatorias, de abrir espacios, que es fundamental, sin la cual las energías populares se dispersan o alguien las utiliza para conseguir un cargo”.

Es posible que los gobiernos progresistas producto de las revueltas populares que conmocionaron el continente a principios de siglo hayan representado un respiro para estas organizaciones. Algunas fuentes de financiamiento, una mejora económica y de cobertura social que permitió dejar de lado las urgencias y concentrarse en la construcción de largo plazo. También provocaron flagrantes deserciones, liderazgos perdidos en la función pública y quizás la certeza de que todos esos reclamos y pobladas contra el neoliberalismo del fin del siglo XX tenían más de urgencia económica que de convicción política. Las mejoras económicas de los gobiernos progresistas para los sectores populares implicaron no sólo la desmovilizaron proyectos autonómicos como las asambleas barriales en la Argentina, sino también modificaron las pautas de consumo en pueblos como el boliviano, donde, a pesar de las esperanzas, el acceso al poder de líderes indígenas y comunitarios no sirvió para cambiar el paradigma de desarrollo capitalista, sino todo lo contrario, ampliaron el margen de inserción a un esquema obsoleto de producción de bienes y niveles de confort basados en el extractivismo y por ende, la represión de otros pueblos, también indígenas y comunitarios, con la desdichada suerte de permanecer en esos cada vez más numerosos puntos donde el sistema apuñala las venas abiertas de América Latina. Y es ahí donde el reflujo del egoísmo capitalista, de ese mundo orquestado para una minoría de la población, se muestra más como estrategia de dominación que como un rapto de generosidad. Es ahí donde se multiplica la hidra capitalista, azuzada por los medios de información, sustentada en el miedo y la ignorancia que los gobiernos militares y neoliberales supieron sembrar en el continente, quizás también en una razonable claudicación de aquellos que hartos de soportar la miseria, la represión y discriminación, la obvia dificultad humana para crear una nueva conciencia, decidieron mirar a un costado protegidos por una pantalla discursiva que mostró esa breve claudicación de los dueños del poder como un cambio profundo en las formas de hacer política desde el estado. Nos vendieron las migajas de una harina de soja como un pan casero. Y entonces la cholita boliviana pudo comer en restaurantes de lujo con el dinero de la minería y los jóvenes argentinos cargar el mote de “militantes” con jugosos sueldos provenientes del monocultivo de soja. Entonces perdimos el norte de aquella ecuación que decía: “Consumo=Muerte” y los paramilitares llegaron a Bolivia para permitir el avance de las cooperativas mineras sobre los pueblos altiplánicos y el veneno del glifosato comenzó a sembrar una epidemia de cáncer en la pampa argentina. Ésta vez, con el apoyo mayoritario de la población, que no quiso que nadie viniera a juzgar ni quitarle su bien merecido confort y consumo, a contarle su procedencia, a decirle que aquellos brillantes envoltorios estaban manchados de la sangre de los pueblos. Como dijo alguna vez el humorista Tato Bores refiriéndose a la Argentina:

Que país generoso. Yo no entiendo en que momento nos despelotamos tanto. Si éramos un país inmensamente rico, multimillonarios éramos. Lo malo de esta fertilidad es que una vez, hace años, un hijo de puta sembró un almácigo de boludos y la plaga no la pudimos parar ni con DDT. Aunque no recuerdo bien si fue un hijo de puta que sembró un almácigo de boludos o un boludo que sembró un almacigo de hijos de puta”.

Un amigo anarquista también decía: “10% de hijos de puta, 10% de seres conscientes, y 80% de boludos a los que convenció el primero de jugar a la modernidad mientras mata a los segundos para luego seguir con el resto”.
Los gobiernos progresistas avanzaron en muchas reivindicaciones políticas y sociales y también encararon una importante batalla cultural. Salvo excepciones discursivas como las del Pepe Mujica o de organización de otro tipo de producción alternativa como los proyectos comunales de Hugo Chávez, la batalla cultural (y productiva) no estuvo centrada en el consumo, que hoy sabemos claramente, es el principal causante de este bendito descalabro mundial. Escuchar a la presidenta Cristina Kirchner decir con orgullo que Argentina es el principal consumidor de caramelos y que gracias a su gestión ahora los pobres comen caramelos, o que el gobierno de Evo Morales muestre como orgullo y reivindicación de los pueblos indígenas bolivianos el rally Dakar o el satélite Tupak Katari. Escuchar al vicepresidente Linera decirle a los pueblos campesinos de Santa Cruz que para sostener la universidad de sus hijos hay que multiplicar por diez la frontera agrícola para exportar granos a los países dizque desarrollados. Pero sobre todo, encontrar que una buena parte de la población antes marginada, hoy se siente incluida en ese consumo y muchos movimientos sociales en vez de empoderar sus autonomía, han decidido relajarse en la dádivas del estado. Y dentro de esa batalla cultural perdida, de esa sociedad consumista, individualista, ignorante de los verdaderos problemas globales, hermética y aséptica, ajena no sólo a los conflictos ambientales sino a la estructura productiva criminal que sustenta su consumo, los gobiernos empresariales pudieron vender el “cambio”, el “progreso”, el combate a la “corrupción” y el “narcotráfico”; de la misma manera que la Coca Cola vende botellas “ecológicas”. Bolivia, el país que exportó al mundo el concepto de “pachamama” muestra hoy los mayores índices de crecimiento en el consumo de este producto inútil, perjudicial para la salud, en manos de una empresa cómplice del asesinato de sindicalistas colombianos, desabastecimiento de agua en comunidades campesinas de India y otros infinitos males de este sangrante presente globalizado. “No lo podía creer. El esfuerzo de años de lucha por mejores condiciones laborales de repente servía para comprar televisores plasma, autos de lujo y espectáculos baratos”, me confesó alguna vez un militante del Sindicato de Trabajadores de Subte y Premetro de la Ciudad de Buenos Aires, una de las experiencias de sindicalismo independiente más rutilantes de la Argentina post 2001. La lógica del consumo lo inunda todo y tiene las mil máscaras de esta hidra capitalista. Algunas experiencias sociales y comunitarias se sirven de él para empoderarse a través de proyectos de economía social que plantean otras lógicas de trabajo, redes de distribución, comunicación y consumo en sí mismo. Algunos cambian su forma de vida acorde a esa austeridad que no es pobreza sino dignidad. Muchos la utilizan para acceder a esa opulencia que tarde o temprano se vuelve mentira y pobreza de espíritu. Así nos decía Pablo Solana, vocero del Frente Popular Darío Santillán de Argentina en un balance a diez años del 2001:

Hoy expresamos una propuesta de organización social, de trabajo, que valen la pena y que es una semillita. No es que se cambió la sociedad ni se cambió una lógica de pensar la producción, pero se demostró en una escala testimonial que es posible que los compañeros laburen y vivan con una subjetividad distinta, menos alienada, menos explotada. El 2001 potenció muchas experiencias nuevas que aprovecharon la crisis del modelo para proponer cambios radicales en las formas de organización social, laboral, comunitaria, de toma de decisión, de participación política. Muchas de esas experiencias se replegaron o encontraron sus límites. Una parte tuvo que ver con cierto reflujo en las condiciones económicas, más changas, volvía el laburo aunque fuera precario. La gente dejó de participar. También hay que aclarar que esas nuevas formas implicaban riesgo. Hubo muertos el 19 y 20, y hubo muertos el 26 de junio (la llamada Masacre de Avellaneda con la que el gobierno de Eduardo Duhalde aleccionó al movimiento piquetero), y algunos dijeron: a ver si viene algo más tranqui. Hay que leer el 2003. El kirchnerismo fue una respuesta, y no necesariamente indiferente para quien quiera leer que pasó del 2001 al 2011. Se da una respuesta parcial, sistémica, prolija. Más allá de las contradicciones del chavismo, allá hay un estado facilitador de estas experiencias, que libera posibilidades, recursos, para que el pueblo se las apropie y potencie su propia experiencia. ¿Qué se hizo acá con los movimientos asamblearios? Se les dijo: ya está. Quizás si hubieran hecho una ley de consejos comunales, una ley de presupuesto participativo, que la comunidad tenga que decidir sobre su territorio... Y había con qué: había una sociedad que podía dar más. No hacer una revolución violenta, sino apropiarse de más instancias de participación y decisión. Pero lo que vino como respuesta institucional fue dar unas soluciones por arriba (derechos humanos, cambio de la corte, salarios…) y un aplacamiento por abajo que es lo que hace que hoy estemos hablando de “puchitos” de buenas experiencias. Nosotros nos replegamos en nuestras aspiraciones de querer cambiarlo todo. Tuvimos que acomodarnos a lo que algunas políticas públicas nos dijeran que íbamos a poder hacer en cuanto a consolidar nuestros proyectos productivos autogestivos, que los teníamos planificados, pero necesitábamos algunos recursos. Algunos de esos proyectos, después de diez años, están funcionando, como la bloquera que comenzó Darío Santillán” (líder piquetero y víctima de la Masacre de Avellaneda).

