Humberto Motta: El camino de la palabra verdad



Sin dudas uno de los intelectuales más corajudos de Colombia. Poeta y antropólogo, activista y militantes del planeta y los pueblos. 
(Inédita. Escrita para la revista Sudestada junto al grupo de Producción Autónoma Independiente)





La dialéctica de lo innombrable
(Militancia y poética de Humberto Cardenas Motta)




La calle es el refugio del rostro que se olvida
                              /en la página cualquiera de un periódico viejo.

Detrás de la ventana, el miedo tiene el nombre agarrotado de sueño

La silla es el rincón donde se guarda el silencio

En la palabra casa
El esqueleto atónito ha perdido el instante donde estaban sus besos

Los techos son un llanto de hojalata en el rumor del viento

Nada es aquí el decoro del ruinoso alfabeto.



Señales particulares

Como ser del pensamiento poético y crítico, Humberto Cárdenas Motta, ha recorrido la militancia de la vida tejiendo laboriosas ternuras entre la barbarie. Su rostro anguloso y agudo se percibe más delgado en el exilio. La política paramilitar, que en Colombia también extermina y desplaza la palabra de los pueblos, ha conducido a este destino. A pesar de la cárcel, la persecución y el anonimato con el que el poder siempre silencia ciertas verdades, él esboza su infatigable sonrisa al ser interrogado sobre su formación literaria: "La vida no tiene cortes tan marcados. Uno tiene una manera de mirar el mundo y hay cosas que lo tocan a uno en su sensibilidad y lo van afectando de muchas maneras. Yo recuerdo que cerca de la casa de mi infancia, en un barrio que empezaba a surgir en las periferias, donde no había luz, ni gas, ni agua, ni alcantarillado, había una construcción vacía. Yo recuerdo vagamente el escándalo por un anciano que allí estaba muriendo de hambre. De ese tipo puedo recordar muchas cosas, muchas figuras masculinas, femeninas, paisajes que, con el empuje de las ciudades y la llegada de nuevos pobladores, se iban transformando muy radicalmente. La tala de los bosques por esas familias que iban siendo expulsados de otros territorios. Hay una relación dialéctica: a ellos los talan de sus territorios y ellos empiezan a abrir espacio en las periferias de las ciudades.
La transformación y la formación de uno es en espacios violentos. Es la forma en la que funciona esta sociedad. Puedo recordar cómo se convierte una quebrada donde había mucha vida, peces pequeños, rodeados de árboles (lo que se llama bosque de galería). Cómo desaparecen y se transforman en alcantarillas. Cómo todo en esta sociedad va entrando en un proceso en el cual todas las formas de vida se consumen para producir. Pero esa producción lo que hace de la vida es algo muerto. En el caso personal, esa es mi escuela. Yo no puedo reconocer otra escuela con independencia de que ya adulto halla estado, casi a los cuarenta años, en una universidad".

Desde 1953 ha sido niño, tamborilero, marino, maestro, dramaturgo, mesero, antropólogo, activista, agricultor, albañil, poeta. A las nueve de la mañana del 7 de enero de 1977 fue detenido y desaparecido temporalmente en la ciudad de Ibagué, acusado de rebelión por su participación en el "Pedro León Arboleda" (P.L.A), comando urbano del Ejercito Popular de Liberación (E.P.L.). Sometido a una corte marcial, la única vez que se le dio la palabra, Humberto Cárdenas Mota recordó al líder indígena Quintín Lame: "Una vez, un doctor, Guillermo Valencia, el famoso poeta colombiano, se hizo pasear por alguna parte de Colombia con Quintín Lame amarrado a un lazo del cuello, como si fuera un perro, y le escupió la cara. Quintín Lame le dijo: Doctor, respéteme.
Y los hombres deben exigir respeto. Es cierto que hay muchas cosas que no deben quedar ocultas; hay cosas que al ser pronunciadas implican que se denuncien. He visto cómo se ha avanzado bastante en la tecnología y en la ciencia. Es admirable, es algo digno de admirar. La tecnología y la ciencia del terror. Uno aprende en sus lecturas muchas cosas; pero, como decía Quintín Lame, uno tiene que aprender a leer en el libro de la vida, el libro de la vida que es el libro de la naturaleza, y los hombres también somos naturaleza, y la naturaleza no nació para ser pisoteada, la naturaleza debe ser respetada, y más respetado debe ser el hombre"



