Culebrón Timbal: Una serpiente que cambia de piel
Conoci al Culebrón Timbal en el 2001 para una entrevista con Hecho en Buenos Aires. "¿No leiste Mascaró de Haroldo Conti?", me preguntaron. "Si queres hacé la nota, pero si no leiste Mascaró no vas a entender al Culebrón". Yo obediente, fui, conseguí el libro, lo leí y volví y me mandé a un piquete en La Matanza. Erán epócas post viaje por Sudakamerica: arte piquetero, talleres de murga, casona en Floresta...Entre el Culebrón y Conti me lanzaron al Camino. Eran para mi épocas pre viaje por Sudakamerica: la Domingo Quispe Ensamble, Hecho en Cali, encuentro con el Evo en Bolivia... Diez años después los volví a encontrar para una entrevista con Rolling Stone en Moreno con un trabajo de organización barrial y cultura que está finalmente revolucionando el conurbano. Quien sabe por qué misterio de la parrila periodística, ninguna de las dos notas se publicó. Acá van nomás.
Otra forma de producciòn cultural
Para el Culebrón Timbal las viejas recetas
culturales ya no sirven. “Hoy está tan cagada la banda que quiere entrar en un
sello grande como la que toca con pasamontañas como el subcomandante Marcos.
Económicamente estamos jodidos todos, salvo una pequeña franja que logra
meterse en televisión, vender temas. Para nosotros hay que realmente armar otra
cosa. Hay que tener recursos de izquierda pero seguir probando el mercado. Hay
que armar otra forma de sostenimiento económico de la cosa cultural, porque el
mercado se va achicando cada vez más, y aunque tenga toda la guita, tiene ideas
viejas”, teoriza Balán.
NOTA I (2001):
Culebrón timbal: Una serpiente que cambia de piel
Hacen rock, comic, teatro, murga y ayuda
social. Recorrieron Latinoamérica en un colectivo y se acercaron a La Matanza para instaurar el Arte Piquetero. Dicen que es necesario crear otra
forma de producción cultural. Un arte territoral del conurbano.
Cuando el escritor y periodista argentino
Mario Eráclito Cardoso me habló, sobre las arenas de su exilio jubilatorio de
Puerto Pollensa, del monstruo de las mil cabezas informativas, jamás me imaginé
que se refería al Culebrón Timbal.
¿Qué es el Culebrón Timbal? Un comic,
asegura Leopoldo Saenz (el deforme) con gala de protagonismo. Una banda de
rock, canta el ricotero de José Leon Suarez. Una asociación de murgas del Gran
Buenos Aires, repiquetea un parche de San Miguel. ¿El Culebrón?, donde bailan
los piqueteros, comenta un vecino de La Matanza. Un grupo de teatro, confirman en la calle Niceto Vega. Un centro
cultural, dicen en Floresta. Un carromato que recorre Latinoamérica, comunica
Sirio Mendez, periodista borgeano que se vanagloria más de leer artículos que de escribirlos. Una
organización social, se arriesga un voluntario del conurbano. “Hay que matar a la cultura del
espectáculo para hacer algo artístico realmente interesante”, asegura el propio
Culebrón Timbal en su página web.
Eduardo
Balán, el líder de este grupo de artistas del conurbano que escapan a las
definiciones prefiere decir que el Culebròn Timbal es
“un proyecto cultural alternativo. No es
solamente espectáculo, sino laburo, talleres, espacios, producción de cosas,
trueques, de todo un poco. Sus integrantes no sólo tocan en una banda sino que
escriben guiones, hacen historietas, trajes, y hasta plomería.
“Tocábamos
en una banda de rock de San Martín, pero en un momento de impass yo me metí con
la historieta. Y salieron tres comics ambientadas en el conurbano” cuenta
Balán. De esa aventura en el comic nació Leopoldo Saenz, el deforme, un hombre
del futuro afectado por la radiación y ocultado por el gobierno para no asustar
a la población. Y Tortita Negra, un líder de una banda del conurbano que
comienza a transformarse en una especie de mesías a contramano del poder de
turno, gracias a una secta que sostiene que el Gran
Buenos Aires es una zona sagrada de donde saldrá otra era de la humanidad. Y el
loco Herbert, anclado en el tiempo por culpa del cuadrante cero y del tren
fantasma que pasa por la estación de Aristóbulo del Valle en Puente Saavedra.