En medio de este caos o pachakuti o apocalípsis, muchas de las clases populares renunciaron a sus aspiraciones de dignidad en pos del consumo, o vieron en el consumo una forma de dignidad. También crearon nuevas formas de economía por “abajo” que aprovechan las grietas del capitalismo para ofrecer alternativas de consumo y crecimiento económico pero dentro de la propia lógica del extractivismo y explotación que plantean los de “arriba” (como bien describe la socióloga y militante Verónica Gago en su libro “La Razón Neoliberal (economías barrocas y pragmática popular)”). En Bolivia el gobierno de Evo Morales es apoyado por los movimientos sociales (hoy fragmentados) pero también por un poderoso empresariado popular aymara que ha visto en la debacle de las políticas neoliberales una posibilidad de empoderarse económicamente. Sus lógicas de consumo, salvo matices, no difieren de las de sus antecesores. Sus formas de extractivismo y represión tampoco. A la par, muchos hijos de la clase empresarial y dominante encararon a ciegas nuevas formas de vida, renunciado a las comodidades de las ciudades para acercarse a la Madre Tierra, el Buen Vivir, fomentar el uso de las plantas medicinales ancestrales, o los frutos autóctonos, a través de cooperativas que también luchan por el acceso al agua de las población campesina, conscientizando sobre el avance de la soja, los agrotóxicos, el uso de químicos para frenar las tormentas, amén del saqueo inmobiliario y turístico. Resucitar el uso del adobe, el machete y la asada, la comida sana, el tiempo libre para los niños, la huerta en casa, las peñas solidarias y el encuentro entre mundos. También infringir una fuerte herida en el lugar que más le duele al sistema: el consumo. ¿Cómo bucear en nuestras contradicciones para ver el ellos en nosotros (y viceversa), el pasado en el futuro (y viceversa), el aliado en el enemigo (y viceversa), el todo en la nada, la luz en la oscuridad (siempre en en reversa o viceversa)? ¿Cómo desvelar, develar, revelar, rebelar, las máscaras de esta hidra capitalista? Cómo aceptar estas contradicciones y seguir tejiendo la resistencia?

Con alegría. Baile pero Luche es el lema de los Eternos Inquilinos, banda de cumbia sudaka rosarina a la cual un militante colombiano le aclaró meses atrás luego de una conferencia zapatista, que más o menos, ese es el lema de los ancestrales campesinos vascos.
Descolonizarnos desde las prácticas de vida:
Las alternativas ya están en los territorios

Constanza Cuetia
Comunera Indígena del pueblo Nasa
Quito, Ecuador


El camino transitado por los mayores y las mayoras de los territorios indígenas, afros y campesinos, es hoy nuestra guía espiritual para seguir soñando y luchando por nuestros planes de vida y por el Sumak Kawsay (pueblo Kichwa). Recuperar la memoria de nuestros pueblos y defender los territorios de la codicia del capitalismo es fundamental para seguir perviviendo.
El sumak kawsay viene a ser entonces toda esa riqueza espiritual que hay en los pueblos indígenas, la memoria en sí misma. La filosofía de vida que existía sobre aprender a comprender el ser de la naturaleza, el ser del espacio. (…) Para Occidente la naturaleza no tiene vida y por tanto es mercancía, se la ve como una opción mercantil, por lo tanto tenemos que aprovecharnos y explotarla. Pero desde el mundo indígena es todo lo contrario: la naturaleza tiene vida y siendo nosotros sus hijos tenemos que cuidarla”. (Kowii, 2014)

Hay una crisis del pensamiento en los pueblos indígenas: un mayor en el Cauca manifestaba que “el pensamiento está enfermo”, se refería a que el factor económico, dinero, es lo que nos interesa ahora, que ya no hacemos el trabajo con compromiso como se hacía antes, que antes se trabajaba sin un centavo y el trabajo en colectivo era más constante. Recordamos el llamado que nos hizo el Programa Familia en el Congreso del Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC:

Cuando nació el CRIC, había plena claridad de la necesidad de incidir los diversos espacios institucionales. Esta tarea está sin desarrollos contundentes. Desafortunadamente, hay una preocupante desviación de los llamados líderes o representantes que entran a ocupar los diversos espacios de la institucionalidad. La meta no era asegurar únicamente el salario de la persona; sino de avanzar a re-significar las instituciones bien sean estatales o privadas. Cuando se nos dice: “la ley no lo permite, eso no se puede”; lo que estamos es acomodándonos dentro del sistema dominante. Es la manera de agachar la cabeza, es decir, de rendirnos. Es entregarnos al enemigo. Es como traicionar el proceso que tanta sangre ha cobrado para lograr su crecimiento. Hay que trascender y dar el paso hacia la construcción del país donde quepamos todos. En este sentido y en nombre de tantos caídos, invitamos a una Desobediencia Civil. “Si actuamos todos como uno solo, nadie puede detenernos””. (CRIC, 2013)

El legado de nuestros antepasados antes de la conquista es importante conocerlo y valorarlo no para mirar con nostalgia sino para reconocernos en los principios del pensamiento andino que se vivencian en todo el Abya Yala. La reciprocidad ha sido fundamental para la resistencia de los pueblos, en donde la diversidad es una gran riqueza en nuestro pensamiento, costumbres y alternativas de vida. Tenemos una convivencia con nuestros compañeros afros y campesinos, con un pensamiento común arraigado en nuestro estar relacionados con nuestra Madre Tierra.

Articulado al principio de complementariedad, se encuentra en las sabidurías andinas, el principio de reciprocidad, que refleja su dimensión pragmática y ética. A cada acto que se da en el orden del Pacha, corresponde como contribución complementaria un acto recíproco, requiere correspondencia, reciprocidad simbólica, entre el orden del cosmos, la naturaleza, el ser humano, entre seres humanos y sus construcciones culturales; lo que rompe la visión fragmentadora y la oposición que entre éstos ha hecho la racionalidad occidental hegemónica y que las mira como opuestas y antagónicas. (Guerrero, 2010)

Las conexiones espirituales a través de los pensamientos, de los sueños, de las imágenes, las crónicas, entre otras, nos llevan a entender mejor el pensamiento de los pueblos indígenas. Por ejemplo, el sueño es una guía espiritual, nos conectamos a través de este con nuestros antepasados, se conversa con ellos. Si logramos reconocer que nuestro pensamiento está enfermo, podemos a través de la palabra digna y coherente tejer alternativas y soluciones a nuestros problemas.
Reconocer el pensamiento propio y crítico es difícil si lo hacemos individualmente, pero si estamos en colectivo mirando la hidra capitalista que nos carcome y si decidimos organizarnos para enfrentarla y cortarla de raíz podemos avanzar en fortalecer y defender nuestro pensamiento propio. Los zapatistas nos llaman a juntarnos en la palabra coherente para hacer frente a la tormenta. Muchos lo podemos pensar desde la espiritualidad, desde la organización, desde la movilización pero “hay que correr” como dice el sub Moisés.