¿Dónde quedan las palabras que pulsen este dolor en las vocales del aire?
No hay palabra, no hay silencio:
Sólo nos queda el dolor que nadie sabe nombrarle.
Sólo nos queda el aliento donde nadie tiene rostro que nadie sabe mirarle.
Sólo nos queda la nada donde nadie es innombrable.


La violencia tiene forma de palabra

"El pensamiento crítico es aniquilado sistemáticamente. Esto tendría que haber generado levantamiento en todo el mundo. Pero han copado a tal grado nuestro corazón y nuestro espíritu que creemos y aceptamos esta situación. Hacen de nosotros mismos nuestros propios carceleros. Hoy en día los movimientos de resistencia dicen que una de las derrotas de la revolución se la debemos a los intelectuales, porque han ayudado a colonizar el pensamiento. Porque nos olvidamos, por ejemplo, de Sandino. Claro, era un campesino. O Jose Martí. Es mejor ponerse las antiparras yanquis. Nos rompieron el hilo histórico y eso permite que nos digan que nosotros somos cosas, mercancías, que la vida es una cosa. Y nosotros terminamos pidiéndole a quienes nos dicen eso que nos respeten los derechos humanos", explica varios años después.
2006, un bar de Bogotá, Humberto Motta está agitado después de una larga semana donde hubo que planear el exilio de una compañera militante del Páramo de Sumapaz. Ahí, en una de las mayores fuentes de agua natural del sur de América, las comunidades campesinas resisten la privatización de los recursos naturales y el plan del gobierno para ceder sus territorios a los Estados Unidos a cambio de bonos de la deuda externa. Los recientes trabajos de este poeta devenido antropólogo devenido militante resumen su trabajo con comunidades originarias de todo Colombia. Sus libros libros "La Gramática de la Barbarie" y "La Biodiversidad es la Cabalgadura de la Muerte", detallan el vínculo entre las matanzas paramilitares del Choco Biogeográfico, el gobierno colombiano, el de Estados Unidos, las empresas multinacionales y las ongs de conservación internacional. Su compromiso social y su poética se han fusionado en el ejercicio de una crónica semiótica de los efectos del lenguaje del poder sobre la vida de los pueblos.
"Sobre latinoamericana, desde la época española, ha cundido la visión del Dorado, ese mito de ese occidente que hoy nos ha impuesto su razón, siempre buscando la extracción de recursos. Inicialmente con la época esclavista, posteriormente con el mercantilismo inglés, y hoy en esta nueva etapa del capitalismo mundial. Las poblaciones están en territorios concretos y para sacarlas tienen que inventarse muchas cosas. La violencia en ese sentido no es simplemente el acto armado. La violencia está fundada en la negación del otro. Uno de los pilares actuales del capitalismo es la competencia, y la competencia se basa en el principio de la negación del otro. Entonces, cuando se habla de riqueza, se habla de violencia, y en el sentido más amplio del término, pobreza, ignorancia. Allí uno encuentra dinámicas que nos permiten entender que esa violencia es ejercida en múltiples niveles. Cuando se habla de las Naciones Unidas, con todos esos discursos, ellos nos dicen de que tenemos que hablar. Eso es un acto violento. Porque nos están diciendo: nosotros le identificamos los problemas y le ponemos las soluciones. Bachelard (Gaston) decía: aquel que me dice he aquí un hecho me considera un estúpido. Nos consideran estúpidos, como cuando llegaron los españoles. Ellos traen el conocimiento, el saber, todo su imaginario, esa es la real raíz de la violencia, y es la real raíz de la ignorancia. Cuando nosotros terminamos repitiendo esa nueva versión de la religión que son los derechos humanos, entonces nos construyen una ignorancia. La ignorancia no está en el analfabetismo, está en la ruptura entre los seres y el mundo en el cual esos seres encontramos sentido y razón de existir. Ese mundo en el cual nosotros como seres tenemos historia y memoria, y proyecto político. Ahí esta la raíz de la violencia, no importa si se hace a través de las universidad o a través del paramilitarismo".