La curandera Mama Carla, la bailanta Megamoto, el tablero sagrado de La Talabarda, el inefable Luis Fanega, el presidente Porfirio Díaz, Seguridad
Americana, el Sepulturero, las tiras creadas por Balàn incluyen toda una serie
de historias que se acercan al policial negro norteamericano y que al igual que
cualquier relato de Hammet muestran el crimen como un hecho social, como una
consecuencia del poder político y sus vericuetos.
“Después
armamos como una banda de sonido de ese comic. Y luego
la cosa fue espiralada, porque nos dimos cuenta que el vivo no podía ser un
concierto tradicional de rock sino algo más ritual. Entonces empezamos a armar
los recitales como si fueran una celebración de esa secta del conurbano de la
historieta, y empezó a aparecer el teatro, la murga, la cumbia mezclada con el
rock” , continúa relatando Balán.
El grupo editó "Culebrón
Timbal"(1996) y luego "Territorio"(1999), dos trabajos con
comics, música y hasta un juego de mesa (La Talabarda). De esos trabajos surgió la teorìa del Arte Territorial,
desarrollada por Jeri Bulkas, y que llevó al Culebrón Timbal a su máxima
aventura: recorrer Latinoamérica en un ex coche de la lìnea “El Colmenar” de
Moreno llevando música, comic, talleres e ideas, compartidas con diversas
organizaciones barriales, los Sin Tierra de Brasil y hasta el propio
Subcomandante Marcos.
Con semejante viaje, no es de extrañar que
Máscaro (un héroe americano) se halla expandido como una plaga entre los
integrantes del Culebrón Timbal. El último libro de Haroldo Conti relata el
peregrinar artístico del Circo del Arca por una serie de pueblos perdidos. Una
historia sobre la revolución del arte, donde los revolucionarios (los artistas)
también toman un poco de su propia medicina.
“Mascaro nos pegó por distintas razones a
cada uno. Veníamos de la experiencia del viaje, pero un viaje que se transforma
a sí mismo y que transforma la realidad. Hasta hay cosas escritas ahí que yo
las sentí físicamente. Cuando terminamos el viaje pesábamos quince kilos menos,
estábamos enfermos y a los que quedábamos, solo nos sostenía la mística del
viaje. Como en Mascaro, que los personajes se vuelven espectros de sí mismos.
Nosotros sentimos algo parecido. Y lo sentimos en todos nuestros proyectos. El
Culebrón Timbal nos está comiendo cada vez más la vida.”,explica Balán.
El arte desde lo social.
Para el cantante, compositor e historietista
“hubo un antes y un después del viaje. Porque ahí hubo gente que se dio cuenta
que no era una banda tradicional de rock y se fue. Hasta ese momento la parte
más multifuncional era una cuestión marketinera, el packaging. Pero con la
movida del viaje surgió lo que muchos ya veníamos viendo como no solo una
cuestión táctica, laburar con organizaciones sociales”.
A Balán se lo puede ver entredormido una
tarde de sábado en la facultad de ingeniería, esperando que el Polo Social
termine de usar sus equipos de sonido para su acto inagural, o dando talleres
de comunicaciòn barrial en el conurbano, o en las reuniones de sellos
independientes, o en Crónica TV cuando el mítico escenario del Culebrón Timbal,
elaborado con tachos de plástico y maderas, “implotó” (Cronica dixit) frente al
peso de los piqueteros.
“Le agradecemos al compañero Eduardo, que
es una maza y siempre esta dispuesto a ayudar en todo”, le dice al público el
líder del grupo Santa Revuelta durante el corte de ruta de 48 hs de Septiembre
en La Matanza.
De hecho, cualquier piquetero, ajeno
o no a las canciones del grupo de rock, sabe perfectamente que es el Culebrón.