A nosotras, nosotros, zapatistas, lo que nos interesa es conocer más de cómo resistimos y enfrentamos las muchas cabezas del sistema capitalista que nos explota, nos reprime, nos desprecia y nos roba. Porque no es sólo por un lado y de una forma que el capitalismo oprime. Oprime si mujer. Oprime si empleado. Oprime si obrero. Oprime si campesino. Oprime si joven. Oprime si niña o niño. Oprime si maestro. Oprime si estudiante. Oprime si artista. Oprime si piensas. Oprime si eres humano, o planta, o agua, o tierra, o aire, o animal. (…) Si nos interesan otros pensamientos es para ver si es que es cierto lo que vemos que viene, de una crisis económica tremenda que se va a juntar con otros males y va hacer mucho daño a tod@s en todas partes, en todo el mundo. Entonces si sí es cierto que viene eso, o que ya está, pues hay que pensar si sirve hacer lo mismo que se ha hecho antes. Pensamos que tenemos que obligarnos a pensar, a analizar, a reflexionar, a criticar, a buscar nuestro paso propio, nuestro modo propio, en nuestros lugares y en nuestros tiempos. (EZLN, 2015)

Haciendo una mirada grande de cómo estamos organizándonos en la educación, en la salud, en la jurisdicción propia, dentro de un sistema que nos cobija y no nos permite abrir camino al pensamiento propio sino que al contrario lo ahoga, vemos que nos falta mucho pero que si rompemos esos paradigmas de la escolarización, podemos transcender a lograr la autonomía soñada por nuestros y nuestras mayoras. Hoy vemos en nuestras comunidades indígenas cómo ha sido de difícil implementar una educación propia en medio de la institucionalidad, de acuerdo a leyes del gobierno. El hecho de tener que responder a una disciplina, reglas, normas de cómo pensar, sentarse, bajar la cabeza, entre otras, son formas que se ven en las escuelas donde la libertad del pensamiento se encarcela. Descolonizarnos desde las prácticas de vida es fundamental, las alternativas ya están en los territorios, regadas pero existen.
La falta de coherencia en nuestro actuar organizativo nos inquieta al presenciar que las agendas de las organizaciones indígenas responden más a la institución que a la misma comunidad, donde se manda sin obedecer a la comunidad. Cada vez nuestro buen vivir y nuestros planes de vida están en mayor riesgo. Cómo la cooptación se ha adueñado de nuestro pensamiento, nos han comprado por un beneficio de acomodarnos, de cerrar los espacios participativos, de volvernos perezosos para cuestionar lo que está sucediendo. Antes el enemigo era el terrateniente, el hacendado, pero ahora el enemigo se creció, las multinacionales se están adueñando de nuestros territorios y están acabando con la vida toda.
En esta época donde el capitalismo avanza con violencia, privatizando nuestro pensamiento por un materialismo del lujo y comodidad, las afectaciones a la Madre Tierra, como son: las represas, la minería a cielo abierto, el fracking, la tala de bosques, los monocultivos, entre otros proyectos de muerte, son difíciles de enfrentar y ahora la lucha debe ser defender a nuestra Madre Tierra de la privatización. Los que defienden la vida, son enemigos del sistema y por este delito, son asesinados, desplazados, exterminados. Cada vez más se privatiza el agua que ya tiene dueños. La humanidad está en peligro, la vida toda: ¿Qué podemos hacer? Como dice Hugo Blanco “a qué ética estamos respondiendo, si es la de la civilización, la humanidad se acaba y si es la ética indígena pues vamos a responder a la defensa de la Madre Tierra”.
Es difícil pensar diferente en medio de tanta frialdad e indiferencia, pero la dignidad y la semilla del pensamiento propio nos mantienen de pie y nos permiten respirar profundo para repensar y continuar nuestro camino.
Nos hemos olvidado de pedir permiso para entrar a los lugares sagrados (lagunas, montañas, ríos, entre otros – espacios donde viven los espíritus), hoy los han convertido en lugares turísticos. Cuando hablamos del corazonar, muchos se ríen; son incrédulos cuando decimos que las piedras tienen vida, que las plantas nos hablan, y que los animales también. Este es un mundo ajeno, que no se comprende desde el sentir. Que somos hijos de la Madre Tierra y que pertenecemos a ella no se entiende en medio de un mundo materialista donde el sistema nos dice que debemos trabajar como esclavos, para tener una casa, un carro, pagar unas vacaciones; muchos lujos que deben ser cumplidos y realizados. Hoy vemos cómo nuestro pensamiento está enfermo y que desde ahí se piensa, se decide, se actúa y nos vamos insertando cada vez más al sistema desde la salud, la educación y la organización. Nos creemos superiores. Por eso afectamos nuestro territorio y a nuestra Madre Tierra.
Entender que cada vez envenenan más el agua, que ya no llegan los tiempos de siembra y que debemos esperar a que el clima se acomode en medio de la alta contaminación por las grandes industrias y por la minería. Que las lluvias ya no caen para regar las plantas y que todo está desordenado; el ciclo vital, el ritmo de Uma Kiwe, está perdido en la turbina de la contaminación. Las nuevas generaciones ya sufren enfermedades desde el nacimiento. Enfermedades que antes sólo se tenían cuando se llegaba a la edad mayor. Hoy en día nuestros niños y niñas ya no se alimentan con productos orgánicos. Ahora se compra la cebolla, el tomate y las verduras en el supermercado cuando antes se podían cultivar en la huerta de la casa para el consumo de la familia y para la venta. Pero para poder vender se necesita que siembren en grandes cantidades, monocultivos para el mercado transnacional y estos requieren fertilizantes y venenos. Ya nuestras bebidas tradicionales como la chicha de maíz blanco, el guarapo de caña de azúcar, están siendo reemplazadas por las bebidas embotelladas. Tenemos mucho por cuestionar y mirar si continuamos en ese consumismo abismal.
Jeo Ciclos, indígena nasa, ha estado acompañando el proceso de la Liberación de la Madre Tierra en el norte del Cauca. Fue uno de los tantos heridos gravemente por el Esmad3 cuando intentaban desalojarlos de la finca La Emperatriz en mayo del 2015. El muy alegre nos comparte un poco lo vivido:

Yo no estoy sólo, vivo dentro de una comunidad. Yo soy adulto y mayor. Tengo mis cinco sentidos. Soy consciente de lo que pasó, pero hay jóvenes que esto no lo alcanzan a asimilar. Esto me sirvió tanto de experiencia: es para que nos apropiemos más de lo de nosotros, lo propio. Lo que me pasó en la mano, con la alimentación que he tenido yo, ya estoy recuperado. Lo que me pasó a mí era para tres meses de recuperación según el especialista. Cuando me hicieron la primera cirugía me dijeron ‘dentro de 20 días es la segunda cirugía’. Cuando miraron la mano y estaba totalmente seco, los médicos dicen: “¿porqué sanaba tan rápido?”. Y cuando me hacen los exámenes salí bien en todo y me dicen “¿y usted qué come?”: yo como mote, maíz, frijol, guineo sancochado, zapallo. “Usted va sanando como arte de magia”. Pero yo todo se lo debo al proceso del tul (huerta). Ésta recuperación tiene que ver con la alimentación. Esto que era para tres meses lo saque en 15 días. (Ciclos, 2015)

Hoy nuestros jóvenes preguntan: “¿cómo se puede hacer economía sin afectar a la Madre Tierra?”. Caemos en el dilema de cómo sobrevivir, pensamos en el hoy pero el futuro de nuestras generaciones ¿cómo va a ser? ¿Cómo volvemos a pensar y actuar con el corazón?, ¿alimentar la semilla del pensamiento propio? ¿alimentar los principios del pensamiento andino? "Hay que confiar en los runas (personas), no en los que están al lado del pueblo sino en los que somos pueblo." (Pérez, 2015)

En el Abya Yala, tenemos gobiernos progresistas que se sirvieron de la gente de base. A nombre de la izquierda proclamaron el respeto a la madre tierra. Hoy vemos cómo en Bolivia y Ecuador las agendas responden al modelo capitalista. Por más discursos que debatan en que hay que hacerle al desarrollo para suplir necesidades, se está entregando cada vez más el territorio a las multinacionales mineras. “los progresismos gubernamentales parecen haber optado definitivamente, bajo la presión de actores globales como endógenos, por un “realismo modernizador” y la política de la “medida de lo posible”, lo que es a menudo el mejor derrotero para justificar la renuncia a cambios estructurales en una dirección anticapitalista””. (Pueblos en Camino, 2015)