Escribo fuego
y escucho cómo se alejan mis pasos de emigrante:
Siempre se vuelve de la arcilla al recuerdo.
Entonces continúo manchado de paisajes
como alfarero del sueño.

Desterrado

“Nunca he podido ser catalogado ni clasificado en nada, en ninguna vertiente por mi trabajo. Mi temprana relación con personas y procesos de la lucha campesina. Eso me fue dando un perfil muy particular que es una continuidad de mi origen social y político, de poblaciones marginadas que van de desarraigo en desarraigo. Posteriormente viene todo el proceso de militancia con todas las contradicciones que esto significa, y todas las posibilidades. Contradicciones por las miradas políticas bastante rígidas que se configuran en estas organizaciones y no permiten a veces percibir toda la riqueza de la lucha social. Los procesos políticos en Colombia fueron siendo exterminados de muchas maneras, a veces con o sin la conciencia de los que fueron aplastados en estos procesos. Para la historia de los pueblos, el balance ha sido nefasto, porque fue una renuncia y un aplazamiento de todas las posibilidades de trasformar radicalmente las sociedades. Ha sido la manifestación de la impotencia y la incapacidad política de muchas organizaciones para asumir las tareas que la historia nos pone por delante”.
2009. Un casa en algún lugar sin nombre de nuestra América.
Humberto Motta escribe:
“¿Soñará nuestra tierra con la lumbre en las noches de estas viejas palabras?
¿Sentirá nuestros pasos como viejas semillas que traspasan las puertas en busca del agua? 
Carmenza camina tejiendo los pasos,
y sus manos que tejen van tejiendo la piel,
esta piel que escuchó un transitar de cuchillos y ha sentido muy hondo un dolor de guitarras. 
Danielito nos deja este nido en el alma,
y un poquito de llanto que nos deja el cariño del mar en las ventanas,
y yo amo su voz y este pájaro ciego que choca con los huesos de su antigua jaula. 
Gracias por el fuego:
el pájaro escucha con sus ojos claros la luz que ha tejido Carmenza en el agua. 
Mis huesos se rompen
y siento en el aire el perfume extenso de una vieja palabra:
la palabra tiene una sola vocal,
pero en ella cabe toda nuestra infancia”
Humberto Motta relata: “Fui al páramo de Sumapaz por última vez el 1 de febrero de este año; ya nos tenían corriendo los paramilitares. A Danielito lo habían fotografiado ahí en la finca. Habían fotografiado la casa. Ya nos tenían acorralados y estaban matando gente por ahí. Cuando fui al páramo ya sabía que no podía volver”.  Recientemente la muerte de dos ediles de la región mostró la escalada de la violencia en Sumapaz, donde al igual que en otras regiones de Colombia, la muerte es funcional a los negocios. “Por  cada habitante hay cuatro militares. De esta manera el Estado le asegura esos territorios a la USAID, a Conservación Internacional, a las transnacionales. La peor tragedia es que hay quienes protestan por esos asesinatos pero siguen guardando silencio frente a los intereses que son los responsables de esos asesinatos. Ni una palabra sobre el Acuerdo de Conservación de Bosques de 2004 firmado por la USAID, TNC, Conservación Internacional, la WWF y el Estado de Colombia y la Unidad de Parques. Eso es realmente un canje de deuda externa por naturaleza. De eso ni una palabra. Es el mismo silencio que hace de la muerte un insumo para la acumulación de capital. En esta guerra el estado mayor son las empresas transnacionales. Al páramo llegan directamente quienes les hacen el trabajo sucio en lo ideológico, en lo político, en lo militar; es la guerra, y las empresas trasnacionales son las responsables. Monsanto es una de las que financia a Conservación Internacional, y la Unidad de Parques del Ministerio de Medio Ambiente no le dijo nunca nada a la gente sobre el canje. Yo vengo diciendo de esto hace más de tres años. Pero a la gente todo el Estado la tiene aterrorizada”, cuenta.
Amenazado y exiliado por ejercer el derecho básico a la palabra, en una casa en algún lugar sin nombre de nuestra América, junto a su mujer, Carmensa, y su hijo, Daniel. Tratando de adaptarse a su nueva situación, lejos de sus cultivos orgánicos, sus conejos y las gentes que le dan sentido a su militancia, Humberto Cárdenas Motta sigue tejiendo su obra al margen (marginado) de las grandes luminarias que impone el poder. “Contra el Fascismo” es el nombre de su última obra con vocación de expandirse pulsando el dolor en las vocales del aire.