Ese colectivo rojo coronado por una cara simpática que se usa de centro de
operaciones de los piqueteros. Allí suben los oradores, los músicos invitados,
los dirigentes barriales se acercan para enviar comunicados. Durante aquella
jornada, el Culebróm Timbal también organizó una serie de actividades
culturales que bautizaron “Arte Piquetero”
y que incluyó una radio abierta, un taller de dibujo (donde los
diferentes barrios mostraban su visión de la realidad), una muestra de cine
ambulante, y el recital del grupo de rock, incluído el mítico relato con
historietas del primer piquete que hizo Mama Carla.
“Fue como llevar el espíritu de Mascaro al
cruce”, explica Balán, aunque aclara que “hubo muchos encuentros pero también
muchas distancias. Lo que hacemos tiene una estética cercana a Todo Por Dos
Pesos y no es algo popular. En el corte va una banda de cumbia y es otra cosa,
baila todo el mundo. Nosotros vamos a mostrar lo que hacemos y a tratar de
generar alguna cosa distinta. No es una música que este pensada o imaginada
para producir cosas masivas. De todas maneras esta propuesta es algo que está
empezando, que no sabemos a donde puede ir. Ahora viene una especie de movidas
en toda la zona de San Miguel y Malvinas, unos festivales barriales que
terminan en una actividad grande a fin de año con una obra con muñecos donde
aparezcan los punteros, la cana, y que sea una obra que se pueda hacer en la
calle, medio itinerante, alrededor de cuatro esquinas distantes. La idea es
hacerla con los pibes, que creen la historia y fabriquen los muñecos”. “No
buscamos solo mostrar nuestro arte, sino las herramientas para que la gente
cree su propio arte”, aclara Norberto Ortiz, maestro de ceremonias de la banda
y un miembro importante del Culebrón Timbal.
La banda, a través de su percusionista,
Gerardo Tabor, ya viene también
desarrollando desde al año pasado, talleres de murga en barrios del conurbano.
“Empezaron como una forma de generar una organización comunitaria, porque en el
conurbano hay millones de habitantes que no están organizados. Y la murga es
una forma de organización comunitaria medio básica”, asegura. “La gente empieza
a acostumbrarse a trabajar en grupo primero como forma de hacer un espectáculo,
pero después ven que es mejor juntarse con el tipo de al lado que pelearse. Los
pibes se dan cuenta que el chico de la otra barra tiene más cosas en común con
él que Tinelli, que lo ven en televisión y es el ídolo. No hay muchos otros
lugares tan honestos y sinceros para protestar y salir a la calle como la murga.”,explica
Tabor que dio sus primeros pasos en la murga Mala Yunta, a pocas cuadras de
donde ahora tiene el proyecto de crear “ un espacio para albergar a todas las
murgas del conurbano”.
Es una de las tantas actividades planeadas
para la Cueva del Cascarudo, una vieja construcción de Floresta, donde tras mucho
trajinar, y luego de una breve experiencia como administradores de la exCasa
del Mate en Niceto Vega, los Culebrón Timbal han encarado su propio centro
cultural. “La idea es armar un nucleo de laburo”, dice Balán en un respiro de
las actividades para remodelar y poner en orden la casona abandonada. Sobre la pared
una serie de planos e instructivos describen metódicamente la acciòn del grupo
para el año que viene, una kermesse cultural que recorrerá el suburbano con un
epicentro en la
Cueva del Cascarudo.
La nueva aventura
“Van a ser tres discos. La idea es que la
kermesse se haga en tres pasadas, la primera en marzo, incluyendo San Miguel,
Morón, Quilmes, Lanus, San Justo, Lomas de Zamora y Capital. Con la entrada se
va a entregar un comic de una veinte páginas y un compact con canciones y
radioteatro”, cuenta Santiago Pian, guitarrista, arreglador, pero también la
cara seria y organizativa del Culebrón Timbal. “Estámos tratando que sea lo más
barato posible, algo así como cinco pesos”, agrega.
¿Comic, Cd, espectáculo, todo por cinco
pesos? “No me parece mucho. El arte tiene que ser contrapartida de la realidad.