Hoy son inspiración Hugo Blanco, luchador de la primera reforma agraria en el Perú, que camina con dignidad a sus 81 años en todo el Abya Yala. Gentes que no se han dejado comprar; Máxima Acuña, mayora que defiende las lagunas de las montañas donde se encuentra el proyecto minero Yanacocha explotando oro en Cajamarca - Perú. Muchas y muchos defensores del medio ambiente, guardianes del agua que hay en diferentes rincones del mundo. Las comunidades que se encuentran en la Liberación de la Madre Tierra en el norte del Cauca. Alternativas del Wet Wet fxinzeni en el pueblo Nasa y muchas otras que demuestran que sembrando la propia comida, las plantas medicinales y defendiendo el territorio se puede vivir en armonía con la Madre Tierra. “El buen vivir es estar juntos todos los seres vivos. No hay ricos ni pobres, hay una forma de vida armónica: sin violencia, sin discriminación, sin envidia”. (Dorado, 2015)

¿Cuándo nos vamos a mirar a los ojos, tocarnos los cuerpos, encontrarnos en el afecto, descubrirnos como seres humanos con los otros seres de la vida y no dejarnos comprar, ni engañar, ni cansarnos -como dicen los zapatistas- y detener el horror? Porque los zapatistas han creado territorios libres de economía, de malos gobiernos, que es el capital. Y en esos territorios y desde esos territorios, donde hay justicia, donde hay libertad y donde hay dignidad; nos han convocado a todas y todos a enfrentar la tormenta que viene porque el planeta no tiene más espacio. Y tanto el territorio de nuestros imaginarios como los de todo el planeta están siendo destruidos. Grecia queda en mi corazón, en mi cuadra y en este barrio. La Liberación de la Madre Tierra es conmigo, el agua es la vida de todas y todos. (Rozental, 2015)

Nuestro pensamiento andino seguirá siendo semilla y nuestro corazón se agrandará para estar en equilibrio y en armonía con la Madre Tierra. El pensamiento andino todavía se camina, como forma de integrar a los pueblos indígenas, campesinos y afros de los diferentes territorios. Nos identificamos a través de la colectividad, siempre estamos intercambiando, dialogando, sintiendo, pensando, soñando y expresando en comunidad.

Referencias bibliográficas:


Ciclos, Jeo, entrevista de Tejido de Comunicación. Liberador de la Madre Tierra (14 de Mayo de 2015).
CRIC, Programa de la Familia del Consejo Regional Indígena de Cauca -. «Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca - ACIN.» Semillas para redireccionar y fortalecer nuestra organización del CRIC. 16 de Junio de 2013. http://www.nasaacin.org/index.php/informativo-nasaacin/3-newsflash/5856-semillas-para-redireccionar-y-fortalecer-nuestra-organizacion-del-cric (último acceso: 20 de Junio de 2013).
Dorado, Mauricio. Primer campaña de promoción, visibilización y reconocimiento de inventos para el Wët wët fxizenxi en el norte del Cauca: Crónicas de los recorridos realizados por 16 inventos. Santander de Quilichao, 2015.
EZLN, Comisión sexta del. Pensamiento crítico frente a la hidra. México, 2015.
Guerrero, Patricio. Corazonar. Una antropología comprometida con la vida. Quito: Abya Yala, 2010.
Kowii, Ariruma. «Nasaacin.org.» Nasaacin.org. 28 de Abril de 2014. http://www.nasaacin.org/informativo-nasaacin/viviencias-globales/6886-sumak-kawsay,-la-palabra-usurpada (último acceso: 21 de Diciembre de 2015).
Pérez, Carlos. «Nasaacin.org.» Nasaacin.org. 5 de Agosto de 2015. http://www.nasaacin.org/informativo-nasaacin/viviencias-globales/7762-carlos-p%C3%A9rez-guartambuel-ecuador-en-el-camino-de-la-emancipaci%C3%B3n-final (último acceso: 21 de Diciembre de 2015).
Pueblos en Camino. «Pueblos en Camino.» El ciclo de los pueblos se teje mientras el progresista del sistema se derrumba. 31 de Diciembre de 2015. http://pueblosencamino.org/?p=2133 (último acceso: 1 de Enero de 2015).
Rozental, Manuel. «Pueblos en Camino.» Desbordando la economía para superar el horror. 19 de Agosto de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=VvNxwI-mGao (último acceso: 8 de Octubre de 2015).

Hacia un objeto de deseo político
Confesiones políticas desde el sur

Bárbara Natalia Sierra Freire
Quito, Ecuador

Estáis muertos no habiendo vivido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que nunca fue. Triste destino. El no haber sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades. Cesar Vallejo

En esta ocasión no haré un discurso que argumente acerca del proceso vivido por la izquierda latinoamericana en el marco de los llamados gobiernos progresistas. Creo que muchos pensadores a lo largo del continente ya lo han hecho y bastante bien, desde distintas posturas teóricas y políticas y estoy segura además que la mayoría de los habitantes de esta región ya conocen estos planteamientos.
Es interés de este diálogo hablar más bien desde mi particular experiencia, desde lo que vi, viví y sentí en el contexto de la puesta en escena del proyecto modernizador del Siglo XXI. Se podría decir que lo que intento es hacer una hermenéutica de mi experiencia y desde allí realizar algunas interrogantes que me atormentan desde hace algún tiempo atrás.
Debo aclarar que la experiencia vivida, si mucho tiene de subjetividad particular, responde por otro lado a una suerte de subjetividad colectiva de quienes fuimos considerados la izquierda infantil, es decir la izquierda que expresó el desacuerdo con el proyecto del progresismo en el sub-continente. La izquierda, diría yo, que comulga con la crítica que desde la sabiduría de los pueblos ancestrales se hace a la promesa moderna,

El objeto se desvanece

En las décadas del neoliberalismo, años ochenta y noventa, nos tocó resistir el embate de las políticas más perversas del llamado Ajuste Estructural, así como la inevitable fragilidad de muchos de los relatos revolucionarios de origen europeo, básicamente de origen marxista, producto de la caída del Muro de Berlín. Sin embargo, la voluntad de lucha que había marcó la dinámica social en las dos décadas neoliberales y fue la que sostuvo la esperanza de que Otro Mundo es Posible. Para ese entonces, los planteamientos políticos pensados en el marco de la cosmovisión de herencia ancestral, al menos en lo que tiene que ver con el Ecuador, marcaban otra manera de entender los procesos de resistencia, otra manera de entender la utopía que manifestaba la huella de otro deseo político. En el horizonte de la lucha se dibujaban las primeras alusiones al Sumak Kawsay, entendido como otra apuesta civilizatoria distinta a la del progreso moderno capitalista.
Muchos de los y las luchadoras de los movimientos sociales, particularmente del movimiento indígena, que venían de la izquierda marxista, se vieron interpelados por el saber ancestral. De cierta manera aprendimos a aceptar los límites de la apuesta política heredada de la revolución socialista europea y la cubana, límites que tienen que ver con su origen civilizatorio, es decir, las coordenadas de la modernidad capitalista y su ideología del progreso. Este reconocimiento sin duda fue un gran avance para la izquierda latinoamericana y específicamente para la ecuatoriana, pues fortaleció los procesos de descolonización del pensamiento revolucionario.
Sin embargo, no pocos compañeros y compañeras de la izquierda seguían atrapados en la ideología moderna del progreso, el desarrollo y el crecimiento económico, en definitiva, en la promesa de la civilización occidental. Lamentablemente fueron ellos los que apoyaron el proyecto progresista como forma de modernización de nuestros pueblos, es decir de integración a las lógicas capitalistas más depredadoras. La imposibilidad de descolonizar su pensamiento de las imposiciones ideológicas del poder capitalista, así como la incapacidad de aceptar los límites que la teoría revolucionaria de origen europeo tiene en nuestras formaciones culturales, les llevó a ser no solo cómplices, sino autores del fracaso del llamado socialismo del Siglo XXI.
Al final, lo que hicieron es repetir la tragedia del XX como comedia del XXI. Si a la luz de los nuevos planteamientos de transformación que vienen desde los mundos ancestrales la Revolución Rusa no hizo sino mantener y profundizar la depredación capitalista, dirigida desde el Estado, lo que los progresismos latinoamericanos hicieron es repetir y completar lo que se empezó con el proyecto soviético, sin siquiera poner en duda el régimen de propiedad, como sí lo hizo la Revolución de Octubre. Su “revolución” del XXI no hizo otra cosa que abrir las puertas a la modernización más devastadora y destructiva que hayamos tenido, sobre todo si pensamos desde los mundos de vida indígenas y campesinos.
Los progresistas del XXI hicieron una copia mal hecha de la Revolución de Octubre que sólo benefició al capitalismo en la región. Lograron actualizar los mitos y leyendas del colonizador, sus símbolos, sus héroes, sus deseos. Se ha repetido y afirmado una vez más la historia del colonizador. Se ha vivido lo que ya vivimos muchas veces (explotación y opresión). El progresismo ha renovado la farsa ideológica del capitalismo, que de tanto creerla real la materializó en programas políticos, económicos y culturales que han vuelto a colonizar a nuestros pueblos. Quisieron hacer realidad sus fantasías coloniales, se inventaron una sociedad del progreso, el desarrollo y el crecimiento que realmente nunca existió, a no ser en sus mentes delirantes. Una década y más después, la fantasía del progreso se arruina y Latinoamérica, como era de suponer, entra nuevamente en las crisis cíclicas del capital donde éste la va, una vez más, a devastar.
Una época desperdiciada, tirada al muladar civilizatorio del occidente colonizador. Cuando no hay un referente político real, propio y concreto, la resistencia se trastorna y se pierde en delirios que crecen y la enredan en farsas ideológicas, de las cuales es cada vez más difícil salir. La fantasía-utopía potencia la vida cuando posibilita la construcción de nuevos sentidos de realidad, es decir cuando alimenta la capacidad poyética de la humanidad. Pero cuando la fantasía no es poética sino pedagógica, al contrario de dar esta apertura a la creación de mundo la cierra. Eso fue lo que sucedió en estos últimos años. Atrapados en la ideología del progreso entramos en el círculo vicioso de los ciclos del capital.