Producción Simbólica Autónoma





RECUADROS




Desde el lugar sin nombre de los desterrados
Escribimos como desde una tumba en un país sembrado históricamente de fosas comunes. La patria de la que nos hablan las oligarquías ha sido hecha con la tierra ensangrentada de los cementerios. En sus fronteras crecen alambradas vertiginosas, puñales que destazan bajo la pulcritud de sus banderas los gritos aterrados de los pueblos. Sobre esta tierra desolada no sólo retumban los cañones, sino también las voces de los asesinos hablando en nombre de la democracia, de la libertad, de la justicia, del crecimiento económico, de la seguridad de los inversionistas, del Producto Interno Bruto, de la seguridad democrática.
En tiempos de guerra ¿adónde van nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras acciones?

(Fragmento de la carta dedicada a Luis A Beltrán, académico de la Universidad Nacional de Bogotá, apresado y extraditado de México bajo el cargo de terrorista.)





El aire de las palabras

Empuño el aire de vivir tan sólo para amarte, como de niño empuñé las montañas, la luna intempestiva, el eco que nos deja tatuadas en la sangre las dimensiones del agua. Miré la tierra, mis pies callados, la calle pedregosa, la quebradita al frente de la casa en el barrio Gaitán, los árboles talados repitiendo el laberinto de mutilaciones donde se quedó atrapada la memoria y la mirada de los pueblos campesinos a sangre y fuego desterrados. Las casas fueron naciendo con los pedazos del alma al fondo de las paredes de cartones y hojalata. Los niños jugaban en el barrio que apenas despuntaba como una mutilación del paisaje en lo más remoto del árbol de naranjas. La sed se iba levantando como un sol embrutecido por sobre las hambres calcinadas.(…)
Los niños caminaban en la mañana fresca sobre aquella montaña amarilla, cuando uno de ellos se hundió y sus pies quedaron atrapados en la ceniza caliente. Sus gritos estallaron en el aire como una tempestad de ortiga. Después de cincuenta años, su grito es hoy el mismo grito mutilado de los árboles, la misma herida incesante en la memoria de los ríos, el mismo canto de las aves calcinadas en el viento que aún palpita. Por aquél tiempo llamado de “la revolución verde”, con la promesa tecnológica para el campo y mucho dinero en manos de los gamonales, a los pueblos no les quedó otro camino que levantarse ante los fogonazos de la injusticia; el progreso había llegado hablando en idiomas extraños con una jauría de verdugos progresistas. Tal vez los niños nunca pudieron saber que aquellos pies fueron quemados por la miseria envalentonada y los desechos de “la revolución verde”, la misma “revolución verde” que los había arrancado de sus tierras, allá por las décadas de los años cincuenta y sesentas.Desde la historia que se escribe con la ortografía del camino, con el alfabeto tallado por las raíces del alma, a mi niño que juega amasando la arcilla entonando la danza del planeta que ama; a mi esposa que teje con la piel de los sueños esta insomne esperanza; a las mujeres y a los hombres cuyos nombres me abren las puertas de sus casas, y en sus mesas florece la pasión militante de sus tibias palabras.

De “El amor a la humanidad de los hombre de rapiña”

Comentarios

Giovanny ha dicho que…
Agradecido por tus enseñanzas y con una fe infinita de volver a encontrarnos....... VGCM

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