Y hoy a la gente no le alcanza, quiere más”, dice Pian, y Balán aclara que “la
idea es sostenerlo, no hacer asistencialismo musical”. De hecho los compacts
van a grabarse con el dinero de las presentaciones de la banda durante el 2001.
El tercer disco, no sólo promete ser,
coherentemente, triple, sino que también tendrá cambios en la música. “Los
nuevo integrantes han aportado sonidos e influencias nuevas. Antes era un rock
más cuadrado ahora hay jazz, murga, tango”, dice Marcelo Pijachi, tecladista de
la banda, que también está conformada por Emilio Hernández en batería, Matías
García en bajo, Luis Gasparoto, Lorena Pruneda y Ernesto Pezzani, en saxos y
Juan Manuel Aguirre en coros y charangos.
“Los
otros discos todas las letras y la mayoría de las músicas eran mías, ahora hay
temas de Pian, y temas que hace toda la banda” , afirma Balán. “El esquema es
forzar a que todo el mundo componga porque hay temas medios cirquenses con
caños o bandoneón. Estámos buscando una estética común y que la producción sea
múltiple”, explica.
Está vez, la historia del disco y del comic
transcurre en la kermesse de Trancado, tendrá que ver con el profesor Berto,
que está buscando a Cachorro, un adolescente de barrio que juega muy bien a la
pelota y puede devolverle la mística al fútbol. El profesor Berto no es un
personaje cualquiera, sino que es el propio Norberto Ortiz, el presentador,
utilero, escenógrafo y sostén filosófico del Culebton Timbal. A la hora de
describirlo sus compañeros sostienen que “él podria ser cualquier personaje de
Mascaro”. Durante los shows el profesor Berto se calza el smoking (en los
comienzos era un traje de cura) y se encarga de hacer las introducciones a los
temas. Nadie que halla visto al Culebrón Timbal se olvida de su figura.
“Es un personaje interesante y cuando le
hacen una pregunta siempre reacciona con algo de peso”, define Balán a este
carpintero obligado a semi retirarse en esta era sin oficios. Berto aclara que
“ahora estoy todo el tiempo pensando en los próximos pasos del Culebrón Timbal.
Porque eso es lo que nos sostiene”. “Espero que alguna vez el proyecto sirva
para que podamos vivir de esto”, se esperanza.
Para el nuevo espectáculo, el Culebrón
Timbal también ha formado un grupo de teatro y una murga, Los Furgoneros.
“Cuando empezamos armar el nuevo espectáculo, nos dimos cuenta que
necesitábamos esos elementos. Y nos propusimos armarlos”, explica Balán. “Tanto
para los Furgoneros como para el grupo de teatro nosotros tiramos la base de la
historia y ellos la están reinventando.
Porque esta etapa también intenta reinventar el Culebrón”, asegura.
Dentro del grupo de teatro está Ernesto Pezzani, saxo del grupo. “Hay más o
menos diez personas. Estamos empezando a armar los personajes y a hacer
ejercicios de teatro, porque muchos no sabemos nada al respecto”, comenta. La
experiencia la está aportando Juan Serafin, clown de profesión,
“Estamos haciendo un bosquejo general de lo
que puede llegar a pasar el año que viene. No vamos a estar en una esquina si
no entre el público y no va a haber un escenario sino que todo el local va a
ser usado. El show dura como dos horas así que va a ser una carga bastante
grosa aguantar un personaje toda la noche” comenta Pizzani.
De la murga se va a encargar Tabor. “Tratamos de insertarnos en la
historia de la kermesse con alguna parte del comic. Y escogimos el tren de los
desterrados del tiempo. Nos interesó pensar que le pasaría a un tipo que no
tiene referente temporal. Musicalmente puede ser caótico” explica. “Después de
ver a Los Furgoneros la gente va a quedarse con la inquietud de que uno es lo
que es en función del tiempo en que vive. Hay una cultura que lo cruza a uno”,
asegura. Con respecto a la parte musical, Pian aclara que “ va a ser una banda
contratada por la kermesse que sube a tocar de vez en cuando”.