Hacia un nuevo objeto del deseo político
Creo, con temor a equivocarme, que el objeto del deseo que aún mueve la voluntad de la izquierda son los valores que encontraban su expresión histórica en la utopía Socialista, la misma que de alguna manera se hacía visible en los intentos del Socialismo Real desarrollado en la ex Unión Soviética y en la Cuba de Fidel. La caída del Muro de Berlín y el fin de los progresismos se termina de llevar entre sus escombros ese objeto del deseo político atrapado en las nociones de la modernidad capitalista. Así, estamos en el umbral de otro acontecimiento.
En este sentido pienso que es una necesidad impostergable re-inventar la ilusión, un otro objeto que motive nuestro deseo. La explotación, la opresión, la miseria, los abusos, los maltratos no sólo que no han disminuido, sino que han aumentado y las respuestas, que ciertamente las hay, no alcanzan a movilizar el deseo de la transformación. El deseo de otro mundo necesita de un objeto aprehensible que ya no es el Socialismo, no porque como propuesta no tenga validez, sino porque dejamos de creer en él. La idea de Otro Mundo es Posible parece decir mucho y al mismo tiempo nada. Quizá por esto es que no creemos en ella.
La ausencia de un objeto del deseo político para la transformación puede sumergirnos en el cinismo, la apatía, el conformismo y el consumismo. Así, discursivamente podemos definirnos de izquierda mientras que nuestros actos prácticos obedecen las lógicas del poder. Este abismo entre lo que decimos y lo que hacemos es resultado de haber extraviado el objeto de nuestro deseo político. Sin esta certeza existencial todo lo que pensamos o decimos desaparece en nuestra vida cotidiana, en nuestros actos diarios.
La ausencia del objeto del deseo ha terminado por enclaustrarnos en las academias, en unos casos y en el Estado y las ONGs en otros. Es decir, nos ha alejado del cuerpo del mundo: de sus dolores, de sus alegrías, de sus tristezas, de sus ilusiones. Enajenación que nos convierte en seres solitarios que dejamos de existir para el otro y con el otro, que no somos capaces de ir más allá de nuestro interés particular. Seres sin voluntad, seres sin fe, sin promesa y sin porvenir.
Hemos ciertamente dejado de caminar. Confundidos en los imperativos cotidianos no somos capaces de fecundar una nueva ilusión por miedo a perder una aparente seguridad que soporta una existencia que cada vez es más falsa. Apoyados en mil argumentos muy inteligentes y razonables justificamos el des-compromiso real con la vida como deseo y movimiento. Pero detrás de la palabra se encubre el miedo a lo incierto, a lo no dicho, a lo no pensado ni previsto, el miedo al porvenir, el miedo a lo distinto. Detrás de la palabra que encubre y miente está nuestra existencia atrapada fatalmente en la maquinaria del orden social, sirviendo como pieza del engranaje del poder, pero al fin y al cabo segura.
Construir un nuevo objeto del deseo político revolucionario exige la voluntad de detener la mecánica en la que acontece nuestra vida y poder decir No Más. El No que suspende nuestro vínculo, nuestra alianza implícita con la lógica social, que elimina el soporte simbólico que sostiene nuestra existencia social integrada. Después del No quizá podamos construir un nuevo objeto del deseo revolucionario que simplemente puede ser el deseo de seguir diciendo No y provocar con esto que el sistema, como apariencia esencial, se vaya derrumbando en su inconsistencia. Deseo de movimiento, de devenir, deseo oportunidad de lo distinto, aunque lo distinto sea lo incierto y lo azaroso o más bien por ello mismo.
El deseo de lo otro es deseo de desenlace, desear que se desaten los lazos que sostienen este orden de miseria planetaria. Que se deshagan las lógicas del poder de dominación en todos y cada uno de los ámbitos de la vida social, desde las instancias macro sociales a las instancias micro sociales. Más que un mundo nuevo, que ciertamente es una gran ilusión, deseo que este mundo capitalista acabe, se destruya, colapse.
La mecánica del mundo capitalista que organiza la rutina de nuestra vida cotidiana detiene el deseo de lo otro que es deseo de devenir y de por-venir. Lo otro es el espacio y el tiempo de la fecundidad de lo distinto. Ser lo otro siempre inadecuado a los poderes, que no puede ser representado en un modelo civilizatorio, ni apropiado por un partido político o movimiento social. El deseo de lo otro está más allá de los proyectos estatales y sus verdades políticas. La fecundidad es así la relación con el porvenir irreductible al poder.
El deseo de lo otro es deseo de lo infinito e ilimitado del por-venir que no se complace con las retóricas de lo posible, sino que busca lo imposible, la aventura de la existencia infinita. Quizá cuando nos dejemos atrapar por este nuevo deseo podamos mirar con más claridad el tema de las alianzas, es decir sepamos aliarnos con el próximo y no con los mismos y el mismo. Aliarnos para provocar el acontecimiento que nos ponga más allá de las coordenadas hegemónicas, que nos ponga en el camino sin retorno al capitalismo, que es sin lugar a equivocación nuestra co-responsabilidad cotidiana e histórica…

Es mi deseo profundo fecundar para poder morir contenta de saber que he vivido.


Hacer que se larguen y acompañarnos a vivir de nuestros muchos modos

Vilma Almendra
Comunera Nasa del norte del Cauca, Colombia
Santander de Quilichao, Cauca



El desafío que nos convoca individual y colectivamente desde Pueblos en Camino no tiene como propósito reclutar ni que se nos sumen, como ya lo hemos dicho antes: “nuestras historias y caminos reflejan nuestra vocación de sumarnos a y desde horizontes comunitarios, reconocer, aprender, aportar a los caminos de los pueblos con la Madre Tierra frente a la amenaza de exterminio y por la resistencia y superación del Capital-Modernidad y de la conquista” (Pueblos en Camino, 2014). En ese sentido, compartimos las siguientes reflexiones tejidas a algunas luchas que nos siguen mostrando cómo nos están empujando a la muerte y cómo seguimos enraizando palabra y acción para la vida.

Nos están empujando a la muerte

Nos están arrinconando, nos están sometiendo, nos están capturando, nos están explotando, nos están despojando, nos están secuestrando la vida y nos están empujando a la muerte. Esto fue lo que quedó claro durante el Congreso Nacional Indígena realizado en el 2013 en Chiapas, donde decenas de hombres y mujeres del México profundo y otros países, sentaron su palabra de dolor y denuncia frente a la agresión del capital, pero también contagiaron con alegrías, resistencias, luchas y autonomías que siguen caminando por la vida. De esta manera, lo expresó la compañera Miriam, en representación de la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional-EZLN:

Como Ejército Zapatista de Liberación Nacional hacemos nuestro todo lo que está pasando en todos los rincones de nuestra patria mexicana, porque son los mismos problemas que padecemos todos, despojándonos de nuestra madre tierra, aire, agua, riquezas naturales. Pero los malos gobiernos neoliberales y las empresas transnacionales reinan con el dinero, y por eso imponen proyectos de muerte en nuestros territorios. Pero como pueblos originarios y dueños de las riquezas naturales tenemos que defender a como dé lugar, sin importar las consecuencias, porque nuestra madre tierra, con ella vivimos y con ella respiramos. Pero el mal gobierno y las empresas transnacionales quieren adueñarse de lo que es nuestro, y cuando defendemos nos persiguen, nos encarcelan y nos matan. Nos acusan de transgresores de la ley y nos condenan a muchos años de prisión, como si fuéramos delincuentes. En cambio, ellos son los verdaderos asesinos, delincuentes, vendepatrias. Ellos están libres, como si no fuera delito todo lo que han hecho con nosotros, porque sus leyes que tienen, y con sus leyes se protegen […] (Comandanta Miriam, 2013)

Ellas y ellos siguen insistiendo. Por esto dos años después, durante el Seminario de Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista realizado en el 2015, también nos reiteraron que lo que viene va a ser peor y que tenemos que estar preparados para defendernos de la tormenta que se avecina para que no nos sorprenda dormidos sino en digna resistencia y rebeldía. Ellas y ellos nos convocaron a reconocer la magnitud de lo que nos está pasando y cómo el capital se sigue reproduciendo en cabezas de hidra que nos someten, explotan y capturan. Al mismo tiempo, nos desafiaron a promover el pensamiento crítico en todos los ámbitos para construir nuestras autonomías y emancipaciones. Justamente porque la reproducción del capital necesita la destrucción de la vida para acumular, es que hoy más que nunca nos están arrancando de la tierra, despojando de nuestros haceres y explotando para alimentar la codicia transnacional.

[…] La historia del capital es una historia que hemos resumido más de una vez en cuatro “Ex”: Todo lo que ha hecho el capital en todas partes es Explorar para conseguir los recursos que necesitan. Explotar esos recursos y a la gente que trabaja produciéndolos. Excluir los recursos que no necesitan y a la gente que le sobra. Exterminar finalmente, porque, miremos el mapa del planeta, dondequiera que el capital se ha desarrollado, al final deja desiertos y destrucción en todo el planeta. Desiertos y destrucción son los campos en África, Latinoamérica y en Asia, que han explotado hasta sacar lo que había para transformarlo en mercancía y no dejar nada, contaminarlo todo. Los huecos de las grandes minas a cielo abierto, ese es un tipo de desierto […] (Rozental, 2015)

De allí que es importante reconocer que aunque muchas y muchos en cada rincón de nuestra Madre Tierra, hemos venido sintiendo y resistiendo el dolor que causa cada herida, cada despojo, cada muerte, cada captura, cada agresión contra nuestros pueblos, fueron las y los zapatistas quienes desde las montañas de Chiapas nos convocaron globalmente para convertir nuestro dolor en digna rabia y en palabra y camino de vida. De ahí que cada día nos queda más claro que aunque existe un proceso progresivo del capital transnacional para resolver su crisis y seguir reproduciéndose a costa y en contra de los pueblos y de la Wma Kiwe (Madre Tierra), estamos ante un contexto más difícil que nos exige re-conocerlo y re-conocernos de cara a éste. Apolinar García, indígena nasa, curtido luchador, recuperador y liberador de Wma Kiwe, desde la finca Bodega Alta en el resguardo indígena de Huellas Caloto del norte del Cauca colombiano, nos hace un llamado a pensar críticamente lo que nos está pasando y a reconocer que:

(…) nos han venido metiendo en la dinámica del gobierno. Nos obligan a cumplir las políticas de Estado y nos limitan nuestros ámbitos propios. Por ejemplo, con las transferencias que recibimos en los Cabildos, nos siguen invadiendo política e ideológicamente y hemos dejado lo nuestro abandonado. El sistema se nos está metiendo por todas partes. La invasión es peor ahora que hace 500 años, nos va llevando. Muchos estamos felices pero ni siquiera entendemos, sólo maniobramos porque nos dicen, no porque pensamos con el corazón. (Conversación colectiva, enero 23 de 2016).

Seguramente este sea un momento-movimiento de quiebre que nos confunde, que nos rompe, que nos deshilacha, que nos corre el piso porque ahora es más difícil definirnos como un nosotros de abajo contra un ellos de arriba. Ahora mismo, frente a la tormenta que desnuda de un tajo a las izquierdas, a los progresistas y a quiénes se ufanaban del bien común; a muchas y a muchos que fácilmente se identificaban con los abajos pero que con sus actos oportunistas y razones prácticas y de conveniencia, se están moviendo con los arribas; a nosotros y nosotras mismas que en medio de la confusión, hemos estado tentados a calcular y a callar para evitar que nos excluyan, en últimas, llenándonos de impotencias intolerables que nos carcomen las entrañas. Frente a este contexto, es un imperativo re-conocernos y re-tejernos para resistir desde la rebeldía y consolidar autonomías para la madre vida, entre pueblos y procesos.

Enraizando palabra y acción para la vida

Al rondero no le afecta,
el frío ni el aguacero,
defendiendo sus lagunas,
de llanques, poncho y sombrero.

Los pueblos están unidos,
porque son fuertes los ronderos,
luchando por una causa,
en contra de los mineros.

Este año 2015,
todas las bases nos prepararemos,
los mineros con sus armas,
y el pueblo manos limpias pelearemos.

Pensaron que nuestro pueblo,
no sabemos pelear,
aquí hay ronderos valientes
que se hacen respetar […]

El anterior es un fragmento del poema que recitó la niña Alizabeth Mayta Llamoctanta contra el proyecto minero Conga, durante el Primer Encuentro Internacional de los Pueblos Guardianes del Agua y la Madre Tierra realizado en el 2014 en Cajamarca Perú, en el que dejó claro el sentir de un pueblo que no se calla, que no se rinde y que no permitirá que la sed del oro seque la vida toda contenida en las lagunas. Es un hecho palpable que la resistencia, la dignidad, la rebeldía, la valentía… también es global y así como en México los dolorosos acontecimientos de Ayotzinapa dispararon momentáneamente las movilizaciones sociales, y los padres y madres de los desaparecidos junto con las y los normalistas siguen exigiendo la aparición con vida y castigo a los culpables. También en otros parajes de nuestra Madre Tierra sus hijos e hijas se siguen territorializando, enraizando, ombligando, semillando y movilizando por la vida que el capital busca arrancar. De igual forma, en diciembre de 2015 durante el Encuentro de Pueblos realizado en Argentina, una de las participantes así lo manifestó:

Lo que estamos haciendo es un Foro Nacional sobre los pueblos, porque a los pueblos originarios, a los pueblos de afuera y más a nosotros que somos los de la villa, nos estamos uniendo para poder luchar por nuestra tierra, para poder defender lo nuestro, donde vivimos, donde viven nuestros hijos, donde estudian y donde queremos seguir […] Porque es un pueblo que se levanta para defender su lugar, su vida, su tierra, su educación, su salud. (La Poderosa, 2015)