“La historia te va a cerrar cuando tengas
acceso a todas las cuestiones, la música, el comic, el teatro, la murga. Cada
pasada tiene un cierre individual, pero como en la revista Pulp Fiction, todas
las pasadas son parte de una historia general que va a cerrar al final del año,
luego de las tres pasadas”, comenta el guitarrista del Culebrón Timbal.
De todas formas, Balán aclara que “ el
componente que más nos inquieta a todos tiene que ver con lo social. En el
proyecto de las recorridas estas del año que viene esta el tema que nosotros
toquemos pero también vamos a crear un portal para los barrios, dar talleres de
counicación, de murga, fotografía. Son temas políticos, de transformación social,
el arte es como la simbología o el medio. Nosotros vamos a presentar la
estética nuestra pero como un proyecto que tiene otras aristas. Genera un
espacio publico y ayuda a crear iniciativas. La idea es que al final del
reccorido halla como una redque sirva para un circuíto cultural solidario”.
“Si vos querés ganar plata solo tocando,
estás fuera de espacio y de época. Nos organizamos para que las cosas
económicamente empiecen a funcionar, y están funcionando. Lo que hay que
abandonar es todas las recetas viejas de estrella de rock, de llegar y
preguntar si todo está listo. Hoy hay que armar sonido con lo que se tenga, juntar
gente, muchos amigos, aguantar formas de pensar distintas” explica.
“A mí me pasan cosas raras. Cuando estaba
organizando la Casa del Mate, a veces venían chicos a pedirme para hacer fiestas y no
podían creer que yo era el mismo que tocaba en el Culebrón. El rock esta
planteado desde arriba del escenario, bien lejos” agrega Pian.
“Yo personalmente siento que la crisis que
hay es estruendosa, son todas nuevas formas de circulación de viejas ideas.
Pero en un momento se acaban las cartas. Hay una crisis más profunda que la que
se puede resolver con productos nuevos. La crisis es que no hay procesos de
producción nuevos” dice Balán tratando de explicar algo que solo se llega a
comprender viendo a los Culebrón Timbal transitando con su Carromato el conurbano,
arreglando la
Cueva del Cascarudo, llevando el arte
al Gran Buenos Aires y mezclándolo con lo social, para volver a reinvertarlo en
un proyecto con infinitas definiciones, el monstruo de las mil cabezas
informativas de Mario Eráclito Cardoso.
“Ahí va, es una serpiente que cambia de
piel”, cantan los Culebrón Timbal.
El arte encuentra su función en el círculo
de la indisciplina creativa y solidaria que circula por las calles.
Como se sabe, las cosas no empiezan donde
el poder dice que empiezan , por eso es que pueden terminar donde el poder no
quiere que terminen. Ninguna escuela artística , ninguna
tendencia, ningún nuevo pensamiento brotó positivamente de los laboratorios
metáforicos de las academias ni de las cuevas de la bohemia, sino de la cruza
entre estos relatos y el choque furioso de las fuerzas microscópicas del
conflicto social dado en un territorioHay que sacar al artista del comienzo del
arte y luego sacar al arte de los canales del arte. Artista pinta tu aldea que ni siquiera
pintaras tu aldea
NOTA II (2011):
Culebrón timbal: El cuenco de las ciudades mestizas
Han
recorrido toda Sudamérica con un viejo colectivo que después usaron para apoyar
con arte y cultura las protestas piqueteras pre 2001. Sus producciones incluyen
rock, murga, comic, teatro, cine y ciencia ficción contada desde los barrios
del conurbano bonaerense. Desde hace ocho años regentean un predio en Cuartel
V, Moreno, donde tienen una escuela de arte y un plurimedios barrial.