Además está claro, que ante la confusión no podemos negarnos a movernos desde nuestro propio hacer individual hasta con las colectividades que siguen emergiendo en defensa de la vida toda. Igualmente, tenemos la responsabilidad de incomodarnos para entender que no podemos seguir haciendo lo mismo mientras todo cambia y cuando lo que estamos acostumbrados a hacer cómodamente ya no sirve ni para sobrevivir. Nos urge mirarnos al espejo para re-conocer la máscara que nos amarra al capital y nos impide tejer relaciones muy otras. Nos urge, romper las fórmulas, quemar los manuales, olvidar las certezas, quebrar nuestros propios colonialismos para tener la capacidad de estar siendo y compartiendo nuestros dolores y alegrías con otras y otros. Necesitamos nombrar y nombrarnos de maneras otras para enfrentar la tormenta y la hidra que nos carcome por dentro. Necesitamos de la fuerza, la dignidad y la sabiduría de pueblos, procesos y luchas todas que defienden sus territorialidades defendiendo la madre vida. Necesitamos re-conocer en realidad quiénes somos y cuál es la máscara que se nos ha impuesto para dominarnos. Todas y todos tenemos el desafío de re-nombrarnos para seguir hilando nuestro tejido de reflexión-acción desde lo local-global emancipador.
Francia Márquez, mujer negra, partera, paridora de vida y luchadora en defensa del territorio, como muchas otras en nuestro Abya Yala, lo está haciendo y nos está convocando a tirar la máscara que nos ha impuesto la conquista para re-conocernos con las y los otros y para que la dignidad aflore en cada palabra y acción que parimos para defender la vida misma. Las y los invito a sentir las palabras de esta compañera, en un fragmento de su intervención mientras las mujeres negras del norte del Cauca, en noviembre de 2014, se tomaron la sede de la Casa Giralda del Ministerio del Interior, en la ciudad de Bogotá, para exigir a las diferentes institucionalidades encargadas, la salida de las máquinas mineras de su territorio:

[…] Nos declararon que éramos perturbadores de mala fe en nuestros territorios. ¿perturbadores de mala fe, pregunto yo?. Cuatrocientos años aportándole a la construcción de este país ¿y somos perturbadores de mala fe? Cuatrocientos años desangrando a nuestro pueblo ¿Y somos perturbadores de mala fe? Cuatrocientos años enriqueciéndole los bolsillos a otros y empobreciéndonos nosotros ¿Y somos perturbadores de mala fe? Necesitamos esa respuesta clara, porque nosotros no somos ningunos perturbadores. Lo que hemos hecho es construir la paz en este país, y es la paz verdadera, no es la paz de discurso, no es la paz con las armas. Es la paz de crear y parir hombres y mujeres de bien, eso lo hemos hecho como comunidades negras.
Cuantas mujeres de nosotras se han desplazado de nuestros territorios, para, mientras ustedes están en estas oficinas, ellas están criando a sus hijos, inculcándoles valores a sus hijos ¿Y somos perturbadores de mala fe? ¿Cuantas de nosotras tienen que ir a casa de familia a lavarle los calzones a muchas? ¿Y somos perturbadores de mala fe? […] (Márquez, 2015)

Ellas y ellos del lado de la vida, están agrietando el tiempo socialmente necesario que les han impuesto para ejercer la máscara que el capital les ha asignado; están siendo permanentemente palabra y acción tejida al territorio, por tanto, no separan pensar y actuar; ellas y ellos son práctica teórica y teoría práctica que camina haciéndole preguntas a la realidad y respondiendo a sus necesidades cotidianas y de largo aliento para defender la vida y permanecer en su territorio. Ellas y ellos del lado de la vida, no necesitan de nuestra caridad porque ya nos están ayudando, están gestando y criando semilleros de pensamiento y acción críticos frente a la hidra capitalista. Ellas y ellos del lado de la vida, con cada gesto por liberar Wma Kiwe sacando los monocultivos, las mineras, las hidroeléctricas, las petroleras, las madereras y todo proyecto de muerte que desangra la vida toda, ya nos están abrazando. Ellas y ellos del lado de la vida,

[…] quieren sentirnos en compañía con una franqueza y ternura, con una rabia y claridad que nos convocan tanto a decirle que se largue todo aquel que ha usurpado nuestra palabra y vida para aprovecharse de nuestro dolor y alegría, a la vez que, en el mismo movimiento, nombrarnos para ayudarnos y acompañarnos para vivir, por fin, a nuestros muchos modos, lo que es simultáneamente resistir […] (Intercambio virtual con Manuel Rozental, diciembre de 2015).


Referencias bibliográficas:

Pueblos en Camino (2014) ¿Quiénes somos? [En línea]. América Latina, disponible en: http://pueblosencamino.org/?p=53

Comandanta Miriam (2013). Palabras de la Comandancia General del EZLN, en el Congreso Nacional Indígena. [En línea]. México, disponible en: http://www.pozol.org/?p=8404

Rozental, M. (2015). Desbordando la economía para superar el horror. IV Foro Internacional sobre no violencia y naturaleza. [En línea]. Colombia, disponible en: http://pueblosencamino.org/?p=1805

Mayta, A. (2015). Poema contra proyecto Conga. [En línea]. Perú, disponible en: http://epoemas.info/nina-recita-hermoso-poema-contra-proyecto-conga-cajamarca/

La Poderosa (2015). Para el pueblo lo que es del pueblo. Documental [En línea]. Argentina, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Eruq6Siq2Rw

Márquez, F. (2014). Las locomotoras del “desarrollo” no generan paz, generan miseria, pobreza, hambre y desplazamiento”, Video [En línea]. Colombia, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=LvMiyYM8Q2Y


Si pudiera entregarme a este horizonte de abrazos y de rabias, les diría…

John Gibler

1

Escribo desde mi cuerpo en el tiempo. Escribo desde mi historia y desde las historias que cargo, historias que no son mías pero que han sido escritas en mí desde la infancia, y desde antes, mucho antes. Escribo desde mi contrahistoria propia, desde la línea de combate que interpongo entre mi vida y las historias que me duelen, me atacan, me indignan y me persiguen. Escribo desde las historias de resistencia y de rebeldía que he escuchado, conocido, leído, visto, y vivido, escribo desde su residencia en mi, desde el aliento que me dan, y desde el hogar que las construyó en mí y de mí.

Escribo desde un cuerpo llamado blanco en contra del terrorismo epistemológico llamado la blanquitud; en contra de la ideología asesina arraigada en las dobleces del capital que se llama "la supremacía blanca", que se llama el racismo. Escribo desde un cuerpo llamado hombre, llamado masculino, y escribo en contra de las prácticas de odio y dominio contra las mujeres, las muchas formas de una sola violencia que se llama patriarcado. Escribo con una maquina, una mercancía producto de y completamente inmiscuido en el capital, y escribo en contra de la violencia cotidiana y devastadora que ejerce el capitalismo. Escribo desde la perspectiva de que el racismo, el patriarcado y el capitalismo están tan entrelazados que sería imposible extraer la economía capitalista de su esencia política terrorista, es decir, asesina, racista y patriarcal.

Escribo en español, un idioma colonial, un idioma impuesto con terror y brutalidad, pero que es a la vez, hoy, un idioma reinventado por muchas resistencias y luchas profundas y vivas. Escribo en español a pesar de, a través de, y desde mi lengua materna, el inglés, otro idioma colonial impuesto con terror y brutalidad que, hoy, es también idioma reinventado por muchas resistencias y luchas profundas y vivas.

Escribo en contra de la imposición de verdades universales, en contra de la producción de mercancías conceptuales, en contra del despojo de saberes y la expropiación de historias. Escribo para participar en las comparticiones de saberes y experiencias, dudas y preguntas, reflexiones y sueños.

Escribo para entrar en conversación con la provocación e invitación de Manuel Rozental y, a través de su convocatoria, entrar en conversación, aquí, con muchas y muchos compañeras y compañeros de lucha.

2

Si hay un nosotros, una nosotras, entonces en ese mismo instante y preciso lugar donde extiende sus brazos para incluirnos, en ese mismo abrazo de mirarnos y reconocernos, creo, habrían de existir muchos nosotros, muchísimas nosotras. No hay uno solo, nunca una sola. Esa nosotras, nosotros que sea nuestra, que nos incluye sin aplastar ni torcer ni cortar ni denigrar ni marginalizar ni prohibirnos tendría, creo, que existir a la mano con una tremenda, tal vez infinita, diversidad de diferentes nosotros y nosotras. Ese nosotros, nosotras que sea nuestra sabría, creo, marcar un ellos, ellas justamente donde unos se paran a decir que su nosotros particular es el único nosotros posible.

¿Cómo reconocernos en ese abrazo que abarca tantos abrazos, en esa rabia que sufre tan distintas heridas de una fuente común, en ese amor por la vida que crece como la biodiversidad del bosque más extenso y profundo?