Saliendo de
la ciudad de Buenos Aires, apenas pasado Palermo, el ferrocarril Sarmiento
sortea nuevos asentamientos de gentes desplazadas del campo o quien sabe que
rincón de la ciudad o la economía, cada vez más pequeña y elitista. Ya desde el
tren se huele a conurbano. Se multiplican los vendedores ambulantes, los
punkies, los rockeros y esa densa gama de trabajadores cansados de la eterna rutina
del viaje cotidiano. También se multiplican las fuerzas policiales y los pibes
con gorrita con cierto tufillo a aquello que los medios de comunicación llaman
“inseguridad”. Se sabe, nos estamos internando en tierra de la bonaerense, el
gatillo fácil, las manzaneras de Chiche Duhalde, los desarmaderos de autos, los
puteríos y el saqueo a supermercados; las tomas de terrenos, las inundaciones,
la fruta por dos pesos, los nuevos militantes neoperonistas insertándose en la
diáspora piquetera, conviviendo con movimientos de desocupados y
emprendimientos autogestivos o culturales. Las obras de infraestructura nunca
alcanzan (o terminan) y los grandes carteles promocionándolas no parecen competir
en atención con los pequeños afiches ofreciendo bondis para ir a ver al Indio a
Tandil. Se sabe, esta densidad de población es la que define una elección
presidencial. En la provincia de Buenos Aires la pica electoral está ardiendo,
con una clara visibilización de los intendentes (uno de ellos, Martín
Sabatella, es candidato a gobernador y referente a nivel nacional). Sin
embargo, a pesar de eso, o por eso, o por alguna otra extraña razón, el
conurbano huele a olvido (a olla a presión a punto de estallar). Se siente el
caos, la violencia y eso que los medios llaman “miseria”. Pero también cierto
desparpajo, cierto libre caminar y estar que hace rato dejo de existir en la
orwelliana CABA de Mauricio Macri.
En la
Estación de San Miguel espera Eduardo Balán, líder y factotum del Culebrón
Timbal, a saber: agrupación de rock y murga, organización barrial, plurimedios
zonal, escuela de arte, y muchas sorpresas más. El tipo no cuadra ni en pedo en
el rótulo “cantante de rock”. Ya pasa los 40 largos y se nota a la legua que su
exceso más grande es clavarse un choripán a media tarde. Más bien es de esos
que cuando te hablan están pensando en lo que tienen que hacer después.
Parecido al político de barrio que interpreta en el mediometraje El Cuenco de
las Ciudades Mestizas (última producción multimedia de la banda). Sólo que para
él la política y el barrio son otra cosa.
El Culebrón
Timbal nació en el 97 en San Martín como una obra de murga y teatro y luego un
comic y una banda de rock. Dos años después tuvieron la idea de viajar por
Latinoamérica. Doce mil kilómetros presentándose en centros culturales y
organizaciones sociales, tomando contacto con la
Confederación Nacional Indígena de Ecuador, los Sin Tierra de Brasil o la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua. “Cuando
terminamos pesábamos quince kilos menos, estábamos enfermos y a los que
quedábamos solo nos sostenía la mística. Fue un antes y un después. Ahí hubo
gente que se dio cuenta que no éramos una banda tradicional de rock y se fue”, cuenta
Balán, uno de los que resistió el embate y las enseñanzas del viaje.
Antes,
durante, y después de la crisis dosmiluno, el Culebrón Timbal regenteó dos
centros culturales en Palermo y Floresta, editó tres discos multimedia
(Culebrón Timbal, de 1996; Territorio, de 1999 y 2163, del 2003), inventó el
arte piquetero e hizo giras por todo el conurbano. Finalmente por esos extraños
círculos que da la serpiente de la vida, recalaron en Cuartel V, Moreno.
“En el 98
habíamos hecho talleres de comunicación con organizaciones barriales de la zona.
Nos hicimos conocidos con unos 200 dirigentes, señoras de las guarderías,
comedores. Caíamos con el Carromato y éramos un personaje querido del paisaje. En
el 2003, cuando se nos hizo difícil sostener el centro cultural que teníamos en
Floresta, la
Mutual
El
Colmenar nos ofreció cedernos en comodato una parte de un terreno que tienen en
Cuartel V. Nos fuimos con todos los bártulos para allá y empezamos a reorganizar
el laburo ya en ese territorio”, rememora Balán mientras atiende el celular y
avisa que en un rato se tiene que rajar a buscar a sus pibas al colegio.
El “Carromato”
es el ex bondi de la línea El Colmenar con el que recorrieron Sudamérica y
encabezaron las marchas de piqueteros a Plaza de Mayo en el 2001. Y lo que
Balán llama “territorio” son los partidos de Moreno, San Miguel, José C Paz y
Malvinas Argentinas, en el conurbano bonaerense. Lo que él llama “laburo” en el
“territorio” va más o menos así:
Apenas
llegado a Cuartel V, el Culebrón convocó a otras organizaciones del
“territorio”, como la Mutual El Colmenar (transporte), el Club
Defensores del Chaco (fútbol barrial y callejero) o la Mutual Primavera (economía social) para editar un
periódico, “La Posta Regional”. El primer número coincidió con el
intento de desalojo de la
Mutual
El
Colmenar. Las organizaciones se unieron para resistir. Y lo lograron.
Desde el
2004 implementaron la “Caravana Cultural de los Barrios”, llamados también, los
“Aguantes de la Cultura”. Encuentros al aire libre en los
que las organizaciones comunitarias instalan un escenario para artistas zonales,
radio abierta, feria de economía solidaria, una carpa de talleres de arte, prevención,
experiencias exitosas de organizaciones populares, Educación, Salud, Vivienda,
mejoras barriales, Empleo, etc.. Además se organizan actividades recreativas
para chicos y propuestas deportivas, hay proyecciones de cine y se cierra todo con
una gran marcha de murgas y comparsas.
En el
predio de la
Cuartel V, además del plurimedios del Culebrón Timbal (una agencia de noticias,
un diario, una radio comunitaria y un canal de televisión), funciona la ”Escuela
de Arte Popular” donde asisten 100 pibes de los barrios de Mayor del Pino, Don
Sancho y San Norberto, que llegan a la escuela a bordo del Carromato. Se han
capacitado en los últimos años a más de 1500
promotores culturales.
Los, más o
menos, veinte integrantes del Culebrón Timbal se reparten entre estas
actividades y las presentaciones en toda la provincia.
Con esa
base de acción, entre el 2005 y el 2006, junto a otras organizaciones del
territorio, la organización implementó una consulta popular sobre 1600 familias
acerca de su opinión sobre la democracia que tenían, en que se gastaba la plata
del municipio, y cuál era su opinión acerca de la propuesta de presupuesto
participativo (explicada en una foto novela realizada por el grupo).
Encuesta en
mano, con un Aguante La Cultura en la puerta de la municipalidad de
San Miguel, los pobladores y organizaciones de la zona lograron presionar a los
políticos barriales para que aprobaran un viejo proyecto de presupuesto
participativo hasta entonces cajoneado. Según la ordenanza un 7% del total de
recursos del partido se destina a proyectos elaborados y votados por los
vecinos de los barrios. Son 100 iniciativas por año con un costo entre 60.000 y
70.000 pesos, desde cloacas a gimnasios deportivos, talleres de oficios o
promoción de actividades culturales.
“Ahí la
estética del Culebrón y la idea del territorio fue muy importante. Probamos que
las acciones culturales pueden generar un quilombo político muy importante.
Todo esto se logro con radios comunitarias, caravanas de carrozas, obras de
teatro o fotonovelas hechas por los pibes. Fue interesante la síntesis que hubo
entre acción cultural y formación política”, teoriza Balán poco antes de
subirse a un remis en la estación San Miguel.
Rock
multimedia inserto en el mercado social.
La última
producción del Culebrón Timbal, El Cuenco de la Ciudades Mestizas, continúa la propuesta de sus
trabajos anteriores, un cd, un libro de comics y un juego de mesa. Ahora se
agrega el dvd. “Estuvimos tratando de
idear un tipo de historia que tuviera la estética del conurbano pero con un
poco de policial negro, ciencia ficción y realismo mágico. Que pudiera decir
las cosas en las que creemos, que tiene que ver con un cambio en la mentalidad
de la gente respecto de la transformación de la realidad y del tiempo”, explica
Balán y aclara: “nosotros somos artistas, lo que hacemos tiene calidad, nos
cuidamos que el planteo ideológico no sea una especie de coartada”.