3

Últimamente me he preguntado si más que una etapa completamente nueva de opresión, despojo, y matanzas nos enfrentamos a un resurgimiento de las nunca abandonadas practicas fundacionales coloniales, un resurgimiento que es a la vez una transformación de esas prácticas apoderada exponencialmente por las nuevas tecnologías de comunicación, vigilancia, despojo y muerte. Me pregunto si esta tormenta, esta guerra, que sigue creciendo, podría ser nueva y antigua a la vez. ("Extraña modernidad esta que avanza hacia atrás," observó hace varios años el finado Subcomandante Insurgente Marcos.) Si fuera así, tal vez lo que haya de antigüedad nos podría ayudar a descifrar lo que habría de nuevo, lo que podría parecernos ininteligible o impredecible.

Soy de la perspectiva de que el estado, además de dominar y controlar, mata, que para eso fue diseñado, a eso se ha dedicado, y eso lo hace con gran empeño y profesionalidad. Si, después de siglos de luchas, algunos estados llegaron a promover por un par de décadas al final del siglo veinte un discurso de inclusión social, de "diversidad" o hasta "multiculturalidad" ese discurso sirvió (como la modernidad que avanza hacía atrás) para bloquear, domesticar, y aniquilar las luchas de los y las excluidos, excluidas, obligándolas a auto-encarcelar su acción política dentro del terreno del estado: principalmente el terreno jurídico-electoral. Ahora vemos la erosión o la descomposición o el simple desmantelamiento de ese discurso de inclusión social y su correspondiente paquete de reformas jurídicas.

Si antes desde el centro de su poder el estado se encargaba de controlar la vida, ahora--mientras sigue protegiendo, ejerciendo, y reconfigurando ese control--el estado encuentra su máxima expresión en su capacidad y su disponibilidad de producir la muerte; producir cuerpos destrozados sin vida y cuerpos destrozados en un proceso de "muerte lenta". Esa producción se integra en otras cadenas mercantiles de producción de bienes, y abre nuevos mercados de la muerte (los semi-industrializados mercados de la extorsión, el secuestro, y la trata, por ejemplo). Achille Mbembe llama esta transformación o expansión del poder del estado (que se remota hasta las colonias, la invasión y la masacre, y las plantaciones de la esclavitud en los Estados Unidos) la necropolítica.

(No creo que los estados y el capital o, por ejemplo, las corporaciones trasnacionales estén en conflicto, ni que los estados antes protegían sus poblaciones y ahora protegen las empresas: creo, al contrario, que las empresas trasnacionales son parte de la expansión de la capacidad necropolítica de los mismos estados. Sobra observar que los estados estén en conflicto entre sí, y dentro del capital, y que algunos estados utilizan las corporaciones trasnacionales para debilitar y saquear recursos de otros estados, donde casi siempre existe una clase élite que administra y se beneficia de ese saqueo.)

Que esa necropolítica de los estados sea una guerra completamente nueva, o una guerra antigua transformada por las novedades tecnológicas, me remite a una misma reflexión: mientras hablan, supuestamente, en nombre de la vida (la seguridad, los derechos, la ley, la democracia) se están concentrando el poder de la producción de la muerte de una forma jamás vista antes (armas nucleares, químicas, y biológicas, aviones de guerra no tripulados, robots en armas). Entonces, por decirlo de una forma, existe una grave amenaza de que las estrategias de resistencia diseñadas y desarrolladas dentro de las promesas y los lenguajes del estado liberal o neoliberal (las diferencias entre ellos son, esencialmente, cosméticas) y la democracia electoral pierdan y perderán cualquier fuerza o vigencia que pudieran haber tenido décadas atrás. Las estrategias de lucha que pidan permiso al estado, que se comprometan a trabajar desde adentro del estado, que pidan que el estado se les resuelva su problema, o que simplemente pidan que el estado les dé algo, corren el riesgo de alimentar siempre al mismo estado y dejar cada vez más menguada, más esquelética a la resistencia.

Con eso no quiero decir que no habrá ya nunca necesidad de salir a marchar, o protestar, o instalar un plantón, o llamar a una huelga, o bloquear una carretera, o tomar casetas de cobro. Estas y otras tácticas pueden tener cierta utilidad especifica dentro de una lucha más amplia. Pero en su conjunto, si dejamos que esas y otras tácticas que siempre nos remiten al estado dibujen el horizonte entero de nuestra imaginación política, pronto o demasiado tarde nos daremos cuenta de que ese horizonte fue en realidad un muro que nosotros mismos construimos con cada acción que pedía o esperaba o exigía o reclamaba al estado.

Por supuesto que hay muchos y muchas dentro de esa nosotras, ese nosotros en su sentido más amplio que incluye los muchos y las muchas otras nosotras y nosotros ("Un mundo donde quepan muchos mundos," dicen las y los zapatistas) que nunca han dejado que el estado delimite su imaginación política. Pienso en las luchas indígenas por todo el planeta que nunca dejaron ni han dejado de resistir las invasiones, los saqueos, las matanzas, los despojos, y el racismo que fueron las principales tecnologías de la colonia primero y el estado después. Pienso también en las luchas de las diásporas africanas que tampoco han dejado y no dejan de resistir la esclavitud, el terrorismo, las matanzas, el saqueo, y el racismo.

4

Y mientras mataban, despojaban, invadían, y odiaban, y después mientras decían que ya no eran así, que ya eran otros tiempos y todos estaban incluidos en la gran marcha del capital, mientras pasaba todo eso, mientras capturaban y encarcelaban a los ríos y mientras los envenenaban junto con los lagos y las mares, mientras talaban los bosques, mientras cortaban y rasuraban las colinas y las montañas con dinamita y cianuro, mientras desgastaban la tierra con la siembra industrial, mientras envenenaban la tierra con pesticidas y con los deshechos de la producción de sus bombas y sus cohetes, mientras bombearon el agua subterránea, el petróleo, y el gas, mientras producían carros y aviones baratos y de lujo y se desplazaban por el mundo entero envueltos en una narcótica euforia del capital, mientras atacaban a la madre tierra en todo momento… también siempre, aquí y allá, quemaban y quemaban, todo, y cortaban y cortaban árboles y plantas, atacando así, también, al aire, al viento, y a la lluvia, y seguían y seguían, y quemaban y cortaban, quemaban y cortaban siempre, hasta el día de hoy, sin descanso, sin respiro, siguen, hasta que ahora sin lugar a dudas sabemos, sentimos que el mismo tiempo yace lastimado, hasta el clima que abraza y cubre la madre tierra está enfermo: grave.

El Sub-comandante Insurgente Galeano escribe: "Bueno, el asunto es que lo que nosotros, nosotras, zapatistas, miramos y escuchamos es que viene una catástrofe en todos los sentidos, una tormenta".

Desde lo poco que he caminado, leído, y escuchado, también la veo, también la escucho.

Que la guerra sea nueva o antigua o las dos cosas, la tormenta que viene, como varios ya lo han dicho, cambia todo.

Si el clima está enfermo, si el estado sigue desarrollando y aumentando su capacidad necro-productiva, nos es, creo, urgente, más que nada, más que nunca, como han dicho tanto los y las compañeros y compañeras zapatistas, la organización; organizarnos. Y organizarnos en relación con trabajos colectivos, en relación con trabajos colectivos que implican cuidar la madre tierra en territorios específicos en resistencia. Organizarnos no para reclamarle ni exigirle ni pedirle nada al estado, sino para desarrollar nuestras autonomías, nuestras capacidades de proteger la vida, y organizarnos para tejer saberes, experiencias, reflexiones, sueños, y luchas con y entre los y las compañeras y compañeros de ese nosotros, esa nosotras que nos une en nuestras luchas por la vida.





1 Provocación redactada a raíz de la invitación de Catherine Walsh a aportar con un capítulo a muchas manos en su libro. Este texto fue ligeramente editado una vez recibidos todos los aportes y sirvió como incentivo frente al cual reaccionan con su palabra y desde sus procesos diversos quienes componen desde cada lugar los textos que constituyen este capítulo.
2 Para conocer esta iniciativa y establecer comunicación, ver www.pueblosencamino.org o https://es-es.facebook.com/PueblosEnCamino
3 Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional. El equivalente colombiano de las policías represivas de la protesta social con un enorme prontuario de delitos.

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