Situado en
el Cruce Derqui, El Cuenco de las Ciudades Mestizas, plantea una historia
futurista de mundos paralelos con cielos invadidos por información digital y
repúblicas independientes con democracia participativa reclamando por el
“derecho al cielo”. El destino de la humanidad se define en un baldío del
conurbano en una lucha entre organismos de seguridad y líderes comunitarios en
medio de un desfile de carrozas. El mediometraje, realizado con una sola cámara
y efectos especiales tiene en los papeles principales a los Soto, una familia
de actores barriales de Moreno. El comic reúne jóvenes ilustradores del
“territorio” y en el disco, con producción del Goy Ugalde de Karamelo Santo, se
escuchan discursos del Movimiento por la Carta Popular, responsable de hacer realidad el
proyecto de presupuesto participativo.
“Me parece
que eso es mucho más cercano al espíritu de los Redondos que toda esa cuestión
de llenar estadios” dijo alguna vez Skay refiriéndose al Culebrón Timbal.
“Nosotros
el espíritu de lo que hacemos es rock. Lo que hizo el rock en la cultura fue
introducir una potencia democratizadora y mestizadora muy fuerte. Y acá en
Argentina la tradición del rock barrial se puede leer como que los sectores
populares tomaron esa cultura para expresar caótica y contradictoriamente
muchos elementos de la vida cotidiana de los pibes en los barrios. Hubo un
fenómeno de producción social que desbordó los canales de la estética que el
mercado tenía generado. No estaba en la agenda que pasara todo eso. Las
banderas, la fiesta, los redondos llenando estadios de fútbol... Y en ese
sentido el mercado es analfabeto para entender ciertas cuestiones. Solo ve
lucro. Cromagnon fue el desenlace de ese desentendimiento. Ahora hay que
construir otra industria cultural. Nosotros estamos haciendo un intento
conciente de eso”, explica Balán.
Puntos de
Cultura
A fines de
diciembre del año pasado, la Plaza del Congreso se lleno de murgas y
carpas con experiencias comunitarias de todo el país. Un “Aguante la
Cultura”
nacional.
“La idea
fue entregar simbólicamente el proyecto de ley de los Puntos de Cultura.
Mostrar a la sociedad de que hablamos cuando hablamos de cultura comunitaria,
que no es solo arte pobre para pobres, sino que es otro modelo de producción
cultural. La cultura comunitaria no es algo de izquierda o de derecha, es una
cultura donde la democratización es parte de la estética, y del hecho artístico
cultural o comunicacional que se genera”, cuenta Balán.
El proyecto
surge de la ley de Puntos de Cultura vigente en Brasil y la norma aprobada el
año pasado por el Mercosur, fomentando su implementación en todos los países
del bloque. En Brasil xxxxxx
“Se trata
de apoyar a dinamizadores de la producción cultural comunitaria. La gente ya
produce más de lo que el mercado puede bancar. La Unión de Músicos Independientes edita por
mes 70 nuevos títulos, más de los de cualquier disquera internacional. Así lo
mismo con las radios, los grupos de teatro comunitario. El tema es crear otra
industria cultural. Esta cuestión de estar pendiente de lo que hace gente como
Ricardo Fort es un dato de que la industria cultural tiene un cáncer”, propone Balán,
y tira las estadísticas: “empezamos a hacer el relevamiento hace un par de
meses y ya tenemos como 1500 organizaciones culturales de base comunitaria. Yo
creo que debe haber más de 100.000 entre las bibliotecas populares, centros
culturales, talleres de plástica que trabajan con los pueblos, las salas de
ensayo comunitarias, decenas de miles que todo el tiempo están laburando
sosteniéndose en la voluntad de la gente”.
El proyecto
de ley estipula destinar el 0,1% del presupuesto nacional (unos 245 millones de
pesos anuales) a 3.000 organizaciones culturales barriales que inciden en 9
millones de personas en la Argentina.
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